Los campesinos

historias que te hacen reflexionar con cada una de las escenas que se suceden

Relato crudo y desgarrador que saca a relucir lo peor de la condición humana cuando la pobreza no ha dejado más que resentimiento y humillación; el egoísmo en estado puro, los sueños truncados, la inocencia perdida, el desapego familiar, el maltrato como forma de imponer respeto, la religión con temor, la inexistencia de la compasión y el progreso mal entendido.
La vida en un bucle insostenible en el que quien no tiene gasta lo poco que posee en vicio, consumiendole aún más en la miseria y la depresión, limitando cada vez más sus posibilidades y dando así el triunfo a la ignorancia, la apatía y la autocompasión

“Nicolás y Olga comprendieron, al punto, lo que era allí la vida; pero callaron. Colocaron en un rincón el equipaje y salieron de la casa” ~ Los campesinos de Antón Chejov.

Un matrimonio con su hija se traslada de Moscú a la aldea de nacimiento del marido. Él está enfermo y se ha ido empobreciendo por los gastos sanitarios así que se desplazan con la idea de que en el pueblo será más fácil vivir. Sin embargo, lo que se encuentran es la cara más dura de la pobreza y sus familiares tampoco los consideran bienvenidos; más bien, tres bocas más que alimentar.

Una novela denuncia, por lo menos para mí. Chejov pone en evidencia la falta de empatía de la ciudad con el campo pero también la falta de empatía entre los habitantes. ¿Sabéis eso de que en el otro lado se vive mejor? Pues eso, ¡qué necesario es ponerse en los zapatos de los demás para constatar que todos tenemos nuestras mochilas a cuestas! Pero además evidencia el problema del alcoholismo en la sociedad rusa, de los malos tratos vinculados a este, de la dureza del trabajo en el campo y de su aleatoriedad en función del clima.

En fin, un relato de 50 páginas que da para mucho y si no que se lo digan a mis compañeras de #clasicosflash con las que las tardes del domingo son más luminosas ante la oscuridad de relatos como este.