El consejo que siempre doy a los realizadores jóvenes No levantéis la mirada. Trabajad. Disfrutad con vuestro trabajo. Si no disfrutáis de vuestro trabajo, cambiad de oficio. No os dejéis dirigir por otros. Vosotros ya sabéis que os parece gracioso o a qué objetivos aspiráis. Eso es todo lo que necesitáis. Tenéis una visión: tratad de plasmarla. Así de simple. Juzgad por vosotros mismos. Ya sabréis si habéis hecho la película que os habíais imaginado al principio. Si es así, genial, disfrutad un momento de la cálida sensación de haberlo logrado, haceos guiños delante del espejo y pasad a otra cosa. Si os habéis quedado encandilados por vuestras propias luces, aprended lo que podáis, lo que en cualquier actividad artística suele ser casi nada, y esforzaos más la próxima vez.