La derrota del vencedor

Este ensayo contiene la investigación de Rogelio Alonso, profesor en la Universidad Rey Juan Carlos, sobre el final del terrorismo de ETA y las estrategias políticas que se emplearon en los últimos años de actividad de la banda. Para ello, el autor emplea fuentes documentales que van desde análisis de la situación en artículos de prensa y bibliografía especializada, hasta entrevistas y documentos inéditos (algunos aún anómimos) con personas implicadas en la lucha antiterrorista, tanto de las fuerzas de seguridad como de los servicios de inteligencia.
A pesar de esta amplitud de fuentes, más que el relato factual de los hechos, lo que predomina en este libro es la interpretación que el autor hace de todos los avatares que rodearon los últimos años de actividad de ETA. Casi todo el material y los testimonios que cita corresponden al periodo entre finales de los años 90 del siglo XX y la actualidad. Su tesis es que, aunque la violencia de ETA ha terminado, la organización no ha sido derrotada, pues la banda (o sus representantes políticos) ha conseguido que su agenda nacionalista ocupe un lugar más relevante y, sobre todo, las víctimas no han sido debidamente reparadas.
Por estos motivos, que reitera en multitud de ocasiones, el final de la banda no habría sido el mejor posible. Alonso asocia la violencia con la ideología nacionalista; para el autor están unidas de modo indisoluble, de modo que cualquier avance en los fines del nacionalismo constituiría un avance en los fines del terrorismo. Citando informes de diversas procedencias, asegura que la línea policial, unida a la ley de partidos políticos, habría llevado a una derrota total de ETA, pero el cambio a una política negociadora supuso un error. La ambigüedad de las diversas versiones del brazo político de ETA (Batasuna, Bildu...) respecto a la condena del terrorismo no impide que se reincorporen a las instituciones democráticas, con bastante éxito electoral. La parte del libro qué más me ha conmovido es sin duda su final, donde se recogen testimonios de diversas víctimas, de sus sentimientos de impotencia y frustración al ver que sus verdugos no pagan por todo lo que han hecho.
Este volumen es importante para hacernos reflexionar sobre una terrible etapa de nuestra historia contemporánea que no hace tanto que dejamos atrás; es importante no cerrarla en falso, por muy tentador que sea para algunos, porque todavía hay más de 300 víctimas que ni siquiera tuvieron una resolución policial de su caso.