Una mujer se ha perdido. Y su marido se hunde en una exploración obsesiva, enumerando los restos del naufragio en busca de una explicación. Eso es todo lo que ocurre en esta segunda novela de Sebastián Antezana, en la que se exploran las relaciones entre artificialidad, mecanicismo y vitalidad, y las consecuencias de empezar a vivir cuando se ha clausurado la ilusión de un posible comienzo.