Dos cafés y una aventura

En este segundo libro, se nos narra la historia de los personajes secundarios del primer libro de la bilogía. Esto era inevitable, ya que César y Mónica toman un papel importante en la historia anterior, por lo que creo que se hacía necesario que Ana nos contara su historia.

César es el hermano de Christian, que entra en escena cuando toda la mentira se destapa en el primer libro. Es bombero por vocación, ama el riesgo y le encanta sentir la adrenalina por el cuerpo.

Mónica es la hermana gemela de Lorena, una mujer de armas tomar, con mucho carácter, muy distinta a su hermana, pero con un gran corazón y una conectividad con Lorena que hace que cuando esta la necesita deja todo por estar al lado de su hermana.

La historia comienza cuando Mónica decide que ya es el momento de volver a su anterior vida tras pasar los tres últimos años ayudando a su hermana y viviendo con ella. Sin embargo, cuando decide retomar la vida desenfrenada que llevaba, se da cuenta que ya no le llena y que lo único que le mueve es el pasar el tiempo con César.

Así es como nace esta “amistad”, ante la necesidad de pasar tiempos juntos, César comienza a organizar actividades con cierto riesgo que hace que a ambos le corra la sangre por las venas, que la adrenalina corra por sus cuerpos y que la atracción entre ambnos sea cada vez mayor, haciendo que cada vez sean más cercanos.
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Sin embargo, ella es muy reacia a tener una relación seria con él, y a pesar de que las chispas saltan entre ellos, y del interés que el pobre César le pone, Mónica no quiere tener nada serio y prefiere ocultar la relación que tienen ya que piensa que en caso de no salir bien acabaría afectando al resto de la familia, y pudiendo crear situaciones muy incomodas al ser hermanos y cuñados.

En este libro vamos a leer sobre aventuras, intrigas y un amor que se va fraguando a fuego lento a pesar de que ella se resiste a tener nada serio con él, de ahí que aparezcan los celos y los malentendidos, que hacen que la historia tome un cariz mucho más interesante.

Ana lo vuelve a hacer fantásticamente bien, ya que este me gustó más que su predecesor.

Ana Álvarez no se ha hecho esperar con la segunda parte de la bilogía “Dos más dos”, para los que la queráis leer en digital encontrareis la novela bajo el sello Selecta, para los amantes del papel, como yo, nadie mejor que Vergara para una comedia romántica.
Después de “Dos copas y una noche” donde conocíamos a Lorena y a su hermana gemela Mónica y a Cristian con su hermano César, ahora nos centraremos en Mónica y César, dos cuñadísimos muy especiales aunque sus respectivos hermanos pasaran de ser protagonistas a secundarios de lujo.
Dos cafés y una aventura se presenta con una portada que sigue la estética de la entrega anterior, dos sillas como metáfora de dos protagonistas, una mesa donde reunirse que nos invita a descubrir la conversación escondida en este caso en sus dos tazas de café.
La historia arranca tres años después de la entrega anterior, Mónica dejará de vivir con su hermana dado que esta se muda con Cristian y sus hijas, así que regresa a su loft e intentará recuperar su vida anterior, pero la primera noche que sale descubre que hay algo que le falta, que esa vida ya no la llena y que no tiene ganas de aguantar las tonterías de los hombres.
Ella es la gemela peligrosa, amante del riesgo y la aventura y nadie mejor para acompañarla que su cuñado el bombero, un hombre pícaro y cariñoso que desde el día que la conoció perdió el corazón, aunque la cabezonería de ella crea una barrera casi infranqueable.
No hay nada mejor para una barrera que saltarla o rodearla, así que César la seducirá, conquistará y tratará de mostrarle que están hechos el uno para el otro y que ser cuñados no es un impedimento.
Juntos harán senderismo, escalada y deporte mientras la tensión sexual va en aumento, la química está a punto de explotar dando lugar a escenas sensuales, pasionales y eróticas.
Una trama secundaria se entremezclará creando un gran conflicto que puede acabar con la relación de un plumazo, los celos y un corazón roto.
Con una pluma ágil la autora nos invita a una historia fresca, amena, ágil, sin giros argumentales complicados, con personajes con los que empatizar y con un final cerrado.
Ya podéis empezar la aventura.

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Es una historia entretenida y que se te hace muy amena. Si que a veces he tenido la sensación de que recurre a tópicos o que es muy básica en algunos aspectos, en otros se le va la pinza, porque el tema de los gemelos al final, me temo que se le va de las manos, pero es ficción y se puede con casi todo.
Los dos personajes tienen su qué, y que su relación se forje desde la amistad es algo de lo que más me ha gustado, porque la conexión que van mostrando poco a poco se palpa y se nota, por lo que termina atrapándote y convenciéndote. Todas esas quedadas que comparten se hacen especiales, y creo que ambos lo son. Tal vez no comparta todas sus actitudes o sus reacciones, porque a Mónica me hubiese gustado espabilarla en más de una ocasión, pero tiene momentos bastante divertidos.
César es inevitable no quererlo.

Lo cierto es que tenemos una obra que nos va mostrando como una amistad y mucha tensión sexual, logra ponerle la sal y pimienta a esta obra, mientras disfrutamos de una chica con tacones que aprende a vivir aventuras, (creédme que hay fantasmas de por miedo) y a la vez va entregando un poco de sí misma, mientras es guiada de la mano experta de un aventurero y un héroe listo para ser rescatado o que vengan al rescate. Y es que DOS CAFÉS Y UNA AVENTURA, habla de amistad y de amor, de ser paciente, de luchar por lo que se quiere, de vivir la vida y de abrirse a los otros, cosa que me ha ido conquistando en esta serie desde el minuto uno y que cierra de manera magistral.
Ana Álvarez una vez más me ha vuelto a conquistar y mirad que hubo por ahí de tanto que vivía la historia me puse nerviosa y con todo y eso, leer a esta autora es una gozada que espero seguir repitiendo. ¡Feliz lectura!
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