La salvación de Grecia entera estriba en las mujeres
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La salvación de Grecia entera estriba en las mujeres
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Nosotras tenemos doble parte (en la guerra), pues primero parimos los hijos y los enviamos al ejército. Después, en vez de gozar en la flor de nuestra juventud de los placeres del amor, estamos como viudas, gracias a la guerra
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Si no tienes más inconvenientes que mi velo, tómalo, rodeátelo a la cabeza y cállate. Toma también este canastillo; ponte un ceñidor, y dedícate a hilar lana, mascullando habas; la guerra será asunto de mujeres
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¡Ah! Eurípides es el más sabio de los poetas. Sí, tienen razón: la mujer es el animal más desvergonzado
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¿Quién hubiera imaginado nunca que había de llegar un día en que las mujeres, esa peste de nuestras casas, alimentadas por nosotros con tanto regalo, se apoderarían de la estatua de Minerva?
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¡Oh sexo disoluto! ¡Y luego nos admiraremos de ser maltratadas en tragedias! Sólo servimos para el amor
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¡Eh, chicas! ¿Por qué me vuelven la espalda? ¿A dónde van? ¿Por qué se muerden los labios y menean la cabeza? ¡Cómo! ¡Se les muda el color!
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Es el primer libro publicado por Carlos Fuentes.