Amigos y nada más

Este libro habla de maternidad y de una paternidad merecida. Es ver parte del desarrollo de un embarazo a la vez que la pareja va creando lazos con ese bebé y a la vez entre ellos sin darse cuenta, es que hay tantas cosas que te hacen caer en esta belleza. Me enamoré, no puedo negarlo, estaba ansiando, lo digo de verdad, ver el nacimiento del bebé y como sucedían mil cosas, mientras el amor hacía de las suyas, tocando suavemente como alas de mariposa, recordando al corazón dormido y algo despistado que aún latía y que tenía a alguien listo para él.

Si a esto le añadimos la aparición asertiva de Susana y Fran, y la participación de toda la familia Figueroa (que hay algunas escenas que te arropan) la pareja se conquista suavemente, sin necesidad de presiones y ya os digo, cuando por fin se abre el cielo ante el que vivía en la sombra, son fuegos artificiales lo que hay, pues a pesar de ser almibarante, el romance corre libre una vez todo queda aclarado. Además, la forma de despedir la serie con ese último regalo que nos da la autora, me hizo sonreír satisfecha, pues es reencontrarme con todos los personajes del primer libro, esos amigos de la facultad 30 años después... de verdad no podéis perderos ese encuentro en AMIGOS Y NADA MÁS.

Ana Álvarez me deja con desasosiego, pues ahora mismo no se bien que leer, su serie entrañable se quedará guardada en mi corazón (aunque ya me enteré que hay un primo por ahí), estoy segura que voy a seguir cayendo con esta autora, de eso no hay duda ¿y tú? ¡Feliz lectura!
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