Bondrée: la frontera del bosque

También lo hacía por su hija Emma, que pronto tendría la edad de la víctima y entraría en ese largo pasillo por el que deben correr las mujeres cuando cae la noche.

De todas formas, Duchamp estaba tan anodadado como él: cuando vio a Zaza a la luz de loso focos, Ménard tuvo miedo de que le diera un síncope y acabaran desmayados los dos juntos, es esos espacios blanditos en los que se esconden los hombres cuando están hasta el culo de ser hombres.

Bondrée estaba en cuarentena, y además de luto, porque una chica había muerto, porque íbamos a morir todos.

Bondrée era un mundo en sí, el espejo de todos los universos posibles.

¿Por qué la maldad era más fuerte que la policía, más fuerte que el buen Dios, más fuerte que la belleza o la alegría pura de la inocencia?