El reino de las mujeres

Anna Akimovna es una joven de 26 años de origen humilde, que ha heredado una gran fábrica con miles de trabajadores. Es Navidad y su casa rebosa de gente que viene a felicitarle las fiestas. Mientras sube y baja escaleras, Anna reflexiona sobre su futuro, sin encontrar un lugar en el que se sienta realmente a gusto, ni abajo con los trabajadores que ya no sienten que pertenece a su mundo, ni arriba con la alta sociedad donde la miran con desdén por sus orígenes humildes.

He disfrutado mucho con esta novelita corta que me ha servido para estrenarme con Chéjov y participar este bimestre del #téconrusos organizado por @teconlibros.

Las reflexiones de Anna sobre su futuro me han parecido muy interesantes, tanto, como los consejos que recibe, ¿qué debería hacer? ¿Casarse? ¿Es realmente apetecible el matrimonio para una joven rica dueña de una gran fábrica?

«-Creo que una mujer joven y rica tiene que ser independiente, inteligente, elegante, valiente y un poco libertina. Usted, querida, no debe dejar pasar ni una ocasión, ni vivir como todo el mundo, sino saborear la vida, y un leve libertinaje es la salsa de la vida. »

Reflexiones y consejos que en una novela del siglo XIX y escrita por un hombre no dejan de llamarme la atención.

La soledad que siente Anna es precisamente fruto de esa sensación de no pertenecer a ninguno de los dos mundos. Se siente muy cercana a los trabajadores y sus familias pues recuerda su niñez entre esas gentes que ya no la aceptan de igual manera. Y no termina de encajar en la alta sociedad. Se siente condenada a vivir entre dos mundos.

Al principio, me desconcertó el final, pero con el tiempo he comprendido que es el final lógico.

Seguiré leyendo a Chéjov por supuesto.

Chéjov en esta novela corta, nos da una muestra más de las limitaciones de ser mujer a lo largo de la historia, en este caso en la Rusia zarista.
A pesar de que su protagonista ha heredado una gran fortuna y un negocio próspero y que teóricamente no depende ni de un padre, ni de un marido, se siente insegura a la hora de tomar decisiones tanto en la fábrica, como con la manera de invertir su dinero. Se sabe engañada por la gente que administra sus bienes, pero no tiene el valor suficiente para enfrentarse a ello, ya que no ha sido educada para ello. Por un lado echa en falta un marido en el que apoyarse, por otro, las opciones que tiene no la convencen, porque se haya atrapada entre la clase social en la que nació y la clase a la que pertenece ahora por herencia.

Este libro ha conseguido que me guste solo la primera mitad, mientras que la segunda no la he disfrutado nada. Me explico: al principio de la historia, se hace una crítica brutal acerca de la beneficencia sin motivo, sin saber, y las consecuencias de la misma. Ricos que dan dinero para sentirse mejor consigo mismos, para borrar sus pecados y pensar que están limpios de alma, sin saber realmente a quien le están dando ese dinero, si sirve para algo o se van a lucrar los de siempre.

Pero, por otro lado, en la segunda para del libro la protagonista y las mujeres que la rodean (cocineras, camareras, limpiadoras) se quejan de que no encuentran un marido, de que cada vez es más difícil casarse. Llegan incluso a decir que antes eran las feas y las lisiadas las que no conseguían marido por su apariencia, pero que ahora ni con dinero conseguían casar a una mujer bella. Esta parte no me ha gustado nada, me ha parecido de lo peor que he leído en mi vida. Pero aquí no acaba la cosa…

Nuestra protagonista, Ana Akímovna, quiere casarse porque ha heredado una fortuna increíble y una fábrica, y siente que la está echando a perder porque es mujer y un marido podría hacer todo perfectamente, es decir, que necesita un hombre que le lleve las cuentas y la fábrica. Ahí es nada. La mujer depende del hombre porque es tonta y no es capaz de llevar este tipo de cosas.

Os podéis hacer una idea de lo absurdo que me ha parecido todo, de lo horrible del libro y de que de no ser porque eran menos de 100 páginas, lo hubiese dejado. La cantidad de veces que las mujeres de esta novela se quejan de que no tienen marido, de que quieren un hombre en su vida, me ha desesperado completamente.

Por todo esto, obviamente no recomiendo su lectura, a no ser que queráis incluirlo en una lista de lecturas casposas.

Chejov ha sido otro gran descubrimiento para mí.
A través de los ojos de Anna, la protagonista, vemos de forma crítica e irónica, el comportamiento de varios elementos de las distintas clases sociales de la Rusia prerrevolucionaria (finales del siglo XIX) durante los días navideños.
Chejov abunda en las descripciones de la cruda realidad social de la época, denuncia a través de ellas las desigualdades sociales. Critíca el reparto de la riqueza, pero a la vez también la dejadez de algunos que sólo viven de las limosnas.
Anna al ser de origen humilde conoce las virtudes y debilidades de la gente menos favorecida. al igual que va descubriendo en el estado social privilegiado al que pertenece la sordidez y petulancia de los que la rodean. Anna está perdida y duda, se siente sola, y cree que no merece la riqueza por que le llegó de forma indirecta (herencia de un tío) no sabe a qué mundo pertenece, ella que se ha criado en comunidades humildes ahora vive entre comodidades.
Un retrato irónico ( rozando lo esperpéntico, fue casi contemporáneo de Valle Inclan) de los distintos tipos sociales rusos, donde tampoco la prota queda bien parada, se nos ofrece una visión indecisa de una joven que duda si casarse o no. Y si lo hace ¿con quien?
Los diálogos son de lo mejor, en boca de algún personaje pone recomendaciones para la protagonista adelantadas a su tiempo. Esa fue mi favorita. "Debe ser tan valiente como sus deseos, no se deshaga de ellos". La insta a que no se case y disfrute de la vida.
Pero Anna aunque se contradice muchas veces queriéndose dejar llevar por la tradición, al final nos deja una lección de fuerza y voluntad feminista, eligiendo su propio destino sufriente está haciendo finalmente lo que a ella le place no lo que le imponen o recomiendan. Un ser que no encaja en ninguna parte y que duda. Un ser humano, completo y con ideas propias.
El Chejov este era un adelantado a su época presentando a una mujer que duda, piensa, se equivoca, acierta, critíca, como ser individual independiente y único, que no tiene por que regirse por cánones sociales y al que dota de forma natural del poder de elegir su destino. Gracias Chejov.

A partir de un estilo elegante y nostálgico, Anton Chéjov nos narra la vida de una serie de mujeres que conviven en el mismo hogar. Por un lado, tenemos a Anna Akimovna,. Ha heredado la fabrica tras la muerte de su padre y su tío, pero la fortuna no termina de llenar el vacío que hay en su corazón. No encuentra su lugar en el mundo y se debate entre ser una mujer libertina como le aconsejan todos, incluido el abogado de la familia. Siente la conexión con la clase obrera por sus orígenes, pero heredar una fortuna la aleja. No sabe cuál es su lugar y su edad no ayuda. Por otro lado, la tía de Anna nos presenta la libertad tras la pérdida de su marido. Regenta una casa donde acogen mujeres de todo tipo y es la que domina sobre todo en aquella planta. Por último, Masha, la criada de Anna, representa el opuesto, sueña con casarse y sabe el lugar al que pertenece.

Nos muestra cuatro tipos de mujeres: aquellas casadas que ven mal a las que no lo están, las solteras que sueñan con casarse, las solteras que quieren disfrutar de la vida y las viudas a las que nadie le cuestionan lo que hacen. Además, nos presenta dos clases sociales: los trabajadores que se arriesgan la vida por llevar dinero a sus hogares y las clases altas que los dirigen. Esto se ve representado, además, con una mezcla entre optimismo desbordante y oscuridad que dota la historia de cierto grado de realismo.

Esa combinación de optimismo lo vemos, sobre todo en Anna, quien ríe y se siente decidida durante unos minutos hasta que observa la crueldad del mundo donde sus trabajadores se quedan sordos, ya no la conocen y mienten para conseguir dinero que gastar en vodka. También lo tenemos en esos pequeños momentos en los que parece que Masha conseguirá el matrimonio que tanto desea o que Anna encontrará lo que llenará su vida del amor que le falta. Sin embargo, todo desaparece cuando Misha, el amor de la criada, decide que ella no es para él, aunque Anna le prometiese pagar una generosa dote y cuando llega la noche del día de navidad y la protagonista comprueba que sigue atrapada en el mundo.

Con pocas palabras (noventa páginas de relato) es capaz de traer a la luz matices diferentes de la sociedad rusa de su época y dejarnos con la boca abierta. El vacío que siente Anna se ve reflejado en esa nostalgia que impregna cada página. Es interesante ver como ella se debate entre una clase y otra (su origen y su futuro), entre creer en la bondad de la gente y ver la maldad, entre un casamiento y la soltería... También es increíble como ese debate interno se refleja en el exterior, en el trato dicharachero con el que se dirige a unos y la negatividad con la que habla de otros.

En conclusión, este relato nos hace reflexionar sobre la corrupción de la sociedad rusa de la época del autor, sobre lo que se esperaba de las mujeres y sobre como la vida puede convertirse en una tortura cuando te debates entre dos opciones que no comprendes. Anton Chejóv utiliza un estilo sencillo, elegante y nostálgico que capta tu atención, aprovechándose de los monólogos internos de la protagonista, para hacerte pensar.
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