¿Crees que no vas a sufrir si no duele?
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¿Crees que no vas a sufrir si no duele?
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«Cuando alguien te engaña, la primera vez es culpa suya, la segunda vez, la culpa es tuya». |
Hay personas que nacen para ser amadas. Otras nacen para amar. Algunas pocas tienen la suerte de nacer para amar y ser amadas |
-Déjate de traumas y dile que la quieres. Llévatela a la cama, ámala y mímala, haz lo que sea necesario para que no quiera dejarte nunca. No desaproveches más la oportunidad que la vida te está dando, porque puede que no te la vuelva a dar- le susurró antes de erguirse y salir del salón.
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Calix se encogió de hombros, la mirada fija en el final del andén. Allí, la oscuridad parecía tragarse la luz, reduciéndolo todo a una nada tenebrosa e infinita.
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¿Cómo podía alguien que cada día demostraba su eficacia y su iniciativa creer tan poco en sí mismo?
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Hay personas que nacen para ser amadas. Otras nacen para amar. Algunas pocas tienen la suerte de nacer para amar y ser amadas, como Rodrigo, mi jefe, y Gala, su casi esposa. Y luego estoy yo, que nací estrellado. No valgo para ser amado, soy demasiado superficial para que nadie se fije en mí más allá de mi cara bonita y mi físico imponente. Y tampoco valgo para amar. No sé hacerlo. Me entrego sin medida y no soy capaz de discernir si la persona a la que amo es buena para mí. Si no me va a hacer daño. Si no me va a romper. Me he enamorado una vez y no quiero volver a hacerlo nunca más. Duele demasiado. El amor es peligroso. Te desgarra, te destruye, te cambia. Me enamoré y ella me rompió. Destrozó mi mente, usó mi cuerpo, acabó con la persona que yo era y me convirtió en alguien que no soy. He tardado casi un año en aprender a ser yo mismo otra vez. Un yo extraño al que me cuesta reconocer. Un yo diferente del que era pero que, aun así, consigue caminar con la cabeza erguida y mirar a los ojos a la gente. Y no pienso arriesgarme a que el amor vuelva a destruirme, porque no creo que esta vez consiguiera resurgir de mis cenizas. + Leer más |
De nuevo volvía a ser el Calix lujurioso que necesitaba follar a diario. El sátiro disoluto entregado al sexo que se excitaba al más mínimo roce, aunque éste fuera indeseado o degradante. El inútil débil y manejable incapaz de tomar las riendas de su vida y comportarse como un hombre. El estúpido ciegamente enamorado de una mujer a la que no había sabido comprender ni contener y que lo había convertido en un pelele licencioso incapaz de controlar su libido.
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Sí, Uriel es mi mejor amigo. Pero a veces me gustaría matarlo. Y si no lo hago es porque, en cierto modo, también él me salvó. Rodrigo me salvó de Verónica. Uriel me salvó de mí mismo. |
Sólo que no eran los labios de Uriel los que Calix besaba, sino los de ella. Y como él estaba cambiándose de ropa, lo imaginaba desnudo, o, mejor dicho, con un bañador, pues su imaginación era fecunda pero no indecorosa.
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¿En que trabaja Kote?