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Ángeles de los Santos (Traductor)
ISBN : 8418264713
224 páginas
Editorial: Editorial Periférica (26/10/2020)

Calificación promedio : 4.03/5 (sobre 16 calificaciones)
Resumen:
Si un libro es "como un jardín que se lleva en el bolsi­llo", éste hace realidad como ningún otro ese proverbio árabe, pues recrea la historia de uno fértil, armonioso y encantador, un verdadero vergel: narcisos, orquídeas, cri­santemos, dalias y campanillas azules brotan de sus pági­nas, cultivadas con mano maestra por el inefable jardinero Herbert Pinnegar.
El protagonista de esta maravillosa novela fue un niño so­litario que siempre mostró una pasión desme... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (13) Ver más Añadir una crítica
Beatriz_Villarino
 16 January 2021
Hay una pregunta que me viene a la mente después de leer este libro ¿Por qué los grandes jardineros han sido hombres tradicionalmente? Seguro que alguna mujer habrá ocupado el puesto, pero al hablar de jardines importantes, de auténticas bellezas que todo el mundo admira, casi siempre hay un hombre el frente del proyecto y de la obra final.

Después de pensar un poco y de reflexionar sobre cómo actúa nuestro jardinero protagonista creo que es otra causa de la actitud patriarcal de la sociedad.

El jardín es un espacio cerrado en el que la naturaleza aparece ordenada y seleccionada, constituye la consciencia que le falta a la naturaleza salvaje, y ya se sabe que lo inconsciente ha ido unido a la mujer. Asimismo, en los siglos XVI y XVII supuso un atributo femenino por ser símbolo de algo que contiene, «jardines con altos muros y cerrados con verjas de hierro». Además el mundo cerrado del jardín alude, desde tiempos inmemoriales, a lo perfecto, lo seguro. Es el espacio en la tierra que se presta a la contemplación, al deseo de dejar reflejado en este “paraíso terrenal” el mundo celestial. Lo hemos visto en cuadros renacentistas y lo hemos leído en Recuerdos de un jardinero inglés.

No soy amante de las flores especialmente y es una pena porque habría disfrutado de este libro mucho más (de serlo).

Me gustan los jardines, las plantas, la naturaleza… pero alejado de mi vida de ciudad, con el ruido de los coches, las conversaciones y las luces de los escaparates. Qué le voy a hacer. Debo ser una sentimental.

A pesar de todo he leído con agrado la novela de Reginald Arkell. Creo que su protagonista, a pesar de no disfrutar de otros entretenimientos o quehaceres, pese a no tener una familia real a la que querer y cuidar, ha sido feliz en su jardín; un microcosmos perfecto para la belleza, la ensoñación y la bondad. Herbert Pinnegar vive dos guerras sin que le afecte el hambre, la miseria, la desolación; es un apasionado del espíritu, lo material no importa. Sólo la belleza del interior de su jardín. Durante la época de mayor destrucción de la contienda «Empezó a sentir un feroz resentimiento contra todas las cosas y todas las personas implicadas en ese absurdo empeño de destrozar la belleza del mundo que él había conocido». En realidad es su mundo, espejo del creado por Dios. Y él ama su obra, como cualquier creador, por encima de todo. Y es feliz porque tiene hasta el final de sus días la fidelidad y la satisfacción que ninguna mujer podría darle.

Pinnegar decide invisibilizar todo lo que lo rodea hasta el punto de que apenas aguanta las conversaciones, tal es su timidez. Por eso mantiene la pureza que envuelve a la soledad, mantiene su ingenuidad, su desinterés y su nobleza. No pretendo quitarle el mérito de ser una persona honrada; aun tomando la decisión de vivir en un cosmos aparte, hay que estar dispuesto a afrontar las consecuencias y sobre todo amar aquello a lo que se dedicará todo el tiempo sin que le importen las interferencias externas. Difícil de llevar a cabo si no es una verdadera pasión, el reto de una superación constante.

La pasión de Bert Pinnegar son las flores, ocupan un lugar tan importante en su vida que el narrador, una tercera persona omnisciente, las personifica para que los lectores seamos conscientes de ello, «ahí estaban esos alegres muchachitos con sus gorgueras rizadas ofreciendo un espectáculo magnífico como un campo de ranúnculos». Por el contrario, cuando pretende dotar de alma a las personas las animaliza como seres propios del jardín «la señora […] revoloteando de acá para allá como una abeja o una mariposa».

La lectura de Recuerdos de un jardinero inglés ofrece un estado contemplativo inusual. No hay conflictos en la trama ni grandes temas que aporten cierta tensión en el ánimo del lector. El ritmo se mantiene con una suave cadencia mientras el narrador cuenta la vida de un niño invisible al que fueron conociendo gracias a sus actos y a la ayuda de tres mujeres importantes: la señora Pinnegar, madre de 6 hijos, lo adoptó y le dio el cariño de la madre que no conoció, la maestra Mary Brain lo impulsó a la jardinería y le inculcó sus primeros conocimientos de botánica, algo que, con el tiempo, le sirvió para trabajar de jardinero en la mansión de Charlotte Charteris durante más de 60 años. A cambio Charlotte será su ángel de la guarda durante el resto de su vida.

El tiempo de esta historia es largo, sin embargo el tiempo del relato pasa de forma tan fugaz que a veces ni lo advertimos, a no ser por las nominalizaciones que se hacen del protagonista según la etapa de su existencia, desde que la esposa del ganadero «lo bautizó con el nombre de Herbert […] el joven Herbert echó raíces en su nueva casa» hasta que encontró su primer trabajo «Bert Pinnegar se levantó temprano». El joven Pinnegar obtiene el rango de jefe de jardineros y entonces pasa a ser conocido por todos como el señor Pinnegar.

Cuando la señora Charteris empieza a perder facultades, él se preocupa por cómo envejece. Es todo lo que le importa pues de alguna manera ella forma parte de ese jardín. Ha pasado el tiempo y al jardinero se le conoce como «El viejo yerbas». En estas calificaciones también advertimos la relevancia que una persona tiene socialmente dependiendo de su edad o sus éxitos. En el relato se exponen los logros del jardinero con la finalidad de que el lector reflexione sobre los valores del esfuerzo, la constancia y la sabiduría, condiciones imprescindibles si queremos rodearnos de la belleza absoluta, en un mundo cambiante, y de la tranquilidad derivada de la experiencia.

Podemos afirmar que la perfección y la serenidad son los objetivos de Bert Pinnegar, y los consigue cuando es consciente de que puede distinguirlos al crear su propio universo, al ser juez de las creaciones de otros y al descubrir el propio devenir de la existencia: «hay unos engranajes dentro de otros. Estás en posición de ayudar a personas que están en posición de ayudarte a ti».

Para el lector implica un reencuentro consigo mismo, con la sensibilidad que late a pesar de todo. Herbert nos llama a seguir su filosofía para poder mantener, en todo momento, la dignidad y evidenciar en lo que hacemos alegría y entrega total. La recompensa que vamos a obtener en realidad no es económica sino de íntima satisfacción.

Con el Viejo Yerbas aprendemos que es conveniente demostrar gratitud por lo bueno que nos sucede y tenacidad para brillar en nuestros propósitos. Sólo así podremos llegar al final de nuestra vida medianamente ilusionados y felices.

El estilo es sencillo pero impecable; a pesar del vocabulario técnico abundante «almácigas, parterres, arriate, lobelias, flox, asteres, salpiglossis, berros de prado, flores de cuclillo…», todo se entiende a la perfección, pues en la prosa lírica, abundan imágenes literarias acertadas que facilitan la lectura. A veces incluso el significado literal encaja a la perfección con el metafórico, formando una unidad perfecta, «Allí encontró a Bert Pinnegar, arrancando los pensamientos marchitos y sin preocuparse por nada».

El carácter de los personajes queda reforzado, cuando al autor le interesa, con repeticiones que destilan cierto humor en la descripción y mucho cariño hacia la persona «Mari Brain se llamaba, una persona robusta con aspecto robusto, que empleaba métodos robustos para asegurar su ineludible objetivo».

Las descripciones humorísticas pasan por convertir el tiempo absoluto, abstracto, en unidades temporales equivalentes capaces de concretarlas a su antojo «Los caballeros de Paddington (eran 3) […] Sin duda nunca habían visto semejante espectáculo de asteres en sus tres vidas juntas».

Y humor también al aceptar cierto matiz antitético que se desvanece con la repetición del adjetivo «El jefe de estación […] se acerca al más joven y menos distinguido de este distinguido grupo». Con este y otros recursos no solo resalta la frescura de la juventud, Reginald Arkell consigue también una prosa joven, actual, capaz de soportar el paso del tiempo. Han pasado 70 años desde que se publicara la novela y, como su protagonista, no acusa la vejez, al contrario demuestra una total autoconfianza en sus metáforas, sus comparaciones y análisis. Algo imprescindible para ocupar eternamente el lugar que por pleno derecho una buena novela y una buena persona llegan a conseguir «todos se sintieron un poco aliviados cuando subió a los cielos en una nube de exasperación y Bert Pinnegar ocupó su trono».

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Wasalino
 14 August 2023
Traemos hoy a este foro una propuesta amable. Se trata de una novela publicada por la editorial Periférica cuyo título, Recuerdos de un jardinero inglés, nos da bastantes pistas. Su autor, Reginald Arkell, guionista y novelista inglés, vivió también los años que se narran en esta historia. Fue publicada en los años 50 bajo el título Old Herbaceous y se ha convertido ya en un clásico de la literatura inglesa moderna.

Se trata de una historia sencilla y precisamente ahí radica su mayor interés, en ella un octogenario en la etapa final de su vida rememora su periplo vital contándonos el discurrir de una vida tranquila, sin grandes sobresaltos, una vida consagrada exclusivamente a su gran pasión: la jardinería.

El protagonista fue un niño solitario enamorado de las flores silvestres que a lo largo de su vida tuvo la suerte de encontrar quien le estimulara para finalmente poder dedicar todos sus esfuerzos y conocimientos al trabajo paciente y meticuloso del cuidado de un jardín, pues acaba siendo, nada más y nada menos que jardinero jefe en una gran mansión. Es esta una típica mansión inglesa, en un típico pueblecito inglés al que no le falta nada para serlo: un párroco, una maestra de escuela, unos vecinos rebosantes de virtudes y defectos a partes iguales y, por supuesto, unos concursos florales que son la envidia del condado. Leemos esta historia inmersos en un jardín maravilloso, nos rodean dalias, campanillas, tulipanes silvestres, orquídeas, gordolobos…, pero sobre todo las páginas de este libro rebosan color: rojos vivos, amarillos intensos, suaves violetas y azules tan bellos que «llegan a doler»… Hay algo hermoso, por obvio, en esta novela, ni todos los patronos son tiranos despreciables, ni todos los trabajadores de estrato social inferior son grandes personas por el solo hecho de provenir de una capa social inferior y haber tenido una vida más difícil, los matices son comunes y a pesar de ello es posible el entendimiento.

Además de esta bonhomía que impregna toda la novela y que resulta tan oportuna hoy día, en algunos momentos el autor «colorea» más aún su texto con breves muestras de humor, un humor que recuerda las novelas de otro ilustre de las letras inglesas, P.G. Wodehouse.

Volviendo a la historia de este jardinero, transcurre esta entre las últimas décadas del siglo XIX y la primera mitad del XX. La sombra de las dos guerras mundiales se deja entrever a lo largo de la historia recordándonos que el caos acecha siempre cualquier paraíso, por protegido que este se halle. Transcurridos los años de vacío, de nuevo el jardín vuelve a resurgir y el color una vez más lo impregna todo, narcisos, crisantemos, buganvillas, plumbagos, belle de nuit… y es que, nos dice Arkell, «si los jardineros pudieran reunirse y aclarar las cosas, se acabarían los problemas del mundo».

Resulta este un libro inspirador –la sugerente ilustración de la cubierta ya por sí sola lo es–, una ruptura momentánea con la realidad, un pequeño paréntesis de abandono, de dejarse llevar. Como es sabido, es esta una de las grandezas de la literatura, la posibilidad de habitar mundos distintos, de vivir vidas intensas, complejas a veces, dramáticas incluso, pequeñas sacudidas de conciencia, y, a la vuelta de la esquina, encontrarnos con textos como este, un texto aparentemente sin grandes pretensiones, un libro que entretiene, provoca sonrisas y reconforta. Probablemente no resolvamos los grandes problemas de la humanidad con la lectura de este libro (¿o sí?) pero lo que sí es seguro es que le sentará muy bien a nuestro espíritu y eso, en los tiempos que corren, es mucho.
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Madamemim83
 01 July 2022
-"RECUERDOS DE UN JARDINERO INGLÉS" de Reginald Arkell-
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"Las flores que cultivas hoy, nunca son tan bellas como las que cultivaste ayer y que volverás a cultivar mañana. El jardinero es un ser frustrado para el que las flores nunca brotan en el momento oportuno.”
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Para todos aquellos que admiramos la literatura inglesa, no nos es desconocido que los jardines británicos, envueltos en un aura de romanticismo, son un elemento primordial de esta cultura, y que suponen una fuente de inspiración, de equilibrio, y de delicadeza, que ha traspasado fronteras, hasta llegar a todo el mundo.
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Y es que qué tendrán los jardines para que nos gusten tanto, y en especial que tendrán para Herbert Pinnegar, más comúnmente conocido como “El Viejo Yerbas”, un hombre solitario que desde niño, ha sentido una gran pasión por las flores silvestres, y que a través de este libro, nos cuenta los recuerdos de toda su vida, dedicada a velar por el jardín de la mansión de la señora Charteris.
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Y luego está el contexto, pues ya se sabe que en una vida, hay muchas vidas, y a través de los ojos de este Viejo, vemos pasar la historia de Inglaterra desde la época de la Reina Victoria, pasando por el reinado de su hijo Eduardo, por dos guerras mundiales, y culminando con la llegada de aquellos que piensan que las máquinas deben reemplazar a las manos.
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Narcisos, orquídeas, crisantemos, dalias, y campanillas, han inundado mis días mientras me acompañaba esta lectura tan entrañable y bonita, pero que quizás, por las expectativas que tenía, no me ha enamorado como pensaba que lo haría.
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Pianobikes
 22 August 2021
“Las flores que cultivas hoy nunca son tan bellas como las que cultivaste ayer y que volverás a cultivar mañana. El jardinero es un ser frustrado para el que las flores nunca brotan en el momento oportuno.” ~ Recuerdos de un jardinero inglés de Reginald Arkell.

Herbert Pinnegar, de mayor conocido como el Viejo Yerbas, contempla el jardín desde su ventana. Ya está retirado y rememora su vida desde niño, su amor por las plantas y sus anécdotas como jardinero de la señora Charteris. Recorremos con él su infancia y su juventud como aprendiz de jardinero de la mano del señor Abbis y su época de madurez como respetado jardinero.

Maravilloso y precioso. Un libro que se lee con una sonrisa permanente. Es una historia llena de ironía, de crítica y de humor pero también de nostalgia, de melancolía y de amor. No sé si hay ni habrá película basada en este libro pero si la hay la veo porque yo, que soy un desastre para las plantas, me encantaría pasearme por ese jardín de la mano de Herbert, así, a distancia, porque yo planta que miro, planta que mato 🤦. Un libro que os recomiendo y que nada más acabar estoy deseando volver a leer.
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librosolvidados
 03 November 2021
Siglos XIX, XX. Inglaterra. Flores silvestres, narcisos, buganvillas, tulipanes y nomeolvides. Cuando estaba empezando esta reseña, @xpgigirey tuiteó: La clave de todo, en la literatura y en la vida, es dar con personajes memorables. Recuerdos de un jardinero inglés es eso mismo: la vida de costumbres de Herbert Pinnegar, un entrañable jardinero que ahora a sus ochenta años rememora su tranquila existencia. ⁣

Libro bonito, sencillo y tierno, ¡en los que no pasa nada pero pasa todo!. Arkell, hombre de la misma época en la que se desarrolla la novela, nos recuerda que el mundo empezó en un jardín, donde no se puede estar enfadado mucho tiempo. Y le creo cuando dice que si los jardineros pudieran reunirse y aclarar las cosas, se acabarían los problemas del mundo.⁣..

💐🌿🌺🌸🌻🌾
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Las críticas de la prensa (1)
elperiodico09 February 2021
Una delicia de lectura. Un personaje entrañable que, a través de las flores, enseña dignidad, paciencia y gratitud.
Leer la crítica en el sitio web: elperiodico
Citas y frases (4) Añadir cita
PianobikesPianobikes22 August 2021
“Eso era lo mejor de hacerse viejo. Uno no se acaloraba por pequeñeces y no tenía que preocuparse por el futuro…”
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lauralovebooklauralovebook27 February 2021
La señora Charteris solía decir que, si pasáramos nuestro tiempo libre cultivando flores en vez de hablando de tonterías, el mundo sería un lugar más feliz...
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PianobikesPianobikes22 August 2021
“Estaba comprendiendo que tener un lugar de honor conlleva responsabilidades, y que, demasiado a menudo, hay que pasar por el aro.”
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PianobikesPianobikes22 August 2021
“Salir adelante en la vida no es ni de lejos el alegre asunto que la gente joven se imagina.”
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