La chica en la torre

“I do not know what you should choose. Every time you take one path, you must live with the memory of the other: of a life left unchosen. Decide as seems best, one course or the other; each way will have its bitter with its sweet”.

En muchos aspectos, esta novela fue todo lo que su antecesora, El oso y el ruiseñor, no fue: atrapante, misteriosa, ágil, única. En mi reseña del primer volumen de esta trilogía, confesé con pena que no me había fascinado el libro (que además, tenía todo el hype del mundo) porque me había parecido un tanto lento. En esa primera entrega, la autora se enfoca mucho en los personajes -en su personalidad, en sus temores y en la descripción de algunos aspectos de la mitología rusa medieval. Si bien está escrito de manera impecable y bella, sentía que no pasaba gran cosa. Con la continuación, es fácil ver que todo cobra sentido y coherencia y he podido apreciar la importancia del contexto que se da en la primera parte. En esta segunda parte, seguimos las aventuras de la joven Vasya, quien deja su pueblo natal después de un encuentro sobrenatural que termina con la pérdida de sus seres queridos y su relación con un ente mágico. Vasya desea conocer el mundo y no quedarse en un solo lugar -se sabe incapaz, con sus dones mágicos, de casarse y tener una familia o de terminar en un convento. Desafiando tanto a su familia como a los seres mágicos, emprende un viaje lleno de aventuras en las que tendrá que enfrentarse a peligros humanos como a seres milenarios. También volverá a encontrarse con sus hermanos más queridos y develar secretos relacionados con su propio origen. En esta historia, cada capítulo es una aventura y vemos madurar a la protagonista de una forma inteligente y creíble. Aunque no deja de tener su carácter, y en cierto punto parece una adolescente que solo pretende desafiar a todos, de cada error aprender y crece. Asimismo, tenemos personajes muy interesantes como Olga, hermana de Vasya, y Kasyan -quien es prueba viviente de que tengo algo con los chicos malos. En verdad que la historia de este hombre me ha encanto, si bien era un ser maligno, su pasado de alguna manera justificó su forma de ser.

Por otra parte, el ambiente y las descripciones han sido estupendas, permitiendo al lector sumergirse totalmente en la época de una Rusia lejana, misteriosa y mística. En un momento estábamos con la nieve hasta las rodillas, y después, dentro de una torre cálida, conviviendo con mujeres y con fantasmas en un mismo lugar. Asimismo, en lo personal he disfrutado mucho el desarrollo de la historia romántica entre Vasya y Morozko porque creo que los elementos se dan en la justa medida y sin forzar nada. al contrario, tengo el presentimiento que esto puede acabar mal pero... estoy lista para ello.

En resumen, a esta segunda entrega de la trilogía de Winternight me ha resultado excelente, por los personajes, la ambientación y la trama, y no puedo esperar a iniciar el tercer y último libro.