Recetas para amar y matar

Recetas para amar y matar es el título de la primera de una serie de novelas noir protagonizadas por la jovial y encantadora “Tannie” Maria. La tannie que nos ocupa es una señora (valga la redundancia) de unos 50 años que vive en una granja con unas vistas impresionantes en el Parque Nacional del Pequeño Karoo, en Sudáfrica, tiene por compañía los suculentos platos que prepara, cinco gallinas criollas, un huerto y muchos arboles; trabaja media jornada en el periódico local, escribiendo una columna de recetas de cocina que tienen una aceptación bastante alta en el pequeño pueblo y alrededores.
Una mañana de domingo, con el anuncio de una mala noticia, se comienza a cocinar, incorporando primero los ingredientes de poco a poco la que sería la primera aventura de Maria.
Entre recetas y consejos sentimentales, se desarrolla esta novela que como una buena comida tiene un poco de todo y mucho color, me agradó la forma de presentar a los personajes desde un principio, como si se estuviera citando una receta de cocina: una detective, un policía, un poco de avaricia, todo a fuego alto.
Me enamoró con los dos capítulos dedicados a Mandela, a su obra y funeral, personalmente siento un respeto y cariño hacia su persona y lo que representó, y me fue muy grato encontrarlo por acá.
Un asesinato a primera vista de resolución sencilla, problemas sociales como la violencia de género, específicamente la violencia en el seno familiar, el machismo, el alcoholismo, el abuso de poder.
De capítulos cortos y agiles, la novela está bañada de términos afrikáans y sudafricanos, entre el glosario y un traductor en línea se superan fácilmente, además uno se va con la satisfacción de haber aprendido mínimo 10 palabras.
Unas vistas impresionantes, las más hermosas desde el stoep de tannie Maria donde se sirven los mejores desayunos al amparo de cantos de pájaros, muchísimo calor, poca y agradecida lluvia, comidas exquisitas que hacen al lector salivar, un asesinato, un envenenamiento, allanamientos ilegales, una desaparición y un pueblecito pintoresco todo bien condimentado y tenemos esta novela que entretiene y se disfruta.

Dios, la fe y el amor se fueron por la ventana durante los años que estuve con Fanie.
Desde entonces dejo las ventanas abiertas, pero nada de lo que se fue ha vuelto.

¿Adónde iría tan rápido? Supongo que con la llegada del fin del mundo habría muchas cosas que hacer.