Excelente novela aséptica, corta, dura en la que se narra la vida en un matadero en un lugar indeterminado. Tanto la escritura como el ambiente son parsimoniosas. Las cosas pasan, y punto, no hay lugar para nada más. Con su escritura, Ana Paula Maia consigue que nosotros mismos participemos de ese escenario, asumiendo las cosas, por execrables que sean, como lo más normal y cotidiano del mundo. Excelente el personaje de Edgar Wilson, máxima expresión del espíritu de esta historia. NOTA: hay que poner un monumento al que escribió la sinopsis de la contraportada. El libro tiene 120 páginas. de un plumazo se carga 100. Menos mal que lo importante de la historia es cómo está escrita más que ña trama, porque si no.... |