El ínclito y bienquisto Fernando Arrabal publica, en su editorial de cabecera, un libro compuesto por una acumulación de pinceladas de corta extensión e inconexas a partir de recuerdos (sin ajuste de cuentas) del propio autor, por las que deambulan Cortázar, Jacqueline Lamba, Camilo Otero, Jim Morrison, Buñuel, Warhol, su maestra Mercedes Unceta, Louise Bourgeois, John Giorgo, su amigo del alma Roland Topor, Carlota la hermana de Alfred Jarry, entre otros. Arraal alterna correspondencia anónima con sus recuerdos narrados con esa prosa tan peculiar y característica y menciona que está vetado por Facebook, explica cómo los surrealistas le iban a expulsar a él y a Jodorowsky y cómo Breton lo impidió, indica que se reconoce como ajedrecista y pintor más que como escritor, se considera lector de poesía beatnik, descarta haber formado parte de los cuatro avatares de la modernidad y rememora su primer estreno teatral en Madrid y en París. Esta no es una autobiografía al uso, ni siquiera un libro de memorias porque aquel que no conozca a Arrabal no va a lograrlo leyendo este libro, pero quizá es lo que más cerca ha estado Arrabal de rememorar de manera fragmentaria y a vuela pluma momentos de su vida. Es un libro que gustará a los seguidores de Arrabal, pero que puede despistar más que encandilar a los que no hayan leído antes al autor de "Fando y Lis". Se agradecería que el álbum fotográfico no se ciñera a los últimos años. + Leer más |