 |
La Tierra devastada. Un planeta en el que todo lo que quedan son grandes explanadas de restos carbonizados y cenizas. Un mundo en el que lo único que pueden hacer sus habitantes es luchar por sobrevivir. En este contexto transcurre esta historia que mezcla a la perfección un mundo post apocalíptico con la fantasía. Un mundo de magia limitada a la que solo unos pocos tienen acceso y para la que se debe pagar un alto precio. Magia de vida. Magia de muerte. Una historia que nos demuestra que no siempre hay buenos y malos. Pues ni los buenos son tan buenos, ni los malos tan malos. Con un worldbuilding impresionante y unos personajes todavía mejores que, en apenas un par de páginas, logran conquistar nuestros corazones. Y es que, a pesar de que la trama en sí no tiene mucho misterio -no deja de ser una historia que nos narra la travesía de nuestros protagonistas hasta las coordenadas que un personaje les ha dejado en herencia antes de su muerte- su brillantez no radica en esta, sino en las relaciones que se van forjando entre los personajes principales y en la complejidad del funcionamiento del mundo creado. Un mundo de fuego y cenizas. Un mundo de dolor y lucha. Un mundo de unión y fuerza. Es impresionante que en tan pocas páginas, se pueda crear un mundo tan complejo y tan completo. Hasta el punto de poder llegar a sentir las cenizas escociendo en el interior de tus ojos. Y a la maravillosa ambientación y a sus personajes se le suma ese final que, siguiendo la línea de toda la historia, nos deja un regusto agridulce pero que nos sabe a gloria. Pues visto en perspectiva, es sin ninguna duda el cierre perfecto para la trama. |
>
