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Hablamos de Últimos archivos secretos de Sherlock Holmes, correspondiente a la serie Últimas extraordinarias aventuras del Sherlock Holmes apócrifo. Este es el tercer y último volumen de esta colección publicado por Editorial Funambulista y editado con mimo por David Felipe Arranz. Que Sherlock Holmes es el detective más famoso de todos los tiempos es algo que no se puede discutir. Su popularidad a nivel mundial es todo un fenómeno refrendado por continuas adaptaciones a otros medios de la cultura popular. Hay mucha gente que piensa que existió de verdad. Uno de los sitios de peregrinación más visitados de Londres es el Museo de Sherlock Holmes en el 221B de Baker Street. Muchos de los visitantes piensan que este personaje vivió allí, fumando su pipa y tocando el violín entre caso y caso. El escritor británico Arthur Conan Doyle creó a Sherlock Holmes en 1887. Lo hizo en las páginas de Strand Magazine para luego dar el salto a la publicación en libros novelados. El llamado “Canon holmesiano” se compone de cuatro novelas y cincuenta y seis relatos de ficción. Apareció por primera vez en la historia “Estudio en escarlata” como un detective alto, delgado y de nariz aguileña. El escritor le dotó de una personalidad fría e irónica, haciendo uso de un ingenio sorprendente. Intelectualmente inquieto, cultivaba todo tipo de tratados rechazando aquellos que no le aportaban conocimiento útil. Inteligente y observador, es capaz de resolver los casos más enrevesados gracias a su intuición y razonamiento deductivo. Conan Doyle rodeó a Holmes de varios personajes que fueron clave en sus historias. Su ayudante el Doctor Watson; su ama de llaves y sirvienta Señora Hudson; su hermano Mycroft Holmes, de carácter adusto e introspectivo; El Inspector Lestrade de la policía; y al fin, su némesis el malvado James Moriarty. Además de por las novelas, gracias a las películas, series de televisión y cómics, estos personajes son reconocidos por el público. ¿Qué pasaría si en lugar de Watson nos encontráramos con un joven ayudante llamado Harry Taxon? ¡Nos dejaría desconcertados! Lo que no todo el mundo conoce es el enfado de Conan Doyle con su personaje, del que acabó algo harto. No debía ser sencillo desarrollar estos complicados casos, algo que llevó al límite a su escritor. Seis años después de su primera aparición, Sherlock Holmes moriría en la cascada suiza de Reichenbach en el relato “El problema final”, enfrentándose a Moriarty. Miles de lectores protestaron llevando un crespón negro en el sombrero, lo que causó que el personaje resucitara, pro presión popular, en “El regreso de Sherlock Holmes”. Mientras todo esto sucedía surgían nuevas versiones del detective creadas por manos anónimas. Tras recopilar en los dos volúmenes anteriores todo este material, el editor David Felipe Arranz cierra la trilogía con esta selección de cuatro relatos. Sherlock Holmes sigue siendo el detective cínico, avispado y con una pizca de suerte de siempre. También lo vemos disfrazarse muy a menudo para pasar desapercibido. En la mayoría de estas historias le ayudará Harry Taxon en sustitución del doctor. La ama de llaves será la señora Bonnet y en vez de Lestrade está el capitán Morris para meter la pata en algunas ocasiones y auxiliar al detective en otras. En sustitución de Moriarty, en el primer relato “La querida del fiscal” encontramos a una devoradora de hombres llamada Lady Likeness, que no tendría continuidad en otras aventuras. Si bien el primer relato no tiene mucho de detectivesco, a partir de “Genio y Locura” encontramos a un Holmes más reconocible, donde usa sus disfraces y sus dotes, como la de adivinar de un simple vistazo a qué se dedica el visitante de turno tras cruzar la puerta de su despacho. La estructura de este segundo relato es ciertamente original, al ocurrir los acontecimientos en diferentes años, estando siempre Holmes como testigo casual. Gracias a esto podrá resolver la clave del caso. “El robo del diamante azul” es otra entretenida peripecia que involucra al propio Holmes gracias a su resolución de evitar la muerte de una dama. Para ello usará de su astucia en un principio disfrazado de ladrón. Luego, la trama se enredará de tal manera que el diamante azul quedará en un segundo plano hasta el desenlace. Holmes no duda en mezclarse con lo más bajo de la sociedad londinense con tal de resolver el caso, como sucede cuando visita a un personaje muy típico de aquella época en “El vendedor de cadáveres”, con una desagradable e ilícita ocupación pero que ayudará a Holmes a resolver una enrevesada trama. Estos relatos se publicaron originalmente en cuadernillos con el texto dispuesto en varias columnas. Para dar un respiro se incluían ilustraciones en blanco y negro, que para esta edición se han rescatado, algo que nos parece fenomenal. Según el editor la autoría de estas creaciones bastardas se atribuye al polaco Kurt Matull y al alemán Matthias Blank. Si bien ninguno de los dos está a la altura del maestro Conan Doyle ni se le acerca lo más mínimo, sí que se puede decir que los escritores apócrifos elaboran aventuras entretenidas. Tanto que la lectura de este bonito libro se termina en un suspiro. En definitiva, para los que ya han devorado el canon holmesiano, es muy recomendable leer estas divertidas y desenfadadas historias de este magnífico detective. Si encima se hace en una edición tan impecable como la que nos ofrece Editorial Funambulista, mejor que mejor. |
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