No creo a nadie capaz de escribir un libro sobre el holocausto tan duro como Postales del este, pero esta canción de Auschwitz roza en muchos momentos esos niveles. Donde si coinciden Monforte y Aspas es en el mensaje: Que nadie olvide. Que se transmita de generación en generación para que no se repita. Para que jamás en el mundo vuelvan a existir parques de atracciones donde las atracciones sean las peores humillaciones conocidas por y para un ser humano. La novela que nos ocupa esta basada en personajes y hechos reales. Muchas de las escenas descritas son conocidas por todos: Los trenes de ganado, las "selecciones", la cámara de gas, los crematorios, las prisas de los nazis por destruir las "pruebas", la llegada de los rusos y sus violaciones o incluso el desalojo de Auschwitz en condiciones climáticas infrahumanas. Las diferencias más notables son, por un lado, los personajes que nos presenta el autor, de los que existe poca o ninguna literatura, escapando de los torturadores más conocidos, y, por el otro, las disyuntivas morales de estos. El aragonés nos da una visión distinta de algunos oficiales y funcionarios Nazis. Como el contable, que pide continuamente su traslado a Berlín porque no soporta las atrocidades que va conociendo y expresar su opinión contraria siempre acarrea problemas. La canción de Auschwitz es una novela corta, sencilla, dura e intensa, protagonizada por Helena, judía eslovaca ( primera vez que leo algo con víctimas de este país) que llegará al campo de concentración como tantas; pensando que va a trabajar en una fábrica militar alemana. El argumento es lo de menos. Apenas existe un pequeño romance que sirve para darnos un poco de luz ( y un respiro) entre tanta agonía. La fuerza del relato reside en la crudeza, en como todo está diseñado para romper primero inocencias, después voluntades y finalmente almas. Aplaudo todas esas obras que no esconden nada. En realidad, no soy amigo de esta nueva "tendencia" a reescribir la historia dulcificándola. Esos falsos atributos que se le conceden a "nuevos héroes históricos" en épocas que no le corresponden no conducen a nada. Menos aún los censores del siglo XXI que evitan hablar del papel que ocupó quien sea aludiendo a no se muy bien que dignidad. Por horribles que fueran o precisamente por ello, lo mejor que podemos hacer es contar las cosas tal como fueron, para aprender y que no se repitan. Porque merecemos la verdad. Francisco Javier Aspas hace en su novela un trabajo, serio, responsable y veraz. Las historias más duras han de narrarse de forma sencilla, para que nadie se despiste. Todo un acierto que recomiendo si eres capaz de soportarlo. + Leer más |