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MIGUEL; TEMPRANO GARCIA (Traductor)
ISBN : 8466336567
208 páginas
Editorial: Debolsillo (10/11/2016)

Calificación promedio : 3.96/5 (sobre 35 calificaciones)
Resumen:
El prisionero de Zenda, el gran clásico de la novela de aventuras, en una cuidada edición especial con introducción de Arturo Pérez-Reverte. Rudolf Rassendyll es un joven y adinerado noble que vive apaciblemente en Inglaterra sin otra preocupación que su propio entretenimiento. Cuando decide viajar al reino de Ruritania para asistir a la coronación del rey Rudolf V, poco sospecha que se enfrentará a un reto mayor del que jamás hubiese podido soñar. El futuro mon... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (4) Añadir una crítica
rafaperez
 24 June 2023
A espadazo limpio por Ruritania, país que al ser ficticio, alberga todo un mundo de posibilidades, más incluso de las que autor nos ofrece en su obra.

Clásico juvenil de mis tiempos, que como tantos otros, hoy no transciende.
Quizá porque los nuevos adolescentes estén hartos de reyes y princesas, o por lo mucho que ha evolucionado el lenguaje.

A la novela de Hope no le falta de nada, aventuras, reyes usurpados y secuestrados, amor y por encima de todo esto, honor, el valor de la palabra dada, moneda hoy en día devaluada y malgastada.

Así es nuestro valiente Rudolf, héroe de capa y espada, pelirrojo y con nariz de buen tallaje.
Hasta tendrá tiempo para el amor, lo que no os puedo contar es si en este reino se comen perdices o calabazas.

Versiones hay más que setas en octubre: cine, teatro, ópera, musicales y hasta en la radio.
Hoy hay una edición en las buenas librerías con prólogo de nuestro maestro de esgrima, Arturo Pérez Reverte.

El prisionero de zenda se codeó en muchas vidas con sandokanes, islas del tesoro, flechas negras, Guillermos, Robinsones, o aquellos 4 amiguetes con un perro que verano si, verano también y el del medio, andaban de lio en lio.

Es un excelente autoregalo encubierto, ellos no lo leerán, tu por darle uso, recuperarás un trocito de tu infancia.

Llevaba tiempo debiendome y a la vez esquivando esta reseña. Amanecí de pre viaje, rebelde y me he dado un homenaje paseando por mis nubes y antaños a modo de terapia ante el "papá falta mucho" cada 5 minutos. La automedicación del cascarrabias.

Prometo aburriros con otro libro carroza juvenil en breve, pero esta vez, descubierto en la actualidad.
Es lo que tiene estar en la recta final del 47...
Nostalgia y no callar ni bajo el agua.




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Inquilinas_Netherfield
 25 October 2023
Por fin, ¡por fin!, he leído El prisionero de Zenda. Me repito mucho, pero es que es verdad: he ido relegando en mi estantería aquellos libros en los que se basaron películas clásicas que me gustan mucho, y este es un caso más... y como suele ser habitual, la novela me ha gustado todavía más que la película. Como yo la conozco desde que era pequeña y me gusta tanto la peli doy por hecho que es una trama archiconocida, pero lo mismo no es así. Os cuento.

La historia, narrada en primera persona, tiene como protagonista a Rudolf Rassendyll, un joven londinense de buena familia (los Burlesdon) que tiene una renta anual de dos mil libras y que, por tanto, se dedica a vivir la vida y no hacer nada de provecho. Es buena gente, es honesto, no es un calavera, pero ¿para qué va a trabajar si no le hace falta? La novela comienza precisamente con el enésimo intento de su cuñada Rosa para que haga algo útil con su existencia, pero Rudolf se lo toma con humor, sigue en sus trece y mientras tanto aprovecha para contarnos algo de su linaje familiar. Resulta que hace varias generaciones, una mujer (casada) de su familia tuvo un affaire con el príncipe Rudolf de Ruritania, y como resultado nació un churumbel pelirrojo como un sol y con una nariz recta y puntiaguda muy característica... vamos, que nació todo un Elsphberg de Ruritania, que, huelga decir en nada se parecía a los morenos Burlesdon. Como el destino es así de caprichoso, desde entonces, y cada cierto tiempo, la genética hace de las suyas y nace un pelirrojo de nariz puntiaguda en la familia Burlesdon que le recuerda la infidelidad de hace siglos, y nuestro Rudolf es uno de ellos... nada importante si no fuese porque es clavadito clavadito al actual príncipe de Ruritania (que también se llama Rudolf, vaya por Loki). Se acerca la coronación del príncipe como rey y nuestro Rudolf decide acudir, lo que quizá, dada la desconcertante semejanza en un país donde todo el mundo conoce el rostro de su príncipe, no sea buena idea... y es que puede haber confusiones, aunque esas confusiones sean de utilidad si el rey no puede hacer acto de presencia en su propia coronación y se necesita un sustituto con mucha, mucha urgencia durante unas pocas horas. Nuestro Rudolf se deja enredar; al fin y al cabo es un primo muy, muy lejano, es majete y tal... y lo que pasa a partir de aquí queda para los lectores que decidan abrir el libro (cosa que deberíais hacer ipso facto).

Para que entendáis un poco el tono de la historia, la asociación que me venía constantemente a la cabeza era La princesa prometida (la parte de la historia que tiene lugar en el país imaginario de Florin, claro). Si os gusta ese aire de cuento con reyes, princesas, sentido del humor, diálogos inteligentes y muy ingeniosos, duelos a espada, enemigos intrépidos con encanto, enemigos malvados sin nada de encanto, suplantaciones, aventuras, peligros, conspiraciones, castillos, secuestros, un personaje principal con mucha chispa y, por añadidura, amor verdadero... estáis ante vuestro libro. Se lee con ganas y se disfruta cada instante del proceso.

Y es que El prisionero de Zenda comienza en el Londres victoriano de finales del siglo XIX, pero el protagonista pronto se traslada al país de Ruritania, y con una transición impecable, natural, sin ruido, sin disonancias, sin nada que chirríe, pasas de imaginarte al Rudolf vestido como corresponde a su época de finales del siglo XIX a verlo en todo momento en tu cabeza con ropajes casi renacentistas, más acordes (a mi parecer) con el espíritu de la novela. En ningún momento te dicen que vistan así, simplemente te lo imaginas (a ver, estoy generalizando... lo he imaginado yo, que otra cosa no, pero imaginación un rato). A ver, Ruritania es un país inventado, y aunque esté implementado en la historia como parte del mundo real en el centro de Europa, evidentemente no lo es (eso la convierte en una novela pionera en la utilización de este recurso, por cierto), así que en un abrir y cerrar de ojos estás rodeado de carruajes, espadachines, palacios, castillos, damas hermosas, caballeros atractivos y galantes, rufianes a sueldo, barrios elegantes (a favor del rey), barrios bajos (a favor de Michael, su hermano bastardo), bosques con mil recovecos... hay trenes en Ruritania, es de suponer que ya debía haber vehículos a motor en el país como en el resto del mundo civilizado, pero Hope se las apaña para dejar eso fuera del cuadro, porque, para que nos entendamos, si se quiere una atmósfera como de cuento, los coches no pintan un carajo, así que todo el mundo en carruaje y a caballo cabalgando a todas partes. No me quitéis la ilusión, no me digáis que en Ruritania la ambientación es la misma que en el Londres victoriano con un pie ya en el siglo XX.

En fin, chifladuras aparte, todo en este libro fluye solo, desde los personajes hasta la trama pasando por la ambientación. Rudolf es el narrador de su propia historia, así que estamos todo el rato en su cabeza y sabemos lo que piensa en todo momento, tanto en su comienzo indolente, guasón y despreocupado sentado en un salón londinense de Park Lane, como cuando se ve involucrado en una aventura que al principio solo es arriesgada por si es descubierto y que acaba siendo peligrosa porque tanto él como el verdadero rey pueden ser asesinados en cualquier momento. Y mientras tanto se enamora perdidamente de una mujer que no solamente es hermosa sino que es buena... un amor de esos que son para siempre aun cuando jamás puedan llegar a puerto, ni bueno ni malo, porque están condenados a no ser desde el principio. Como digo, todo lo vemos a través de los ojos de Rudolf, y es a través de esos ojos que conocemos al resto de personajes y nos adentramos en Strelsau, la capital de Ruritania, sus calles, sus gentes, sus vítores y sus desprecios, su palacio y sus súbditos... y siempre de la mano de los mejores amigos del rey que ahora deben serlo (por la cuenta que les trae) del sustituto londinense... y luego está Zenda, claro. Es que no os he hablado de Zenda ni de Michael el Negro.

Todo héroe debe tener un antagonista, un villano, un archienemigo... y desde que ponemos un pie en Ruritania sabemos que para el príncipe Rudolf ese es su hermanastro Michael, conocido como El Negro (suponemos que no por su encantadora personalidad). Este tal Michael es señor de Zenda, situada a cincuenta millas de la capital; allí tiene su castillo (en ruinas), su otro castillo (rutilantemente nuevo), un pabellón de caza... y ahí, en Zenda, van a pasar cosas que no os puedo contar que harán salir al héroe justo, valiente y generoso que nuestro Rudolf, el londinense, esconde dentro. Cuando termina la novela poco queda del Rudolf enteramente dedicado a sus placeres y un tanto hedonista, porque no solo corre aventuras en Ruritania, sino muchos, muchos peligros, la vida de mucha gente está en sus manos, y de sus decisiones, acertadas o no, dependerá el devenir de un país entero. Y porque no os hablo del otro archienemigo que brilla en la novela, mucho más interesante y tridimensional que el tal Michael, y también mucho más divertido de leer... un villano de esos que no quieres que triunfen pero tampoco que le vaya mal en la vida (la contradicción humana), pero lo dicho, no os hablo de él porque hay que descubrirlo ya inmersos en la lectura.

Se dice en la sinopsis (que en realidad no es tal, sino un extracto del prólogo) que El prisionero de Zenda pertenece al selecto club de libros que no envejecen, y estoy totalmente de acuerdo. Esta historia embelesó a los lectores de hace ciento treinta años y sigue embelesando al lector que se acerca por primera vez a sus páginas en pleno siglo XXI. Me atrevo a decir que es de esos libros que hay que leer al menos una vez en la vida por el propio disfrute literario que implica. Tampoco os digo que sea una obra maestra de la literatura, no lo es, pero tiene algo que es incluso mejor: sabe acercarse al lector de mil maneras distintas y eso se traduce en que puede llegar a muy diferentes tipos de lectores, y lo consigue a base de entretenimiento puro y duro y una visión sobre lo que se pretende contar casi perfecta. Ofrece tantas cosas en una combinación tan impecable que cierras el libro planeando en volver a leerlo a no mucho tardar (yo voy a hacerlo, planeo releerlo el año que viene).

Arriba en la sinopsis no he contado gran cosa aunque no lo parezca, simplemente es la trama desde la que parte la novela. No me he adentrado en las cuitas de Rudolf en Ruritania, no os he dado nombres de ningún personaje salvo el suyo y el del rey y ni tan siquiera os he hablado del castillo de Zenda y del prisionero que esconde. Yo lo he leído recordando solamente la película (que hace siglos que no revisiono) y si no habéis visto la adaptación, sinceramente recomiendo no leer demasiado sobre el libro y zambulliros en él sin más. Ya os iréis encontrando personajes, aventuras y peligros conforme avancéis en las páginas. Quedaos con el tono que os comento más arriba: si eso os llama la atención, adelante. Si no, pues me parece fatal, la verdad, pero no me queda otra que respetarlo xD (muchas veces escribo estas tonterías y no pienso que quien no me haya leído nunca y esté acostumbrado a ellas se quedará a cuadros XD). Por cierto, que la novela tiene una continuación llamada Ruperto de Hentzau y necesito que alguna editorial la traduzca y la publique. Lo necesito MUCHO.
Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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AnnieMoneth
 11 January 2023
El prisionero de Zenda es una novela de aventuras tan familiar para algunas generaciones como Los tres mosqueteros, El conde de Montecristo o La pimpinela escarlata, entre otras.

El prisionero de Zenda fue publicada por primera vez en 1894 y rápidamente alcanzó un éxito rotundo en una época en la que triunfaban las novelas románticas y de aventuras, con romances imposibles, intrigas políticas, duelos a espada, héroes honorables, bellas mujeres en problemas, villanos y traidores… Estos elementos los encontramos en El prisionero de Zenda, novela de aventuras perteneciente al subgénero de capa y espada, algo menospreciado y olvidado en la actualidad que, para alegría de muchos nostálgicos y jóvenes lectores de corazón intrépido, la editorial Zenda decidió sacar, hará ya tres años, de su injusto retiro a través de la colección Zenda Aventuras.

Escrita en primera persona por el protagonista de la historia, El prisionero de Zenda es una novela ligera que narra las peripecias en que se ve envuelto Rudolf Rassendyll —un joven caballero de noble cuna descendiente de los Rassendyll de Inglaterra, si bien con la nariz y el cabello que siempre ha distinguido a la casa real de los Elphberg de Ruritania—, cuando decide asistir a la coronación de Rudolf V en Strelsau, Ruritania. Una conjura y el notable parecido entre los dos parientes lejanos del mismo nombre serán el detonante de una arriesgada aventura para salvar la corona y en la que Rudolf Rassendyll tendrá que elegir entre su amor y su honor.

No voy a decir nada más de su argumento porque estoy de acuerdo con las palabras expresadas por Arturo Pérez-Reverte en el prólogo de esta edición, entre las que destaco las siguientes:

"El prisionero de Zenda nos brinda la oportunidad de conocer un mundo que ya sólo es posible en la imaginación, en las bibliotecas y en la memoria." -Arturo Pérez-Reverte.

La novela se lee de un tirón, pues la trama está llena de acción, cambios en la suerte y pinceladas de humor. Disfruté como una enana sumergiéndome de nuevo en esos diálogos brillantes donde los personajes tiran de ironía y frases con doble sentido para salvaguardar la compostura, y erigiendo en mi mente, una vez más, los muros de piedra y el foso del castillo de Zenda. Un castillo tan notable como lo pueda ser el de Neuschwanstein, sito en Alemania —que inspiró a Walt Disney para la creación del castillo de la Bella Durmiente—, con la salvedad de que el primero y su localización, Ruritania, solo existe en la imaginación de los lectores y en la literatura de ficción.

Como sucede con otras novelas del mismo género donde la acción es lo más sobresaliente, no se ahonda en el aspecto psicológico de los personajes a pesar de estar narrada en primera persona. Anthony Hope dotó a su héroe protagonista, Rudolf Rassendyll, de las características de caballerosidad, elegancia, gallardía, valentía, inteligencia y honorabilidad; con conocimiento de idiomas y diestro en el arte de la espada. A la princesa Flavia, de belleza, decoro y de una educación y modales exquisitos. Ambos comparten el mismo código de honor que les obliga a anteponer éste a sus propios intereses, lo cual se refleja en la novela. Michael el Negro, hermanastro de Rudolf V de Ruritania, es envidioso y confabulador. Rupert de Hentzau es el personaje que más me gusta —de hecho, da título a otra novela de Anthony Hope—: es un villano inteligente, guapo, insolente, descarado, audaz y buen espadachín. La discreción, la lealtad y la valentía son cualidades que comparten el viejo coronel Sapt y Fritz von Tarlenheim, ambos al servicio del rey. Por supuesto, hay más personajes en la historia como Antoinette de Mauban —una mujer que jugará una baza destacada en cierto punto de la trama—, George Featherly, etc.

No puedo dejar de comentar una cuestión que no recordaba de las lecturas que hice en mi adolescencia. Me refiero a ciertas expresiones y juicios de valor en relación con las mujeres, no aceptables hoy en día; no obstante, conviene aclarar que esas expresiones no reflejan más que la situación de la mujer en una época pasada, ya superada —al menos en Europa—, y al leerlas hay que ser conscientes de ello y no sacarlas de contexto; y, sobre todo, reconocer el humor británico.

El prisionero de Zenda fue llevada al cine en varias ocasiones. Arturo Pérez-Reverte repasa en el prólogo cada una de esas adaptaciones. Yo la que recuerdo —y por la que conocí la existencia de esta novela— es la protagonizada por Stewart Granger y Deborah Kerr, en 1952, junto a James Mason como Rupert de Hentzau. Confieso que he vuelto a ver la película tras releer esta novela, y he sonreído con cariño en algunas escenas y ruborizado ante los acordes de la música de fondo que era habitual escuchar en las escenas de amor del cine de aquella época. Ha envejecido…, sin embargo, lo importante sigue ahí.

El prisionero de Zenda es un libro para nostálgicos de las novelas de capa y espada y para jóvenes lectores que deseen viajar al pasado y vivir con la imaginación un tipo de aventura diferente. Una novela entretenida, divertida y amena.

Enlace: https://despertaresdestonewa..
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Anquises
 03 November 2020
Tras la lectura de SED de NEAL SHUSTERMAN, necesitaba distracción y opté por una de aventuras, aparcando a Holmes y a Cthulhu. Así pues opté por “El Prisionero de Zenda” de Anthony Hope que la editorial ZENDA la reeditó en bolsillo, una muy cuidada reedición con prólogo del maestro Arturo Pérez-Reverte. Novela corta ya leída en mi tierna juventud durante un invierno encamado por un gripazo. Tras visionar repetidas veces la película a lo largo de mi vida (y las que te rondaré morena...) sentí la necesidad de volver a cabalgar con mi amigo Rudolf Rassendyll. Esta vez poniéndole la cara de Steward Granger, Y aunque me gustó desenvainar la espada a su lado contra los enemigos del rey reconozco que no sentí la emoción de aquella primera lectura, quizás sean las repetidas sesiones de cine o quizás sea que ya no tengo 11 años y que yo no hubiera dejado a Deborah Kerr, el caso es que mi corazón no se alteraba con cada mandoble que daba, será la edad. Eso sí, me quedo con el lema de la familia Rassendyll: “NIL QUAE FECI”
Si no la has leído debes hacerlo y si lo has hecho creo que también debes hacerlo no sentirás la emoción del primer beso pero sí volverás a aquél tiempo ya pasado.
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Citas y frases (2) Añadir cita
AnnieMonethAnnieMoneth11 January 2023
Es posible que la vida de un verdadero monarca sea dura, pero puedo dar fe de que la de un rey fingido lo es mucho más.
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JessicamendezJessicamendez09 September 2021
Es un libro bastante entretenido y es muy bueno se los recomiendo
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Video de Anthony Hope (1) Ver másAñadir vídeo
Vidéo de  Anthony Hope
Cristina Vittoria sigue descubriendo a nuestros lectores la colección de Zenda Aventuras en sus vídeos. En esta ocasión el libro elegido es El prisionero de Zenda, de Anthony Hope.
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