Ejercicios respiratorios

Una divertida, conmovedora y, a veces, irritante historia sobre un matrimonio corriente con una vida corriente. Una historia que va surgiendo de los recuerdos y vivencias que marido y mujer tienen, no siempre coincidentes, a lo largo de un largo día; uno de esos matrimonios que sobreviven con una inquebrantable mala salud de hierro gracias y a pesar de ambos, Ira y, sobre todo, Maggie, personaje central y magistral de una novela que Anne Tyler escribió en estado de gracia y que mereció el premio Pulitzer de 1989.

“Mirar un día alrededor y que todo te sorprenda: a dónde has llegado, con quién te has casado, en qué clase de persona te has convertido. Supón que de repente te ves donde estabas... supón que comprando con tu hija... pero teniendo siete u ocho años y observando todo lo que has hecho. «¡Vaya!», te dirás. «¿Será posible que ésa sea yo? ¿Conduciendo un coche? ¿Tomando el mando? ¿Regañando a alguna jovencita como si yo lo supiera todo?» Entrarías en tu casa y dirías: «Bueno, pues no es que tenga un gusto espléndido, que digamos». Te mirarías en el espejo y dirías: «Dios mío, la barbilla se me empieza a curvar tal y como le pasó a mi madre.”

Todo es engañosamente pequeño aquí, no hay grandes tragedias ni grandes problemas existenciales, ni grandes mentiras ni grandes traiciones, ni grandes héroes ni grandes mártires, solo defectos y virtudes corrientes danzando de un lado para otro en coreografías que todos conocemos y puestas en escena con una naturalidad exquisita, con un ritmo preciso, con un sentido del humor compasivo y con una finura y una lucidez admirable para resaltar el detalle preciso.

Maggie, torpe, peliculera, impúdicamente comunicativa con los extraños, impulsiva, cabezona, propensa a los accidentes y a los malentendidos, está en pleno síndrome del nido vacío y utilizará su patológica inclinación a inmiscuirse en la vida de los demás para intentar solucionarlo. Alérgica a toda situación que no encaje en sus fantasías sobre su vida y la de todos aquellos que la rodean no tiene escrúpulo alguno en manipular a quién haga falta en pos de sus objetivos ocultos, aunque siempre de buena fe y con resultados casi siempre desastrosos. Una característica de Maggie que le es especialmente irritante a su marido que no puede impedir unos repentinos ataques de sinceridad que acaban por complicar aún más las cosas.

"¿No crees que ahora ya debería saber cómo respirar?" Una lógica pregunta de una embarazada en su preparación al parto. Una pregunta en la que se basa el título de la obra y cuya interpretación puede ir desde la referencia a todas aquellas cosas importantes para las que no nos preparan mientras nos saturan con un sinfín de conocimientos inútiles, hasta el hecho de que las cosas más sencillas son las que siempre acabamos complicando, cayendo en los mismos errores una y otra vez o, por qué no, lo fácil que es olvidar hasta lo más simple cuando nos encontramos bajo presión. Es inevitable, como si de una maldición se tratara, siempre nos serán necesarios los ejercicios respiratorios.