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ISBN : 848805257X
160 páginas
Editorial: Editorial Egales (15/01/2008)

Calificación promedio : 4.33/5 (sobre 3 calificaciones)
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Críticas, Reseñas y Opiniones (1) Añadir una crítica
casadarebolta
 10 September 2021
No conocía el libro Historias de Chueca. Es que ni siquiera sabía de su existencia. Y mucho menos a su autor: Abel Arana. Por estas cosas de la casualidad, supongo, hace un par de meses más o menos tropecé con su blog La Columna de Abel Arana (No va a quedar una viva) y me enganchó de inmediato. Su estilo directo, desenfadado, más estudiado de lo que parece a la primera impresión; divertido, irónico, locuaz, imaginativo, corrosivo y, a veces, algo polémico, me sedujo como la mejor de las miradas, como la voz más profunda. de hecho, sus reportajes eran tan auténticos, incluso cuando emplea sus alteres egos, que fui capaz de imaginar el tono, la textura y la calidad de aquella voz que emergía de unos párrafos que parecían escritos a la velocidad del rayo.

Es un hombre inteligente. Si así no fuera, sería incapaz de haber hecho (y de hacer) tantas cosas distintas, y bien, por añadidura. Y si hay algo verdaderamente atractivo es la inteligencia simpática, por más acerada y directa que pueda ser en algún momento. Y a mí me sedujo con esa mezcla exótica un poco camp, un poco kistch, un poco libertina, un poco seria, un poco ligera y un mucho auténtica que sus artículos desprendían. Así que me aventuré a escribirle, con uno de esos arranques que no tenía desde mi primera juventud, en la que la inconciencia y la inocencia se daban la mano, a la espera de que aquella persona, cuyas habilidades artísticas habían encendido en mí variadas pasiones, correspondiera con un simple gesto, con apenas una sola línea escrita, a mi fervorosa admiración. Muchos de esos intentos, antes de abandonarlos, se saldaban con unas líneas a máquina escritas por un secretario y selladas con la firma del artista admirado. Pero hubo dos ocasiones, de todas aquellas, en las que me respondieron los propios autores casi con su propia voz: en una ellas, la autora en cuestión me regaló una tarjeta hecha por sí misma y escrita con su puño y letra (Isabel Allende, en un gesto que la honra) y otro ha sido, gracias a la magia de la red, Abel Arana. Y lo hizo expresando extrañeza y agradecimiento, mostrando esa faceta de escondida ternura que alguno de sus reportajes deja escapar, quizá sin pretenderlo, entre sus líneas.n741624307_1018666_187

A través de ese contacto me enteré que había publicado un libro y que, de hecho, estaba en aras de concretar su continuación. Tengo la tendencia de acercarme a todo aquello que me llama la atención con la esperanza de enriquecerme y de aprender, de expandir los límites que nuestro propio ser nos impone. Así hice con Historias de Chueca, y nada más tenerlo entre mis manos, lo devoré con pasión. Es una historia de estilo divertido, fresco, irónico, rápido y profundo a la vez; afilado y tierno; está tejido con un juego de contradicciones, de historias sobre historias que se suceden a toda velocidad, cuyo hilo conductor es el amor fraterno, la profunda amistad que existe entre los dos protagonistas: Alejandro y Miguel, y que nace en dos almas cándidas pero inquietas, noveles pero hambrientas de vida, una vez que llegan al barrio madrileño de Chueca para dar forma a sus más alocados sueños de provincias.

Pero pronto nos damos cuenta que en realidad el libro no es sólo un retrato de Chueca, de la vida en Chueca; sino el fresco de unos años de evolución, de aprendizaje, de encuentros y de desencuentros más allá del barrio rosa de Madrid; más allá de un estilo de vida estereotipado (pero real); y nos muestra las angustias, los problemas, la desazón, los miedos, los fracasos y la redención continua de sus personajes a medida que van creciendo y evolucionando con el barrio que los ha acogido en su seno aceptándolos, tras duras pruebas, como miembros de esa tribu variopinta y libre que lo conforma. Y nos damos cuenta también que, bajo sus múltiples capas de divertimento, de locuras varias, de idas y de venidas, en Historias de Chueca late una historia de amor, y encontramos en la pandilla de Alejandro y Miguel, y en Miguel y en n741624307_1353109_5862451Alejandro, un lazo fuerte, irónico, único e indestructible, a prueba de las bombas de la vida; y una aceptación completa y total de los seres tal cuales somos, y un abrazo a la variedad tan lúcido y tan optimista, que sólo puede acabar en final feliz, dejándonos con una sonrisa continua en el rostro y en la mirada una vez cerramos las tapas del libro.

El libro es una pequeña maravilla que refleja la realidad del día a día sin armas artificiosas, sin buscar extremos. Es un retrato brillante, y como tal, se acerca a la perfección con un andar casi sublime: ironía sin acidez; con un puntito escatológico sin llegar a ser soez; escrito con una llaneza reconfortante y con una pulcritud admirable: Miguel y Alejandro brillan desde el comienzo (acompañados por Matilde, Celeste y el resto, que no lo hacen menos) y se nos hacen queridos porque son encantadores; y a través de sus ojos asistimos a un relato de iniciación, de comienzo, de obertura y desarrollo, ligero y profundo a un mismo tiempo, repleto de ternura, ausente de prejuicios y libre, por sobre todo libre.

Pero Abel Arana es un hombre lleno de sorpresas. Para mí al menos que, aunque compartamos generación, parece que haya habitado en otra galaxia muy, muy lejana. Editor de revistas, presentador de televisión y productor musical, fundó junto con Juan Belmonte la productora Pumpin' Dolls, creando mezclas y remixes de verdadero éxito nacional e internacional (¡que yo mismo he bailado y disfrutado sin ser consciente de ello!) Por sus manos han pasado cantantes de medio pelo y artistas de variado recorrido como Marta Sánchez, Mónica Naranjo, Fangoria, Carlos Santana, Kylie Minogue, Whitney Houston o Cher, entre otros… Y yo lo ignoraba… ¿No es increíble? Qué caja de sorpresas…


Enlace: https://juanramonvillanueva...
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