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ISBN : 8408207989
336 páginas
Editorial: Planeta (02/04/2019)

Calificación promedio : 4.4/5 (sobre 15 calificaciones)
Resumen:
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Críticas, Reseñas y Opiniones (15) Ver más Añadir una crítica
AlhanaRhiverCross
 23 November 2019
Esta ya es la cuarta novela que leo de Sandra Andrés Belenguer y aunque hace unos cuantos años que la descubrí, he ido leyendo lo que va publicando con mucha calma y manteniendo mis expectativas a raya. Me gusta muchísimo su estilo narrativo y la verdad es que disfruto solo leyendo cómo escribe sin que me importe mucho lo que cuente en cada historia. O lo que es lo mismo, voy a seguir leyéndola porque me gusta su prosa y no le doy tanta importancia a sus tramas, que pueden entusiasmarme más o menos. En este caso, la novela tiene varios puntos fuertes a su favor que pueden hacer que sea una lectura magnífica, sobre todo si nunca se ha leído nada de la autora; y a la vez, me he encontrado con otros aspectos que ojalá hubieran sido mejores, sobre todo porque no puedo evitar comparar con otras de las historias de una de las autoras por las que más motivación siento a la hora de elegir lecturas.

Entrando ya en materia con Deja cantar a la muerte, la figura del fantasma siempre ha sido una de las más enigmáticas y fascinantes que nos ha dado la literatura y su hechizo ha traspasado las páginas en incontables ocasiones para llegar a las pantallas y los escenarios de medio planeta, aunque son pocos los retellings que se conocen dentro de la propia literatura. Este es el mayor aliciente con el que cuenta esta novela: la curiosidad por un personaje tan hipnótico como su música, tan misterioso como su leyenda y tan cautivador como su personalidad, pese a que no deja de ser un perturbado solitario y agresivo que causa desgracias allá por donde pasa y rapta jovencitas cuando se obsesiona con ellas. Sí, el fantasma es todo eso y aun así sigue encandilando por algún motivo inexplicable. O no tan inexplicable, porque precisamente creo que ahí radica que se haya convertido en un personaje inmortal que a día de hoy sigue siendo magnético. Quizás por eso, al elegir esta lectura tenía una sensación contradictoria según pusiera el imán que me atrae hacia este personaje, porque no es la primera que la autora escribe sobre El Fantasma de la Ópera y yo ya había leído su anterior novela inspirada en este clásico, titulada El Violín Negro, que guardaba bastante más distancia con el original que la que nos ocupa ahora. En aquella ocasión, la primera vez que leía a Sandra Andrés, logró engancharme más porque rozaba la novela gótica de misterio y tenía ese aire de versión libre en la que no sabía muy bien por dónde iría la historia.

Sin embargo, en este caso, tengo que reconocer que al estar ambientado en nuestro siglo, pensé me iba a encontrar con un clásico modernizado, con mensajes renovados y con personajes rejuvenecidos. Aunque la verdad es que he sentido algo de decepción porque, tal y como yo lo he sentido, no he encontrado nada de esto por una simple razón: se parece demasiado a la historia original incluso con sus “fallos” (contextualizados en su época, por supuesto). Hay algunos detalles que intentan aportar un toque nuevo, como la presencia de la abuela de Christine, un punto de vista propio para Raoul en algunas escenas o las aventuras de los fanáticos del mundo subterráneo de París (con toda la ingente documentación que eso conlleva) para que no se vea solo como el hogar de Erik. También cuenta con una buena construcción psicológica de los tres personajes principales aunque, de nuevo, sin aportar mucho más a lo que ya conocemos y en ocasiones, puede llegar a hacerse repetitivo, como los pensamientos recurrentes de baja autoestima que arrastra Christine o el nivel de obsesión que siente Erik por ella y por su éxito.

Por todo ello, el nivel de detalle con el que la autora trata de reinterpretar el clásico en realidad ha sido un hándicap que le ha impedido convertirse en una historia propia con la que encandilarme, porque más que un retelling he tenido la sensación de haber leído un remake, simplemente cambiando de época e incluso forzando situaciones que hoy en día serían un tanto sobreactuadas (como que Christine crea de verdad, pero de verdad, que existe su ángel de la música y se enfade al comprobar que solo es un chico que nada tiene de sobrenatural). Tanto es así que a veces resultan un poco absurdas algunas escenas que me han hecho plantearme todo el rato en qué narices piensa Christine para permitir que un acosador desconocido, literalmente, la acose; por no mencionar las continuas alusiones a ángeles que parecen justificar toda esa relación y que en el original quedaba como muy “romántico” pero que en una actualización del clásico me saca de la trama por completo porque se me van los ojos hacia arriba. Además, en la academia en la que se desarrolla la mayor parte de la trama se pierde un poco el realismo de algunos encuentros entre ambos tras pasadizos secretos y espejos de un solo sentido, que podían tener algo de verdad en la legendaria Ópera Garnier, pero que en una escuela rodeados del resto de alumnos, no me ha terminado de encajar del todo. Por el contrario, el ligero cambio de actitud en el final con respecto a la obra original ha logrado que la sensación en general fuera mejor de lo que me esperaba.

Por otra parte, la pluma de Sandra Andrés Belenguer sigue siendo preciosa y no hay otra manera de definirla. Puede que sea un poco demasiado recargada y con más florituras de las necesarias (en el sentido más subjetivo de lo que es necesario o no en una narración, obviamente), con un estilo narrativo y descriptivo propio que puede hacer que la lectura se haga demasiado densa si no se coge el ritmo adecuadamente desde el principio y puede que incluso en algunos pasajes me hayan sobrado párrafos enteros sin ninguna duda. Y aun así, he seguido leyendo como hipnotizada porque la prosa, empalagosa o no, es dulce y muy agradable a los ojos, con multitud de metáforas, antítesis y otros recursos literarios muy bien utilizados, aunque como digo, quizás en exceso, pero es que forma parte intrínseca de la pluma de esta autora. Además, ha sabido plasmar muy bien la inseguridad que define y coarta la vida de Christine, el carácter obsesivo y atormentado por su físico que es inherente a Erik y que le empuja a comportarse como un acosador con tendencias vengantivas y, en general, ha captado a la perfección la esencia de su relación, un tanto dependiente y enfermiza por ambas partes.

En otras palabras, una buena novela a nivel técnico y narrativo que me ha fallado a nivel argumental porque se parece demasiado al original y porque no arriesga un poco más para poder actualizar también las reacciones de los personajes. Está claro que puede gustar muchísimo, y más si se empieza a conocer a esta autora por esta novela, porque la mejora en su calidad narrativa es palpable con respecto a novelas anteriores, así que solo por eso merece ser recomendada al margen de gustos personales. Por lo demás, yo tendré que elegir alguna otra de sus publicaciones para disfrutar aunque sea un poquito más de historias que vengan directamente de su imaginación, pero si os gusta El fantasma de la ópera, tened claro que Sandra Andrés Belenguer es la autora que necesitáis.
Enlace: https://enmitiempolibro.blog..
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SaboraTinta
 16 January 2020
No es ningún secreto que Sandra Andrés Belenguer es una de mis escritoras favoritas. Me enamoró con su primera obra: El violín negro, la cual también guarda una gran relación con El fantasma de la ópera, y desde entonces no he dejado de seguirla y disfrutar de sus otras novelas, como es el caso de Ex Libris y La noche de tus ojos. Es por ello por lo que tenía muchísimas ganas de leer su nuevo libro: Deja cantar a la muerte, y volver a disfrutar con sus tramas envolventes y su magnífica escritura. Y, he de decir, que la lectura de este retelling de El fantasma de la ópera me ha cautivado *.* y enamorado a partes iguales, como si de la voz de nuestro querido fantasma se tratara😉.

Hablando brevemente de la trama, solamente os diré que en esta novela los protagonistas vuelven a ser Christine, una artista que ha perdido la confianza en sí misma tras la muerte de sus padres y los comentarios de sus familiares, Raoul y Erik, el cual se dedicará a sembrar el caos en la Schola Cantorum, la academia en la que estudia Christine y a la que está estrechamente vinculado. Las vidas de todos ellos se entrelazarán y Christine tendrá que descubrir cuáles son sus verdaderos sentimientos, tanto hacia su ángel de la música como hacia Raoul Dassary.

Lo primero que tengo que destacar es la historia en sí, puesto que la trama replica a la perfección la de la obra de Gastón Leroux. Todo lo que nos encontramos en dicha novela tiene su reflejo en Deja cantar a la muerte y, a pesar de la modernización y de haber traído a Erik, Christine y Raoul al París del siglo XXI, las escenas, los escenarios y los personajes que aparecen son perfectamente identificables.

Por poneros algunos ejemplos, os diré que Raoul es uno de los hijos del dueño de una discográfica de gran renombre y con mucha influencia dentro del panorama musical (¿a alguien se le ocurre una manera mejor de transformar su figura de vizconde y vincularla con la música?), que las catacumbas de París se convierten en la morada del fantasma al igual que los distintos niveles de la Ópera Garnier en la obra de Leroux o que en la academia en la que estudia Christine, la Schola Cantorum, hay espejos que le permiten a Erik observarla pero también adentrarla en su mundo y en el lago subterráneo.

Así que, como podéis ver, Sandra ha bebido directamente de la fuente pero, a su vez, le ha otorgado su sello personal y ha añadido aspectos que la hacen todavía más interesante. Tal es el caso del mundo de los cataphiles (es decir, la de aquellos que se adentran en las catacumbas parisinas a pesar de las prohibiciones) y los cata-ops (la policía subterránea), el cual es sumamente atrayente y existe en la realidad. Además, he de decir que este universo también aparece en El violín negro y que me ha encantado volver a reencontrarme con el mismo. Por otra parte, una vez más, Sandra ha vuelto a ubicar la acción en París, una ciudad que conoce a la perfección y a la cual nos sentimos transportad@s mediante la lectura.

Ahora bien, quizás uno de los añadidos más acertados es el de la aparición de la madre de Erik en la trama. Mientras que en El fantasma de la ópera solamente se la mencionaba para hacernos comprender la infancia del mismo y el porqué de su máscara, en Deja cantar a la muerte está muy presente al seguir teniendo un vínculo madre-hijo con él y actuar como tal a pesar del horror que le despierta su propio vástago. Por lo tanto, la infancia del fantasma es totalmente novedosa en esta novela y nos hace comprender su dolor y su necesidad de esconderse del mundo. Además, convierte al “monstruo” en un ser completamente humano.

De hecho, los personajes son uno de los puntos fuertes de la novela. Es muy fácil sentirse identificad@ con Christine, su ingenuidad y sus inseguridades, con su lucha por conseguir sus sueños o con su desesperación y necesidad de escapar. No obstante, también es muy fácil conectar con Erik. Como ya he mencionado anteriormente, Sandra le ha hecho muy humano y eso nos hace sufrir con él, pero también anhelar lo que él anhela. Sandra nos mete en la piel de los protagonistas de manera magistral. Incluso podemos comprender a Raoul y su necesidad de ser lo que él quiere a pesar de verse empujado a ese mundo de lujo y desfases creado por su progenitor.

Una de las cosas que hace que los personajes calen tanto en nosotr@s es la manera que Sandra tiene de mostrarnos su historia. Si bien es cierto que la mayoría de los capítulos están contados por un narrador omnisciente en tercera persona, también nos encontramos algunos titulados “Contrapunto”, en los que Christine, Erik y Raoul nos cuentan en primera persona lo que sienten y su debate interior. de hecho, estos capítulos guardan una gran relación con otra de las protagonistas de la historia: la música, ya que el contrapunto es una técnica musical que nos muestra como se relacionan distintas voces para crear armonía. Así que ya veis que Sandra no da puntada sin hilo 😉.

Para finalizar, solamente puedo destacar la pluma y la prosa de la autora. Leer sus escritos siempre es un placer para los sentidos por su musicalidad (nunca mejor dicho) y por lo poético de los mismos. Es un deleite leer este tipo de novelas tan trabajados y con tantísima calidad porque proporcionan un plus a la experiencia lectora. Además, el arte y la literatura siempre están muy presentes en todas sus historias y esta no podía ser menos ^^. Para l@s que amamos estos guiños solamente aumenta el disfrute.

Además, para l@s que no lo sepáis, Sandra Andrés Belenguer es una gran experta en El fantasma de la ópera. Por ello, no se me ocurre mejor autora para hacer este homenaje a la inmortal obra de Leroux y traerla de nuevo a la vida.

Lo mejor: una prosa exquisita, una pluma muy trabajada y de gran calidad, un retelling muy fiel a la historia original pero completamente novedoso a su vez… Sobran los motivos para leer esta novela 😉.

Lo peor: una vez más, queda demostrado que a Sandra no se le puede poner ningún pero.

Deberías leer esta novela si eres fan de “El fantasma de la ópera” en sus múltiples variantes, si te gustan las historias con una pluma impecable y, por descontado, si ya conoces la obra de Sandra Andrés Belenguer.
Enlace: http://saboratintaliteraria...
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Celeste_Lightwood
 31 March 2020
En este retelling nos encontramos con una historia que sucede en la actualidad. Desde la muerte de sus padres, Christine no levanta cabeza. Ellos eran los que protegían su inocencia y le animaban en todo. Estaban muy involucrados en su formación como bailarina y cantante y no cesaban en su empeño de que sus alas crecieran. Sin embargo, cuando fallecieron su mundo se derrumbó. Sus tíos le dijeron que no valía para nada, que su amor por la música era solo una fantasía y un sueño estúpido, que debía crecer y olvidarse de todas esas ensoñaciones. La única que la apoyó, y con quien vive, fue su abuela. Después de eso, su autoestima quedó destrozada. Siguió estudiando en la Schola de artes escénicas pero ya no puede brillar como antes. Su técnica es perfecta, pero ya no hay en ella ni pizca de sentimiento. Sobre todo cuando su compañera de clase, Charlotte, la chantajea constantemente para que no destaque y poder llevarse ella todo el mérito, como hija del director que es.

Así pues, Christine se halla en un constante desamparo. Ya no cree en lo que hace, no tiene unos padres que la apoyen y la animen a seguir hacia delante y su pasión, la música, ha dejado paso a la tristeza. Su único respiro son las incursiones que hace de vez en cuando con su grupo de cataphiles a las catacumbas parisinas. Ese submundo, vacío y misterioso, es lo que hace que sus miedos y preocupaciones desaparezcan. Es su segundo hogar.


Erik es un fantasma que vive encerrado en las catacumbas. La oscuridad es su elemento y esos túneles son su refugio. Hace años que no sale de allí. No lo necesita. Es un monstruo que se alimenta de aquellas paredes. Sin embargo, cuando la preciosa voz de Christine irrumpe en su soledad, no puede seguir fingiendo que todo sigue igual, que nada ha cambiado. Solo él es capaz de escuchar el dolor y la desesperación que transmite su voz cuando canta. Solo él, otro apasionado de la música, es capaz de entender lo que está expresando con ese canto aparentemente inocente. Christine desea aferrarse a un pasado en el que fue feliz. Un pasado en el que, según sus padres, existía un ángel de la música que velaría por ella y que la cuidaría. Y Erik está dispuesto a dejar de ser un fantasma para convertirse en el protector que ella necesita.

La modernización que ha hecho la autora de este clásico no desentona, pues los elementos principales y que hacían brillar El fantasma de la ópera, siguen ahí. Christine sigue siendo aquella joven dulce que se dejaba guiar por su ángel protector. Sin embargo, aquí es una adolescente que sufre de problemas reales que ocurren hoy en día entre los chicos jóvenes. La baja autoestima, el creerte inferior o no válido en lo que haces es, por desgracia, algo que está a la orden del día. de esta forma, es muy fácil congeniar con ella y comprender sus sentimientos. Aun así, he de puntualizar que, aunque al principio sentía mucha empatía con ella, había ciertos momentos en los que su negatividad y su victimismo me desesperaban. Pero bueno, aun así se podría decir que es comprensible.

En una de sus incursiones a las catacumbas, Christine conocerá a Raoul, el otro personaje fundamental de esta historia. He de decir que este Raoul me ha parecido insoportable. Se trata de un niño bien procedente de una familia adinerada porque su padre es un productor musical famoso. Esto le convierte en un muchacho más repelente que el personaje original y que es difícil que te caiga bien. En el desarrollo de personajes, se nota bastante cuál es la elección de la autora entre Erik y Raoul y eso afecta a cómo estos han sido caracterizados. Por lo tanto, como lector es complicado congeniar con Raoul y verlo como una opción viable para Christine.


Por otro lado, Erik me ha gustado mucho. Era, sin duda, mi personaje favorito, por lo que tenía un poco de miedo acerca de cómo lo habría actualizado la autora. No obstante, creo que ha dado en el clavo a la hora de reconstruirle. Sandra Andrés ha sabido darle un nuevo background y una historia de por qué es como es y sobre qué bases se ha construido su vida, lo que le da mayor profundidad y ayuda a lector a entender por qué Erik es como es y las decisiones que le han llevado a su posición actual. Eso no significa que todo su comportamiento sea justificable, ojo, pues tiene algunas actitudes posesivas y bastante cuestionables respecto a Christine. En este sentido, me recuerda un poco a Edward Cullen. Tomaba ciertas decisiones cuestionables, pero que podías llegar a entender debido a las circunstancias en las que se encontraba. Quizá ha sido en este aspecto donde menos he congeniado con el fantasma. Por otro lado, lo que más me ha impresionado ha sido, sin lugar a dudas, la sensualidad de Erik. Esto es algo que la autora ha sabido explorar y explotar a la perfección. Cuando vi la película del 2004, Erik me resultaba tremendamente erótico y seductor, pero sentía que se me quedaba corto, que quería más de esa parte. Y esto es algo en lo que la autora ha hecho mucho hincapié, en su lado más misterioso y sexy, saciando esas ganas que tenía de verle como el adulto seductor que hay detrás de esa máscara. Este ha sido, sin duda, mi punto favorito de toda la historia y el que más he disfrutado. al final, Erik y Christine son los que experimentan un mayor desarrollo y los que más evolucionan, cambiando ciertas perspectivas o visiones que tenían al principio por otras más maduras.

En cuanto a la trama, es casi la misma que en la historia original, tan solo cambian ligeramente los escenarios, el añadido de los cataphiles y sus visitas a las catacumbas y el nuevo transfondo para el fantasma. El final también es distinto, aunque no os revelaré nada para que sea sorpresa. La pluma de la autora me ha gustado mucho, es muy bonita y lírica en ciertos puntos. Aunque también es cierto que, en ocasiones, se me ha hecho un poco recargada y cargante.

Es un retelling que actualiza muy bien este clásico del cine, la literatura y los musicales, sin perder la esencia ni la magia que lo caracteriza y que nos atrapó desde el principio. Si os gusta El fantasma de la ópera y queréis seguir leyendo sobre su historia, Deja cantar a la muerte es muy buena opción.
Enlace: https://notodoesfantasia.blo..
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icruje
 29 May 2019
Esta novela es un reteling de la obra “El Fantasma de la Opera” de Gastón Leroux, con una trama muy parecida a la obra original  pero en un contexto mucho más actual.

La historia nos traslada a Paris donde Christine  es una joven alumna de canto y danza de la Schola Cantorum. Creció, arropada por sus padres que la alentaban, en un mundo de ensueño donde todo se podía hacer realidad.  Hace cuatro años se fue a vivir con su abuela materna Valerie, tras perderlos en un accidente de tráfico y desde entonces se siente vacía, triste e insegura.  Siente que lo ha perdido todo y aunque es buena en cuanto a técnica es incapaz de expresar  las emociones. A esto se une que es el blanco de las burlas y acoso por parte de Charlotte, hija del director y también alumna,  que la amenaza con hacerle perder la beca de estudios.
Por otro lado tenemos a Erik un alma atormentada, envuelto en la soledad y la oscuridad, al que sólo la música da consuelo.

Christine sólo se siente libre cuando con un grupo de amigos baja a las catacumbas de la ciudad.
Una noche, en una visita, entona el vals oscuro y ese canto despierta el interior de Erik y de Raoul otro joven cata. Y allí, en lo más profundo de la ciudad de Paris, ambos quedan prendados de esta joven cuya alma está herida y rota.
A partir de ese momento Erik tomará a la joven bajo su tutela, la protegerá y poco a poco hará que vuelvan   esa confianza y seguridad devolviéndole las alas que había perdido.

La novela está narrados en tercera persona salvo los capítulos que se titulan Contrapunto que están narrados en primera. En ellos conoceremos más a Christine, a  Erik y a Raoul, sus pensamientos y reflexiones, sus dudas, sus sufrimientos…. Son capítulos que nos muestran su parte más humana.

La autora ha construido unos personajes marcados por un profundo dolor lo que les impide crecer. Por una parte nos muestra como Christine ira evolucionando como persona y como artista, adquiriendo una fuerza que al principio no  tenía, hasta convertirse en una mujer capaz de luchar por sus sueños. Por otro lado, con  Erik nos muestra todo el dolor y el sufrimiento que arrastra desde niño, lo roto que está su corazón y a lo largo del libro veremos que gracias a la joven y el amor que surge entre ambos, se ira aceptando a si mismo. Es un personaje que me ha enamorado porque pese a todo tiene un corazón tan bello como puro.

Este es el segundo libro que leo de la autora y tengo que decir, que al igual que el anterior “El violín negro”,  me ha encantado,  tanto la historia como la forma que tiene de escribir tan delicada y con tanto mimo. Con su pluma  y con una excelente labor de documentación, que demuestra una vez más todo el amor y la pasión que la autora siente por Paris y por el mito del fantasma, consigue  una  ambientación excelente, con ligeros tintes góticos. Con unas descripciones de los escenarios que  nos van descubriendo su historia y el misterio que los envuelve, consigue transportarte al interior de la novela, como si fueses tú quien recorre las catacumbas, las calles de Paris, la Opera Garnier…

Sandra André Belenguer  nos trae una historia  que nos narra la pasión por la música y la vida. También es una historia de superación que nos habla de un amor tan atemporal como eterno que traspasa este mundo, el mundo de los vivos. Dos almas que se complementan a la perfección pero que están destinadas a vivir un amor eterno a la par que imposible: Erik es la oscuridad, Christine la luz. Ambos se complementan pero la oscuridad desaparece si se acerca la luz.

Es un libro que te atrapa desde la primera página y que sin ninguna duda te recomiendo leer.
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Librosconraices
 03 September 2019
¿Qué puedo decir con respecto a este libro? Se ha convertido en una de mis lecturas favoritas de este año. Se merece estar en un pedestal, una balda única solo para él. Por una sencilla razón: actualmente me sumerjo en otras lecturas y me parecen poca cosa. No sé si por cosas de la vida, ya que quizá la calidad de los autores no es nada comparable o, si esta lectura, dejó el listón demasiado alto.

No cabe duda y no hace falta llegar al final de mi reseña para saber que le doy sus merecidísimas 5 estrellas.

Me llamó mucho la atención que fuera un retelling del fantasma de la opera, ya que me daba mucha curiosidad la historia original. Pero me contuve y no busqué nada al respecto, me dejé guiar por esta nueva versión. Y qué bien lo hice. La pluma de Sandra me sorprendió, así que si no hubiese buscado posteriormente nada al respecto, tampoco hubiese importado. Me basta y me sobra con Deja cantar a la muerte. Fan absoluta. Quiero leer todo lo que saque a partir de ahora esta mujer.

Es delicadeza, es dolor, es emoción. Es la ambientación, los personajes tan delicados y tan tan perfeccionados de principio a fin. Es algo inexplicable, que quizá solamente se pueda entender leyéndolo. Parece que exagero, pero en realidad me quedo corta. Es perfección. Es una historia digna de ser leída, disfrutada y saboreada. Sé que pronto me lo volveré a leer, lo disgustaré una vez más y me volverá a impactar. Increíble.

Si me ha gustado tanto es por una sencilla razón. Dentro de esta historia está Sandra. Se palpa que ha puesto el alma en cada palabra. Hacía tiempo que un libro no me transmitía tanto. Me ha tenido sumergida durante cada una de sus páginas, me ha mantenido en vela hasta las tanta, porque era imposible dormirme sin conocer su final. Y por supuesto, al día siguiente releí los dos últimos capítulos. Me emociona tanto terminar una historia y tener esta sensación de plenitud. Que un libro me haga pensar, es precioso. Así que felicito a la autora, porque ha hecho algo magnífico.

Y bueno, no quiero comentar mucho con respecto a los personajes o a la historia en sí, porque si ya de por si es un retelling, no hace falta mucha más información. Creo que es perfecto para leerlo sin muchos datos, porque de esta forma habrá un efecto sorpresa mucho mayor y, cuando lleguéis al final no os lo podréis creer.

Solo quiero mencionar que una de las cosas que me ha tenido más enganchada ha sido el personaje de Erik. Es lo que más mérito tiene de todo el libro. Es un personaje tan bien definido, rodeado de tantísimo misterio, que es único. Tiene una magia muy especial y, me he quedado con ganas de más. La ambientación también se merece otra mención, porque como dije por mi cuenta de instagram, hasta los agradecimientos, donde Sandra habla de su investigación, llevada a cabo para documentarse, me ha transmitido esa sensación de aventura y ansias por descubrir. Quiero ir, necesito empaparme sobre todos los misterios que rodean París.




En definitiva, Deja cantar a la muerte es un libro mágico, igual que cada una de las palabras escritas por Sandra Andrés Belenguer, que a través de su historia consigue embaucarte y transportarte a las catacumbas de París. Tanto la ambientación, como los personajes, son realmente exquisitos, tan bien estructurados y narrados que es imposible no meterte de lleno en esta historia tan mágica, pero también trágica. Me ha llegado al corazón y me ha emocionado. Ojalá todas las historias transmitieran tanto. Ojalá todos los autores tuvieran la capacidad de transmitir lo que ella. Porque si algo es verdad, es que el alma de la autora está en esta historia. Y ahora un cachito de la mía también.

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Citas y frases (15) Ver más Añadir cita
alaoestebooksalaoestebooks21 February 2022
La música no entiende de clases, géneros, religiones o edades, mi niña... Un músico que comparte su alma con el mundo en el metro, en una plaza o en la entrada de unos grandes almacenes, no convierte su arte en algo menor, sino en algo sublime.
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alaoestebooksalaoestebooks21 February 2022
Es aterrador pensar lo frágiles que nos volvemos cuando llega alguien que logra rompernos con tan solo una palabra.
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icrujeicruje20 May 2019
A veces, las palabras duelen como la espina de una rosa al clavarse en la palma de la mano; y, aún así, se pronuncian deseando que quienes las escuchan sólo vean los pétalos... hermosos e inofensivos
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alaoestebooksalaoestebooks21 February 2022
En este mundo he encontrado tanta belleza en la oscuridad como horrores en la luz. Deja que tu oscuridad fluya porque no siempre es un verdugo, sino una gran maestra.
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alaoestebooksalaoestebooks21 February 2022
Mi madre siempre me avisó de que las personas se escondían bajo muchos tipos de máscaras, de que un monstruo no era únicamente lo que yo veía en el espejo.
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Video de Sandra Andrés Belenguer (1) Ver másAñadir vídeo
Vidéo de Sandra Andrés Belenguer
"Voy a poder con esto. Estoy viva. El dragón me ha dejado vivr... No sé su motivo, pero sí el mío. Viviré para entender por qué murió mi padre".
LA LLAVE DE BLAKE el nuevo libro de de SANDRA ANDRÉS BELENGUER.
12 de agosto de 1827, Londres. Un cuadro. Una obra de arte cuyo creador se obstina en concluir frenéticamente en la penumbra de su habitación. de repente, algo se mueve en las sombras. Una intensa oscuridad lo invade todo. Aquella sería la última creación de William Blake. El profesor Peter White, antes querido y admirado por todos, vive encerrado en su despacho. Su hija Rachel es la única que sufre por su actitud cada vez más extraña. Rachel es una joven dotada de inteligencia excepcional, fascinada por el mundo del arte y de lo oculto. Desde pequeña, sus padres le enseñaron a buscar y descifrar los pequeños mensajes ocultos en grandes obras de arte. Junto a su amigo Andrew tiene un programa de radio en internet, en el que recogen y analizan testimonios paranormales y experiencias del más allá. Durante una de estas sesiones, Rachel recibe un mensaje que le hiela la sangre: “La boca se está abriendo. Encuentra la llave”. Esa misma noche, su padre muere en extrañas circunstancias. Desde ese momento, Rachel deberá averiguar en qué estaba metido su padre, poniendo en práctica todo lo aprendido desde la infancia para descifrar una serie de endiabladas pistas. Todas parecen girar en torno al enigmático pintor William Blake y sus profecías sobre el ángel caído. Pero Rachel no estará sola en esta frenética búsqueda. La acompañarán Nick, un antiguo y leal amigo, y el misterioso Albion, por quien se siente irremediablemente atraída desde que irrumpe en su vida.
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