La zarina

¿Cómo una insignificante mujer, una pobre y miserable sierva acaba convertida en Catalina I de la Rusia del Zar Pedro I el Grande? Pues eso ocurrió con Marta. Increíble historia. Tal vez ahora en estos tiempos tengamos más asumido que una plebeya puede codearse y formar parte de la realeza, incluso de llegar a ser reina. Pero en aquellos tiempos era implensable; sin embargo ocurrió.

De esta novela, además de los hechos que relata dentro de este contexto histórico, destaco, sobre todo, que nunca ninguna novela me había provocado tanto desprecio por sus personajes. No sé si la novela refleja o se acerca a cómo fueron en realidad: personas altaneras, soberbias, patéticas, malvadas, lamentables, todas ellas, incluida Marta, que es quizá lo más triste, cuánto puede una persona cambiar, y cuánto es capaz de hacer, por conseguir y mantenerse en lo más alto. Cuanto más avanzaba en la lectura más ganas tenía de irme al monte a gritar para desahogarme. Sin embargo, este sentimiento de odio hacia los personajes era lo que me provocaba, a su vez, atracción por lo que contaba y por lo que iba conociendo de cada personaje y de aquella época histórica. Estas emociones opuestas, esta ambivalencia que me ha provocado, es lo que podría destacar de qué ha supuesto en mí leer esta novela y de la capacidad de su autora para provocarme el interés hasta el final, a pesar de odiar profundamente los hechos que ocurrían y a sus personajes.