La familia maldita

La familia maldita es una magnifica culminación a esta bella saga de canciones nocturnas con las que la autora nos ha acompañado a lo largo de los años, en este libro somos testigos no solo del crecimiento artístico e intelectual de su autora, también de su refinamiento y pulcritud a la hora de expandir y estructurar el canon del maravilloso universo vampírico que ha creado para su delite y para el todos los que sin importar nada seguimos apasionándonos con estos seres de la noche.
Una de las particularidades de esta saga es que sus cuatro entregas comparten un universo que se rige por sus propias leyes y aunque personalmente considero que deben leerse en orden, son libros que pueden disfrutarse enteramente como historias independientes. Esto nos permite disfrutar su última entrega como una individualidad con historia previa, y al hacerlos de ese modo nos concedemos el privilegio de disfrutar de nuevos personajes que colmaran nuestra lectura de pasión por la noche y el conocimiento.
La historia inicia cuando Lucyna nuestra narradora encuentra en un anuncio de periódico la posibilidad de un nuevo empleo como institutriz de una pareja de niños en un castillo. Es desde allí que encontramos una protagonista alejada de los personajes femeninos de los libros anteriores, la joven y hermosa Lucyna es poseedora de un carácter independiente, dueña de una inteligencia aguda, poseedora de una mente reflexiva, que busca el conocimiento, libre de los prejuicios propios de su época, dueña de una empatía extraña para un mundo egoísta como es el de los humanos y el de los vampiros, aunque pueda parecer que las situaciones la desbordan, es casi siempre dueña de sus actos y decisiones más que presa de sus miedos.
La construcción de los personajes, en mayor medida los masculinos es una mezcla entre pasión y misticismo que exalta la belleza física contrastada con almas de luz cegadora o de oscuridad atrapante, vamos así siendo testigos de cómo la protagonista al tomar la plaza de educadora, ira descubriendo poco a poco los secretos a gritos que rondan el castillo y que quieren ocultar una realidad latente que para otros seria desesperante pero para ella se muestra como un enorme pozo de conocimiento que le permitirá comprender no solo la historia y esencia de sus empleadores, también los comportamientos de su propia especie.
La familia de vampiros con sus interacciones llenas de cortesía fingida, de apetitos camuflados, de envidias y luchas de poder, nos entrega una paleta de personalidades y bellezas excéntricas, aterradoras y encantadoras, místicos obsesionados con su propio ser y la inmortalidad, egoístas lujuriosas envenenadas con su propia belleza, personalidades avasalladoras cargadas de encanto y despotismo, pequeños seres llenos de sabiduría, sed de venganza y deseos de ser queridos y respetados; silenciosos y cautivadores de miradas profundas y comprensiones del mundo y de su especie únicas.
Como es costumbre la autora nos obsequia una complaciente oda de amor a los libros y a las antiguas historias de vampiros, también un recorrido antropológico y filosófico que analiza desde la perspectiva de los protagonistas los actos y formas con los que las religiones han moldeado los deseos, comportamientos y perspectivas de la humanidad, sin dejar aún lado ese enriquecimiento a la cosmogonía vampírica que ella ha creado para su obra, haciendo de esta manera que los diálogos y monólogos de esta historia sean los elementos más disfrutables y apasionantes del libro, aunque reduzca el tiempo a las acciones físicas concretas.
Un libro más adulto, estructurado desde el saber y el conocimiento que se mantiene fiel al espíritu oscuro y nocturno de estas construcciones victorianas en las que los vampiros son amos de la noche, señores de la seducción y la autora definitivamente una exquisita narradora que permite que sus personajes sean y nos lleven a soñar ser.