Los Quince Caballeros de la Décima Orden: La Esfera de Odón: 1

Tanislao es un país lleno de magia. En él habitan cuélebres, busgosos, guaxas, güestias, nuberos (mis favoritos), sumicios, trasgos, pesadiellos, xanas, zamparrampas y humanos. Todos ellos viven en armonía dentro del territorio hasta que un día Udosiu, el consejero del rey, empieza a proclamar en voz alta su desacuerdo con el statu quo del país y el papel que juega la religión dentro de la sociedad. Sus palabras pronto van a hacer eco en un cuélebre llamado Xurde con el cual va a comandar una rebelión que terminará con la deposición de la monarquía y el inicio de una suerte de ‘junta militar' encabezada por ellos dos. Este es el punto de inicio de ‘Los Quince Caballeros de la Décima Orden'. Un libro no solo de magia, caballeros, dragones y espadas; sino la historia completa de un país.

Desde ya debo decir que me llevé tremenda sorpresa con este libro, no porque dudara de su contenido, sino porque es tremendamente diferente a lo que estoy acostumbrado a ver, es muy diferente a lo que el género del Fantasy está acostumbrado a darle al lector. Es diferente en el modo en el que está narrado, pues acá no hay un solo narrador que transcribe la historia que alguien más le contó; en vez de eso hay varios escribas que van completando la historia según sus vivencias y las historias que han escuchado. Es diferente también porque la estructura narrativa, en forma de caja china aborda además de la historia principal, otras historias “menores” que enriquecen el mundo, le dan fuerza y veracidad desde otros puntos narrativos.

Se nota a leguas que Jonathan la tiene clara, que su obra no salió de la noche a la mañana y que detrás de ella hay un largo trabajo recabando en la tradición mitológica asturiana —corpus mitológico de donde vienen los habitantes de Tanislao— y a su vez construyendo su mundo, dotándolo de todas las características propias y cuidando el más pequeño detalle que podamos imaginar. Detalles como la organización política, demografía, unidades de medida, la arquitectura y otros que a la ligera se considerarían menores o triviales, pero que dejan un fuerte cimiento de lo que es la historia.

De la mano de estos detalles Jonathan cuida también, el saber guiar al lector a lo largo de su libro. Pone la información justa en cada apartado, de tal forma que los datos no se desborden en una explosión de tamaño universal al comienzo del libro, sino que vayan siendo aportados conforme el lector los vaya necesitando y casen justo en el contexto inmediato de la historia. Acá me descubrí un par de veces yendo atrás para repasar datos ya dados con el fin de encajar la información o entender mejor lo que va pasando. Algo que deja en evidencia el nivel de envolvimiento que tiene la obra.

De repente me encontré recordando el motivo de Tolkien a la hora de escribir su obra conforme leía Los Quince Caballeros: Invertir la decadencia de la tradición oral de Inglaterra y devolverla en forma de un Corpus mitológico como alguna vez lo tuvo. Algo así es lo que logra Jonathan con sus escritos: recuperar la mitología propia asturiana —completamente desconocida para mí hasta hoy— y darle un nuevo espacio donde habitar. Sacar las historias del olvido al que quizás, estaban condenadas y renovarlas dentro de un mundo nuevo.

Tanislao no es solo el lienzo donde se van pintando los sucesos que se quieren contar, prontamente cobra un papel protagónico y sale del plano netamente geográfico para contar su historia, lo hace de tal forma que pone en igualdad de condiciones a todos los personajes; es difícil decir que hay un único personaje principal —así el que primero se le venga a la cabeza a uno sea Turban—, pues cada uno de los personajes que salen a la luz a lo largo de las páginas, toman el testigo de determinado pasaje junto al país, que está presente a lo largo de todas las historias. Algo de verdad alucinante.

Cuando se pretende escribir fantasía épica hay dos posibles caminos: repetir las formulas ya exitosas dentro del género —lo cual no asegura el éxito de la obra emergente— o tomar los elementos más enaltecidos del género y dar su aporte propio. Los Quince Caballeros es un claro ejemplo del segundo camino que acabo de mencionar. Es una historia local en su ambientación, pues para imaginarla Jonathan debió solo salir al patio de su casa —ya quisiera yo contar con un patio así—, pero completamente universal en su presentación. Lo ha hecho de forma tal que el lector no propio del principado de Asturias logra sentir y apersonarse de la historia, sin necesidad de enajenar los elementos o encajarlos en la cultura global que todo lo inunda en el mundo contemporáneo, logra uno percibir los elementos propios del lugar que están presentes en todo lado.

Con cuélebres polifacéticos, que exhiben tan variadas características como los mismos humanos, acá estas criaturas están muy lejos de ser gruñones solitarios debajo de una montaña o criaturas casi extintas que aterrorizaban a las gentes de antaño mientras destruían villas. Acá las serpientes aladas son comunes, coloquiales y una maravilla por sí solas; diría mentiras al fingir que no me sorprendí al saberlas inmersas en la sociedad de esta manera, otro gran aporte de la obra.

Esta historia, que está lejos de terminar y en cambio abre la puerta a descubrir todo el multiverso que conecta a Tanislao con Asturias y con otros reinos, dista mucho de ser la típica historia maniqueísta en donde el bien triunfa sobre el mal a toda costa; acá los personajes tendrán que emprender un viaje en búsqueda de algo más poderoso que ellos mismos que los ayuden en su meta de devolver a su país los días de gloria, todo esto mientras el mal hace lo propio para no dejarse vencer tan fácil.

A título personal, y esto lo digo como simple lector; pues experto en el tema no soy y no tengo la formación necesaria para hacer un juicio de valor sobre lo que voy a mencionar; me hubiera gustado ver el mapa en un lugar un poco más accesible: A veces me perdía buscando el mapa en los apartados iniciales para poder encontrar el lugar del que hablaban —mi fuerte no es precisamente la geografía—. Si bien la historia está concebida como un conjunto de crónicas escritas por varios escribas, hay algunos diálogos que no encajan muy bien con lo que se narra; lo sentí un poco coloquiales para los momentos tan épicos en los cuales nos vemos envueltos en la mayoría de las ocasiones.

Le auguro a Los Quince Caballeros de la Décima Orden muchos años de éxito, pues una obra que lleva 20 años gestándose y que lo ha hecho de muy buena forma, merece 5 veces más tiempo de éxito para que muchas más personas lo puedan disfrutar. le auguro a los lectores de Los Quince Caballeros de la Décima Orden los mejores viajes a lo largo y ancho de Tanislao, un país lleno de parajes increíbles que merecen ser vistos con ojos propios no solo una vez en la vida. Yo por lo menos, espero volver pronto a él.