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Reseña de “Las tetas de Tiresias” Este libro ha sido mi primera aproximación a Guillaume Apollinaire (1880-1918), el escritor de la vanguardia francesa. Es cierto que por lo que más se le conoce es por su poesía, es ahí donde parece desplegar toda su maestría y su ingenio, como demuestran sus caligramas (que me parecen muy originales). Sin embargo, su interés artístico no estaba restringido, sino que, como expone la introducción de Juan Bravo Castillo (que es lo que más he disfrutado del libro), también escribió relatos, empezó proyectos de novelas que su temprana muerte le impidió acabar, tuvo un gran interés por el cine y probó a realizar algunos guiones y, por último, explotó también el teatro como medio de expresión. Tuvo una vida novelesca y su amistad con grandes figuras de los movimientos artísticos desarrollados en París a principios del siglo XX es realmente interesante. Además, su habilidad para describir estas vanguardias, captar su esencia y comunicarla, fue algo que le situó en el plano intelectual de su época. Respecto a la edición, tengo que decir que me ha gustado mucho. El libro es bilingüe, el texto en francés no es farragoso aunque la traducción ayuda a aclarar juegos de palabras, que abundan en la obra. Por otro lado, la obra como tal no me ha encantado. Si disfruté bastante su vida y su desarrollo como escritor, no así esta comedia donde Teresa, una mujer harta de dedicarse al trabajo doméstico (reproductivo), se convierte en Tiresias (como el adivino ciego tebano) al salir sus “mamelles” volando y se va de casa para realizar todo aquello que como mujer no pudo (trabajos productivos). La obra gira en torno al tema de plena actualidad en ese momento de la repoblación, hacen falta niños, lo exige el país. Todo esto está tratado desde la más absoluta ironía, que le permite a Apollinaire hacer una crítica tanto a la sociedad como a los poderes que en ella se desarrollan, aunque a veces me ha parecido algo superficial. El tono cómico se manifiesta en situaciones absurdas, “surrealistas”, como el hecho de que su marido, convertido ahora en mujer ya que Teresa era ahora Tiresias (así que él hace lo propio y se intercambian sus roles) será el encargado de concebir a sus 40049 hijos en un Zanzíbar (que parece París o lo es) donde Tiresias se ha convertido en general. El marido será acosado por un policía, que se ha enamorado y no para de hacerle insinuaciones sexuales al confundirlo con una mujer porque Tiresias le puso su ropa. La corrupción, la guerra, la discriminación sexual, el trabajo o la propia risa dirigida hacia el arte, son algunos de los temas que acompañan al ya citado de la repoblación. Sin embargo, aunque como tal la historia promete, me ha parecido en ocasiones un poco simplona. Es cierto que hay juegos de palabras y rimas bastante inteligentes, pero se acompañan de otros que no lo son para nada y te sacan de la trama. Así mismo, entiendo que hay escenas que podrían resultar graciosísimas en un teatro de Montmartre en 1917 lleno de sus amigos, pero no es una risa como la del Quijote, imperecedera, esta es más caduca y eso impide que se disfrute como lo haría el espectador de su contexto. Como síntesis, me he quedado con ganas de leer más del autor, el sabor de boca que me deja este libro no es malo, porque tampoco esperaba nada, pero ha sido una lectura algo irrelevante salvo por el hecho de permitirme conocer un poco a Apollinaire y su contexto. + Leer más |