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600 páginas sobre la vida de Catalina I de Rusia (no confundir con la grande, segunda de ese nombre) y cuatro acerca de su reinado es el único pero al excelente debut de Ellen Alpsten en el mundo de la literatura. Tal vez 100 páginas más hubieran evitado el precipitado final y, con ello saciar al ninfómano histórico que llevo dentro. En lo demás La zarina es una novela de notable factura acerca de las constantes luchas de Pedro I (el grande, 210 centímetros de zar) y Suecia. Muy interesante personaje por sus políticas innovadoras, y por la locura final que lo arrastró a la más repugnante crueldad. San Petersburgo y su creación es un exquisito acompañamiento al tejido argumental, que por cierto, inteligentemente la autora, desenreda haciéndolo sencillo al lector. Y por supuesto Catalina. Inmensa. de la pobreza a la suntuosidad sin que el personaje pierda su esencia. Sin la necesidad de parecer Rambo. Si, mujer en un mundo de hombres, con el sometimiento que ello supone. Rebeldía, inteligencia, sensualidad y un espíritu incansable. Recursos muy de moda en estos días, pero que Alpsten maneja con maestría, logrando que las acciones sean lógicas y naturales. El libro está muy bien sazonado. En él, no solo encontraremos datos biográficos e históricos, sino que las escenas eróticas maridan con torturas, intrigas, lujo, poder y amor hasta perder la cabeza, esto último con toda la literalidad de la palabra. Sexo, sí, de todos los colores y formas, y me satisface que hayan escritores que puedan abordar estos pasajes conjugándolos como una parte de la estructura y no como un monocorde tema insustancial. Poco conocía de Rusia, yo es que veo el casco de un romano y me pongo tontorrón, pero a pervertidos ni griegos, ni romanos, ¡dios que orgías montaban estos zares!...será el vodka. Novela apasionante, de buen leer, las páginas pasan solas y contiene distintos alicientes y dispares técnicas narrativas que empastan muy bien. Nunca tengáis miedo al tamaño, si se maneja bien. Claro, me doy cuenta que estoy en mi hora más candente...y rememorar romanos, griegos y estos zares... ¿Alguien se queda con las niñas? ¡Señoooraaaaa Péreeeez, yuuujuuu! |
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