C.A.L.I.: Caos. Apariencia. Lujuria. Infierno.

Este libro es maravilloso. Es un libro cínico, sarcástico, estereotípico. Carolina nos retrata su ciudad, Cali, a través de estos personajes tan particulares.

Acá vemos retratado el machismo, el afán por ser reconocido, las contradicciones que son inherentes al ser humano. Lo políticamente correcto -y lo que no-, las pasiones ocultas y aquellas no tanto.

A través de este thriller, que se basa en el asesinato de una prostituta, podemos ver cómo son los colombianos, porque más allá de saber quién es el asesino, con el pasar de las páginas lo que vamos aprendiendo es esa idiosincrasia de muchos colombianos, que el engaño es algo natural, el que no engaña es por bobo y al que descubren en el engaño es porque no era lo suficientemente «vivo».

El hecho de que el diablo viva en Cali me gustó mucho. Porque el diablo es la figura a la cuál culpar por todos nuestros actos, porque en realidad no es que seamos malos y personas que engañan porque lo eligen, sino porque alguna fuerza externa a nosotros nos obliga a hacerlo. Porque el colombiano nunca tiene la culpa de nada, la culpa es de los políticos, o del alcohol, o las drogas, o los celos, pero ¿Yo?, Nunca. La decisión nunca es mía, sino de alguien o algo más que está por encima mío.

Y no creo que aplique exclusivamente a los colombianos, sino al ser humano en general, este libro es una crítica a todos esos comportamientos que se encuentran tan arraigados con el pretexto de que es algo «cultural». El ser humano no cambia, le asusta eso, o simplemente le parece más sencillo permanecer así en ese estado inamovible tanto moral como intelectualmente.

Está incursión de Caro en este género me gustó mucho, ya que si bien no es el terror paranormal al que nos tiene acostumbrados, no se pierde la esencia de lo que es ella como autora. Ella, a través de todos sus libros nos presenta de alguna u otra forma los monstruos que nos agobian, nos muestra el cinismo del que es capaz el ser humano, solo que en C.A.L.I no necesita de vampiros y brujas o sirenas para mostrarnos que el monstruo puede ser un ciudadano de a pie, que dentro de nosotros puede existir ese ser repulsivo que podemos llegar a odiar y que es tenebroso, pero no porque chupa sangre sino porque aunque no lo hace te puede destrozar la vida.