Una de las cosas que más me ha llamado la atención del libro es que es un cuento, no solo por su comienzo con “ Érase una vez…” si no porque cumple las reglas para serlo, es un relato corto y está compuesto por pocos personajes. En este caso los más importantes son 3, Fénix, Paloma y Lobo. En sus capítulos cortos, la autora nos va describiendo con un lenguaje muy poético la vida de Éliette, una madre que resurge de las cenizas y que decide cambiarse el nombre por el de Fénix, dejando atrás así su tormentoso pasado. Fénix tiene dos hijos a los que decide ponerle nombres de animales, Paloma para que vuele alto en la vida y Lobo para que se defienda del mundo con sus garras. La historia dará un giro cuando Paloma abandona el hogar y le promete a Lobo volver a por él. Lobo se siente abandonado porque diez años después su promesa no se ha cumplido. Un día, coge el coche de su madre y decide ir a buscarla, pero en el trascurso tiene un accidente en el que hiere a dos personas y lo meten en la cárcel. Todo el cuento transcurre alternando narraciones del pasado con el presente, con las que iremos conociendo el sufrimiento tanto de la madre como de los hijos, mostrándonos uno de los problemas más actuales del presente, la falta de comunicación entre la familia. Ha sido una historia muy dura a la que, a mi gusto, le han faltado páginas, creo que nos hubiese desarrollado mejor la historia si hubiese sido un poco más larga. Gracias a Edición Anticipada he conocido a esta autora, ganadora de siete premios literarios, de la cual no había leído nada hasta ahora. |