Para terminar con el juicio de Dios

Apenas hace falta poner resistencia o mantener una posición,
ya no queda nadie.
Apenas hace falta ser alguien para vivir,
el hombre se retira.
Mirándolo de cerca,
solamente supo ser algo,
pero nunca alguien,
para ser alguien
hay que tener un hueso,
no tener miedo de mostrar el hueso,
y perder la carne al pasar,
al hombre siempre le ha gustado más la carne
que la tierra de los huesos.

EL DEBER
del escritor, del poeta
no es ir a encerrarse cobardemente en un texto, un libro, una revista de donde ya nunca más saldrá
sino por el contrario salir
afuera
para sacudir,
para atacar
el espíritu público,
si no
¿para qué serviría?
¿Y para qué nació?

[...] allí donde había un olor hediondo,
donde se luchaba sin esperanza
salvo por la afición de la raza
a ser fuerte
y donde no había que ganar el ser
sino que había que perder la vida,
[...]
allí el hombre se retiró y huyó
porque nunca le gustó tratar de combatir
[...]

De una vez por todas,
para que se entienda bien
y se recuerde
de una vez por todas,

reniego del bautismo,
escupo sobre cristo
tan poco innato en la medida en que es profundamente inicuo y réprobo,
execro el signo obsceno y catastrófico de la cruz.

¿Dios es un ser?
Si lo fiera, es mierda.
Si no lo es,
no existe.
Pero no es,
sino como el vacío que avanza con todas sus formas
en la representación más perfecta
es la marcha de un montón incalculable de ladillas.

Allí donde huele a mierda
se huele el ser.
El hombre bien podría no haber cagado,
no abrir el bolsillo anal,
pero eligió cagar
como habría elegido vivir
en vez de consentir en vivir muerto.

[...] que los indios antes de Colón eran, contrariamente a todo lo que se pudo pensar, un pueblo extrañamente civilizado
y que justamente habían conocido una forma de civilización basada en el principio excluyente de la crueldad.

Sea como sea,
hay que considerar un pecado
y un crimen
el hecho de haber querido prohibir que una voz humana que se dirigía por primera vez en esta época a lo mejor del hombre
se expresara.

El hombre está enfermo porque está mal construido.
Hay que decidirse a desnudarlo para rasparle ese animálculo
que lo devora mortalmente,
dios,
y con dios
sus órganos.

[...] los organismos son los enemigos del cuerpo,
las cosas que lo hacen
pasan todas solas
sin el concurso de ningún órgano,
todo órgano es un parásito,
cumple una función parasitaria
destinada a hacer vivir a un ser
que no debería estar ahí.
Los órganos no fueron hechos sino para darles de comer a los seres,
mientras que éstos han sido condenados en su origen y no tienen ninguna razón de existir.