Cuanto más profunda es el agua, más feo es el pez

La novela se centra en una familia desestructurada y cuyo punto de inicio es la llegada de las dos hijas adolescentes que van a vivir con su padre a la ciudad de Nueva York tras un intento de suicidio de la madre, antigua musa literaria del padre.

A partir de aquí la autora nos relata cómo esa antigua relación de inspiración entre la madre/musa y el padre/escritor ha afectado a todos los miembros de la familia y a sus relaciones personales.

La novela es un conjunto de personajes tóxicos, cada cual con un problema o trauma psicológico y/o emocional que daría para rellenar un libro de psicología.

En general me ha parecido un libro desagradable, mediocre y lo he terminado sin realmente entender que es lo que la escritora pretendía transmitir.

Una novela cuya técnica, estructura, historia y personajes llegan a inquietar al lector. Contada a través de cartas, diarios en el que una polifonía de voces, en tiempos distintos, que van arrojando luces y armando el argumento, en el que pasan algunos sucesos significativos de la lucha por los derechos civiles de la población negra, el proceso creativo, la enfermedad mental, los afectos y que duda cabe, el valor de la amistad. de fondo está la forma en que las familias pueden destruir a sus miembros. Unos padres perturbados que terminan lastrando la vida de sus hijas hasta ¿casi? destruirlas o al menos lanzarlas hacia el abismo del que no regresarán iguales.

Inquietante, quizás sea el adjetivo que más se adecua a esta historia, juega con los miedos y las vivencias de las personas. Quizás lo más cercano se termina volviendo lo más lejano, y, ahí esta esta historia. El juego del bien y el mal es algo que se puede utilizar en muchos momentos, pero aquí, nos muestra que de verdad somos capaces de saber que esta bien y que esta mal. Una novela que va a jugar con nuestra psique y va a demostrar por una vez que no todo esta escrito.