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ISBN : 8416120439
248 páginas
Editorial: Ediciones Siruela (16/06/2017)

Calificación promedio : 4.32/5 (sobre 99 calificaciones)
Resumen:
El retrato de una ciudad acogedora y esquiva a partes iguales, de una familia unida por los frágiles lazos de la necesidad y del amor y la mirada única de una mujer maravillosa en un momento extraordinario.



Faltan unas horas para la medianoche. Por fin, después de varias tentativas, Amalia ha logrado a sus 65 años ver cumplido su sueño: reunir a toda la familia para cenar en Nochevieja. Una madre cuenta la historia de cómo Amalia entre... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (46) Ver más Añadir una crítica
Beatriz_Villarino
 23 September 2018
He de reconocer que en casa me encontré de pronto con este libro que no recordaba tener, es de esos que compras porque al autor le han dado un premio, forma parte de una trilogía y dices, pues voy a por la primera. Y así es como Una madre descansaba en un estante durante mucho tiempo, hasta que me di cuenta de que no lo había leído. al principio me gustó, la lectura es rápida, ágil y salpicada de humor irónico «—Hay que ver, desde que sabes que solo tienes un sesenta y cuatro por ciento de discapacidad (visual) te has vuelto muy observadora, mamá». Pero de pronto, se descontrola y me desconcierta; no sé si Amalia, la madre de Emma, Silvia y Fernando, con 65 años está enferma, con demencia senil, o tiene un coeficiente intelectual muy bajo. No encontraba normal que todo fueran risitas «ji ji ji», que cada vez que intentase llevar a cabo una acción deshiciese el conjunto de lo que tenía a su alrededor y que no afrontase con seriedad los problemas, graves problemas, por los que estaban pasando sus hijos.

Hasta que en el libro tercero, Alejandro Palomas divide la novela en cuatro libros y estos a su vez en capítulos, me di cuenta de que Amalia no padecía ninguno de dichos contratiempos, al menos no tan serios como yo creí reconocer en un principio (exceptuando su deficiencia visual, claro). Amalia es una mujer que tuvo la mala suerte, como muchas de su edad, de topar con un marido autoritario, egoísta, de los que se querían sólo a sí mismos y que les hizo la vida imposible a ella y a sus tres hijos hasta que los dejó, como cualquier parásito, llenos de deudas y sin dinero. Uno de tantos machos que proliferaban en la España de mediados del XX y a los que su familia no podía replicar; como Amalia no trabajaba fuera de casa, se acostumbró a darle la razón en todo para después, sin apenas ser vista, intentar colmar a sus hijos con el amor que les faltaba de su padre. Paradójicamente cuando él se va de casa, Amalia empieza a vivir, a salir adelante con lo poco que le ha quedado y a intentar seguir protegiendo a sus hijos, quienes, por otro lado, al vivir una infancia y juventud con miedo, se resquebrajan al menor contratiempo.

Amalia estará ahí con ellos y, aunque parezca que son los hijos los padres de Amalia, el día de Noche Vieja consigue reunir a toda la familia que le queda y la ayuda a hablar, arreglando a su manera, peculiar, los obstáculos que a todos les impiden llevar una vida normal. Y digo a su manera, porque es difícil deshacerse de trastornos mentales, de golpes que te va dando la vida

—Sí mamá –dice Silvia con voz triste–. de oírte tantas burradas y tener que estar vigilándote continuamente, siempre detrás de ti para que no hagas alguna de las tuyas, como si nosotros fuéramos la madre y tú la hija […] Agota ¿sabes? Te juro que agota

La familia, de clase media, queda en la ruina al desaparecer el padre con lo que hay en el banco y conseguir que su mujer firme el divorcio con unas condiciones de absoluta indefensión para ella; pero Amalia subsistirá en un piso diminuto. Y no sólo ella, su hijo Fernando aparecerá por allí un día, con su gran danés, Max, para quedarse al no poder soportar la soledad cuando su novio lo abandona

…desde que las cosas —las mías— se torcieron y la música empezó a sonar mal, fuera de tono, fuera de todo. Desde que, en mi deseo de enderezarme, me adentré por un camino que tomé por un atajo y que al poco se reveló un callejón sin salida.

Por otro lado, Emma, a pesar de mantener una relación fantástica con Olga, su pareja, no consigue olvidar a Sara, «La herida de Emma se llama Sara», aquella que la dejó el día en que iban a comprar un piso para empezar una nueva vida; y Silvia, la mayor, aparentemente una mujer casada y con éxito laboral, se queda sin trabajo, pues la echan —la crisis, ya se sabe—, y sin marido, pues se va a su país de origen.

Por si no constituyeran ya la familia más infortunada del mundo aparece el tío Eduardo, otro acomplejado por la soledad que arrastra toda su vida y que intenta subsanar con jovencitas, cual típico donjuán español desde tiempos inmemoriales, un donjuán de bastante edad, penoso, que sólo consigue chicas de lo más extraño socialmente, chicas de bajos fondos cuya única intención es divertirse con él hasta cansarse, cuando se presente otro en mejores condiciones.

Pues sí, no encuentro una familia en peores circunstancias. Por primera vez, desde que Amalia se divorció, dos años antes, todos se reúnen en la minicasa, los cinco, más otra silla reservada para aquellos fantasmas que ya no están presentes pero inciden en sus vidas y los dos perros, el de Fernando, enorme y el de Amalia, pequeñito. ¿Cómo caben? pues apretados. Lo que está claro es que ya el espacio deja poco lugar a la acción, por lo que la novela es un diálogo entre ellos, la mayoría de veces para “enfadarse” con la madre que dice un sinsentido tras otro, en ocasiones con expresiones realmente humorísticas «llevo días con la sensación de que esta noche vamos a tener más de una sorpresa […] Es como una vibración…mmm… holística, hijo ¿Tú no la notas? “Ho…lística” He podido contener una carcajada pero no he conseguido morderme a tiempo la lengua.».

Y en otras ocasiones para echarse en cara aquello que llevan dentro durante tiempo sin dejarlo salir «—Y de tus locuras –vuelve a la carga Silvia– de que nunca hagas caso de nada y de tener que correr luego a solucionarte las papeletas…»

Estos diálogos van salpicados con analepsis, mediante las que nos enteramos, por un narrador en primera persona, normalmente Fernando, de todo aquello que las conversaciones dejan a medias, porque todas están expresadas en lenguaje oral-coloquial, en el que tienen cabida frases inacabadas que se dan por sabidas entre ellos, o palabras que aluden a hechos pretéritos, por lo mismo.

Así pues las analepsis se agradecen a pesar de que en la mayoría de casos no son imprescindibles; el lector es capaz de entenderlo por el contexto. Este es el mayor problema, si se le puede llamar así, que le veo a la novela; no hay sorpresas. A pesar de los saltos en el tiempo el argumento es bastante lineal, sencillo… Los personajes son algo tópicos, la trabajadora incansable, responsable, dura, que todo se lo echa a la espalda hasta que no puede más, y los traumatizados por diferentes ausencias de sus parejas. Y como tópico mayor, una madre que, simplemente hablando –en una o dos ocasiones con sentido– es capaz de hacerles ver a todos que en la vida hay que tener esperanza y alegría.

No sé, algo rechina en todo esto que no me resulta creíble, quedan asuntos por resolver. ¿Por qué Emma es quien deja su trabajo para dedicarse a la granja? ¿No le gustaba la enseñanza? ¿Decide escapar del mundo?

—Alquilaremos habitaciones y yo me encargaré del mantenimiento de la casa –dijo.
Mamá parpadeó y frunció el ceño.
—¿Y qué pasa con el instituto, hija? –preguntó– ¿Vas a pedir traslado o […]
—No –la interrumpió, sin dejar de sonreír. Y luego–: He pedido una excedencia…

¿Por qué Amalia necesita tener a su madre a su lado para que solucione sus angustias, y sus hijos aceptan este remedio para ellos mismos como algo posible? ¿Por qué esos hijos no están pendientes de su madre, casi ciega y con la mentalidad de una niña, y la dejan vivir sola?

“—Hay una rumana con tres dientes de oro y una BlackBerry con cristales de Swarovsky limpiando en casa de mamá. No sé si llamar a la policía o a un psiquiatra de urgencias para que venga y la electrocute de una vez” […] nos dio mucho que pensar, más que temer […]
—Ah, pues qué raro –dijo Eugenia–. Es que como hay un camión delante del portal y están sacando todos tus muebles por la ventana…

Es cierto que todos los personajes sufren y se guardan ese sufrimiento para ellos, es cierto que deberían haberlo hablado en su momento, pero precisamente por estar tan enquistado el dolor, veo un desenlace demasiado simple e irreal… claro que es ficción y, sin embargo, el autor pretende exponer una situación real. Puede que lo sea, que yo esté equivocada, pero normalmente en la realidad las cosas acabarían de otra forma.

…en silencio, con mamá abrazada a Silvia por detrás mientras al otro lado de la mesa, junto a la Silla de los Ausentes, Emma acaricia distraídamente el brazo de Olga […] Max deja escapar un suspiro de sueño que se expande por el salón como una ola pequeña.

La estructura es de novela psicológica, aunque profundice poco en la mente de los personajes; podría ser llevada al teatro con absoluta precisión cambiando algún diálogo en el que se expusiera la analepsis correspondiente con algo más de claridad en las réplicas. Sin dificultad. Porque hemos de reconocer que los detalles abundan, son exhaustivos, no dejamos de enterarnos de nada de las causas por las que llegan a ese estado; las consecuencias son algo más irreales, a no ser que la intención de Alejandro Palomas no fuera ésta, exponer las consecuencias de una vida traumática, sino conseguir emociones en el lector, risas, llantos, alegrías y esperanza, aunque sea a costa de que queden instaladas en la superficie. Creo que la novela, algo moralista, es más adecuada para un público joven, más dado a soñar con imposibles y a empaparse de buenos valores. Por mi parte, mi subconsciente se rebela ante determinadas circunstancias porque me doy cuenta de que si algo se enquista en una persona no desaparecerá sólo con una conversación, puede servir de bálsamo momentáneo pero la solución, si llega, es con otros medios; tanta ternura, tanto histrionismo no sirven como único remedio para unos personajes apaleados por la vida hasta dejarlos casi en la insolvencia.

Enlace: http://elblogaurisecular.blo..
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Lauraysuslibros
 16 August 2022
Llevaba mucho tiempo queriendo leer este autor ya que todas las reseñas que había leído sobre sus historias indicaban que cualquiera de sus títulos iba a ser una buena elección.

En un club de lectura eligieron el primer libro de una de sus trilogías: Una madre y me pareció un buen momento para acercarme a este autor por primera vez.

¿Qué me he encontrado?.

Una pluma sutil, fluida, con una sensibilidad fascinante. Una historia cotidiana con sus personajes reales, sus dramas y sus vidas. Pero no penséis que es un libro triste, todo el libro está salpicado de notas divertidas, me he reído muchísimo con alguna de las ocurrencias de los personajes.

Especialmente con Amalia, esa madre en la que la mayoría podremos encontrar un poco de la nuestra o incluso un poco de nuestras abuelas. Amalia tiene una candidez que enternece, que te hace quererla y querer protegerla. Dentro de su burbuja y a pesar de sus despistes, guarda una madre leona con la fuerza más que suficiente para proteger y querer a sus 3 cachorros: Fer, Silvia y Emma, tres hijos, tres personas totalmente diferentes cuyas vidas le han llevado a ser como son. La historia de Emma te deja el corazón en un puño, pero la historia de Silvia no se queda atrás.

“No se puede encontrar la paz evitando la vida Leonard”.

Junto a estos cuatro personajes conoceremos también a tío Eduardo, un personaje peculiar que con sus andanzas proporcionará a Amalia las historias perfectas para amenizar la lectura. No quiero haceros spoiler, pero es que de verdad hay un par de escenas que se me saltaban las lágrimas de la risa.

Desde mi punto de vista y solo habiendo leído esta obra diría que uno de los puntos fuertes de este autor es el desarrollo de los personajes, los perfila de una manera divina incluso siendo un libro bastante cortito.

Es una historia tragicómica que recomiendo muchísimo. Veremos que nos depara el segundo libro de esta trilogía.
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Tontoelquenolea
 16 March 2023
Hemos oído tantas veces eso de que “una madre es una madre”, o que “madre no hay más que una” (aunque hay quien tiene la suerte de tener más), que estas expresiones, al final, acaban perdiendo el sentido. Y es que está claro que una madre es “Una madre”, como reza el título de este libro de Alejandro Palomas.

En este caso la madre es Amalia, pero bien podría ser Carmen, Dolores o Paquita, pues la que aquí se retrata es la madre de todos, humana, de a pie, de andar por casa. Una madre con mil defectos y un millón de virtudes, que se olvida de vivir (aún cuando nunca ha vivido) para ser la roca que aguanta la tempestad, el timón que dirige el rumbo, el faro que alumbra la oscuridad y, sobre todo, el abrazo que vuelve a unir los pedacitos en los que los hijos nos convertimos a veces cuando no somos capaces de llegar a buen puerto.

Porque da igual lo manidas que estén las frases, pues ciertamente las madres son seres especiales, y da igual lo mucho que nos saquen de quicio, da igual lo que alteren nuestro día a día de adultos independientes y ajetreados, da igual que pensemos que no las necesitamos porque, llegado el momento, recurriremos a ellas, a la nuestra (no a otra), a la que no tiene igual, y nos salvará, como tantas y tantas veces hizo cuando éramos pequeños y tantas otras hará cuando ya hayamos crecido.

Pero este no es solo un libro de madres, es también un libro de hijos, que te remueve pensando en tu progenitora, en lo que la quieres, lo que la necesitas y, por qué no decirlo, lo que la explotas también, que de repente te da un vuelco y te hace verte como madre, te sorprende haciéndote pensar en qué sentirán tus hijos por ti, si te necesitarán tanto como Fer, Emma o Silvia necesitan a Amalia, si te recordarán cuando ya no estés y cómo.

Un libro lleno de poesía y cargado de humor, que resulta tan empático, tan “normal” (si es que la normalidad existe), que te hace fácil conectar con él, verte reflejado en alguna parte, en algún suceso o en algún personaje. Un libro con poca acción y con mucha alma, bello, poético. La lírica de la cotidianidad, la sutil desnudez de la realidad.
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Dyalia
 11 May 2021
Ju, ha sido una historia super peculiar y distinta, pero la manera que me ha tocado el corazón... oh. Aunque habla desde el punto de vista de los hijos, es la historia de Amalia, una mujer de 65 años muy suya, parece que no tiene pelos en la lengua y no le importan las opiniones de los demás más allá de lo superficial, pero lo que hay en su interior es una persona llena de grietas que, a la vez que va entendiéndose a sí misma en su nueva libertad, va curando las de los demás. Porque también es la historia del resto de la familia, de los tres hijos que son tan distintos, pero tan cercanos, y de ese tío que siempre quiere dar la nota, pero esconde mucho más de lo que quiere mostrar.

Es intimista, llena de complicidad y de historias veladas que van dejándose caer a cuentagotas. Solo es una noche, la Nochevieja, una familia que por fin se reúne entera en una mesa y también una noche llena de sorpresas y desvelaciones. Y de recuerdos. de retazos del pasado de cada uno de ellos, algunas siendo únicamente de cada uno del resto de personajes, pero la mayoría orbitando o con un final de historia relacionado con la madre, porque... al fin y al cabo, esta es la historia de una madre.

Y no sabría bien cómo definir este libro, porque en realidad está escrito a base de narración, de situaciones pasadas y conversaciones cotidianas, es... es solo eso: cotidianidad, pero también mucho más. Es una historia sencilla y ligera, pero también de las que te tocan el corazón. Es la vida de una familia, pero también de lo que esconden en sí mismos, de lo que duele y de lo que les une. de una madre que lo ve todo aunque sus hijos intenten guardar sus miedos debajo de sonrisas taimadas, o de una seguridad un poco fingida, o de silencios velados.

Es un libro con el que me costó un poco arrancar y, teniendo en cuenta lo que me ha causado en las emociones en su conjunto, podría llevarse las cinco estrellas perfectamente, pero soy demasiado quisquillosa, no regalo estrellas por impulso y no puedo evitar olvidar esa narración que me ha pillado un poco desprevenida al inicio: llena de ligereza y extrañezas. Pero después... oh, después me ha cautivado en su totalidad, porque los personajes meten la pata con sus comentarios, cometen errores y algunos ni siquiera los intentan arreglar porque no se dan cuenta, pero es que al final eso mismo demuestra lo reales que son. ¿Quién no tiene un familiar que se ha criado con unas ideas y, al intentar atrapar las corrientes de pensamiento actuales, han resbalado sin darse cuenta en sus comentarios? Aunque lo hagan con toda la inocencia. O personas rotas que intentan mostrarse como enteras. O costumbres que intentan sanar un poquito ese dolor.

No sé, no, de verdad que no sé cómo definir esta novela, salvo decir que ha sido muy especial y que, después de escribir todos estos párrafos, en realidad voy a cambiar las cuatro estrellas por cinco, porque es lo que realmente siento desde el corazón que se merece.
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unmillondepaginas
 20 August 2023
“ʟᴏ ᴅɪᴄᴇ ᴄᴏɴ ᴇsᴀ ᴠᴏᴢ ᴅᴇ ᴍᴜᴊᴇʀ ᴍᴀʏᴏʀ ǫᴜᴇ ɴᴏ sᴀʙᴇ ᴅᴇғᴇɴᴅᴇʀsᴇ ᴅᴇ ʟᴏs ᴀᴛᴀǫᴜᴇs ᴅᴇ ʟᴀ ɢᴇɴᴛᴇ ᴀ ʟᴀ ǫᴜᴇ ǫᴜɪᴇʀᴇ ᴘᴏʀǫᴜᴇ ᴅᴇsᴅᴇ sɪᴇᴍᴘʀᴇ ᴘʀᴇғɪᴇʀᴇ ᴅᴏʟᴇʀsᴇ ᴀ ᴅᴀñᴀʀ. ᴍᴀᴍá ᴇs ᴀsí ʏ ᴛᴏᴅᴏs ʟᴏ sᴀʙᴇᴍᴏs. ʏ ᴇsᴏ, ᴇsᴀ ғᴏʀᴛᴀʟᴇᴢᴀ ᴛᴀɴ ᴅéʙɪʟ, ᴇs ᴀʟɢᴏ ᴄᴏɴ ʟᴏ ǫᴜᴇ sɪʟᴠɪᴀ ɴᴏ ᴘᴜᴇᴅᴇ, ᴘᴏʀǫᴜᴇ ʟᴀ ᴘᴜᴇᴅᴇ”.

Con la excusa de una cena de Fin de Año en la que Amalia (una madre) consigue reunir a todas las personas que quiere alrededor de su mesa, Alejandro Palomas nos relata la historia de una familia dolida por las ausencias, por los fracasos, por los vacíos en sus vidas. Ella es el eje central que los une, su “pegamento”.

El narrador, su hijo Fer, va desgranando poco a poco la madeja de sus vidas, los lazos que les unen y lo que les ha llevado a esa noche llena de descubrimientos en la que se cierran las heridas. Porque todos tienen algo que contar, algo que cambiar, mucho por vivir.

“ᴘᴏʀ ᴍᴜᴄʜᴏ ǫᴜᴇ ʟᴀs ᴄᴏsᴀs ᴄᴀᴍʙɪᴇɴ, sɪ ɴᴏ ʟᴀs ᴍɪʀᴀs, sɪ ɴᴏ ᴛɪᴇɴᴅᴇs ʟᴀ ᴍᴀɴᴏ ᴘᴀʀᴀ ᴛᴏᴄᴀʀʟᴀs, ɴᴜɴᴄᴀ ᴛᴇ ᴅᴀʀás ᴄᴜᴇɴᴛᴀ ᴅᴇ ǫᴜᴇ ʏᴀ ɴᴏ sᴏɴ ʟᴀs ǫᴜᴇ ᴇʀᴀɴ. ɴᴏ ᴘᴀsᴀʀá ɴᴀᴅᴀ. ɴᴜɴᴄᴀ ᴘᴀsᴀʀá ɴᴀᴅᴀ”.

No había leído nada del autor y lo cierto es que aunque me ha resultado ameno escucharla, no puedo decir que me haya entusiasmado. Tiene frases para guardar y reflexiones bonitas, pero no me ha convencido del todo. Su prosa se me ha hecho un poco repetitiva y cansina a veces. Se queda en un libro más, con el que no he acabado de conectar, fundamentalmente por la excesiva caricaturización de los personajes, que me ha parecido algo forzada.
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Citas y frases (27) Ver más Añadir cita
entrealgunoslibrosentrealgunoslibros01 March 2023
Todas las cosas en nuestra vida tienen un sentido; todos los finales son también comienzos. Lo que ocurre es que en su momento no lo sabemos.
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WoliWoli16 February 2022
Mamá es especialista en sortear conversaciones que no le interesan.La poca visión y la torpeza con la que se mueve físicamente contrastan con la buena cintura con la que se escabulle de todo lo que la incómoda.Sabe hablar así, en perpendicular a las intervenciones de los demás,
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meylingbruzualmeylingbruzual22 January 2024
el tiempo se encarga de mostrarnos que, a pesar de lo brutal del impacto, lo que realmente importa no es tanto el golpe como su onda expansiva, la misma que recoloca las fichas sobre el tablero de la vida y cambia un paisaje que hasta entonces creíamos inalterable.
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SandraCPSandraCP24 September 2018
«¿Por qué nos costará tanto decir las cosas en esta familia?», quiero decirle. «¿Por qué se nos da tan mal compartir lo que sale mal? ¿Es vergüenza? ¿Es miedo? ¿Qué es?»
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entrealgunoslibrosentrealgunoslibros01 March 2023
Todos somos como somos porque hemos sido algo antes—decía la abuela Ester cuando nos oía hablar mal de alguien y a su pregunta de “pero ¿tú sabes cómo era antes? ¿Sabes cómo ha sido su vida? ¿Tú lo sabes?” no teníamos otra respuesta que la callada.
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Vidéo de  Alejandro Palomas
Tras una niñez marcada por los abusos sexuales, años de eterno acoso escolar y una hipersensibilidad que en no pocas ocasiones lo llevó al borde del suicidio, Alejandro Palomas hila en estas páginas un relato sereno y electrizante con el que sobrevuela sin filtro los recuerdos de infancia, la relación sin igual con su madre, la sombra de un padre finalmente desaparecido y el poder de la imaginación y de la escritura como la última tabla de salvación.
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"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo" ¿El personaje de qué libro está hablando?

Dr. Castel, de La Peste
Meursault, de El extranjero
Javier, de Cambio de piel

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