El destino de una bruja

De nuevo el tono intimista, la introspección, los pensamientos de Diana se deslizan por las páginas del libro dando forma a la historia, una historia que llega a su fin pero que no se quiere que termine. Por fin Diana está descubriendo la verdad de todo y encuentra las respuestas que busca aunque no tiene claro si la satisfarán o la dejarán aún más marcada y dolorida.

El poder, por poco que sea, conlleva una responsabilidad y cuando se recibe hay que dar algo a cambio; en el libro veremos si Diana es capaz de ofrecer todo lo que se pide de ella o no. Seguirá descubriendo, indagando, alejándose y acercándose a conveniencia, plantando cara o dejándose intimidar, en definitiva, tanteando lo que debe hacer y cómo debe hacerlo.

Todo se explica con detalle, todo se va enlazando, todo tiene su porqué nos guste o no. La casualidades y el azar no parecen existir y las nuevas circunstancias de Diana obedecen a algo más grande de lo que ha llegado a imaginar. Personajes conocidos y nuevos tienen mucho que aportar para dar forma y sentido a la vida de nuestra protagonista.

Una historia que, en ocasiones, produce un leve escalofrío por la realidad que no somos capaces de ver pero que está ahí; en otras hace que se esboce una sonrisa y es capaz de tocarnos el corazón de muchas maneras porque la amistad y el amor están presentes página tras página.

En definitiva, un cierre de saga que deja el corazón colgando de un hilo por los sentimientos que remueve y unos personajes de los que cuesta trabajo despedirse tras conocerlos aquí con mayor profundidad.
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