He llorado y he reído con él; más bien con ella, con Amalia, esa madre que podría ser la de cualquiera de nosotros; he leído los silencios; he escuchado los sentimientos que iban de uno a otro y sobre todo he sentido el amor que a pesar de todo esta y por encima, todo lo llena. Es difícil escribir una reseña de un libro que me ha calado tanto; de una familia que podría ser la de cualquiera y con la que es imposible no identificarse; no sentir ese pellizco en el corazón. Resultado de imagen de cena familiar dibujo El narrador es Fer al que la suerte en el amor no le ha venido bien dada, a través de flashbacks nos va conduciendo en esa última noche del año a conocer la historia de su familia, el porque de los silencios; los cuadros torcidos que quedan por enderezar. Vamos conociendo a Emma, a su gran perdida hace años y aquí aparece la silla de las ausencias; que me ha parecido francamente genial y una gran terapia que todos deberíamos hacer. A Silvia, la hermana mayor y recta, pero que también tiene algo que contar. Al hermano de Amalia, el tío Eduardo, que parece llevar una vida que después resulta llena de carencias. Y por supuesto la gran Amalia, la madre, a la que le influye mucho su madre Esther; que después de divorciarse de su marido trata de encontrar el rumbo y reunir a su familia; me ha encantado, me ha hecho reír con sus ocurrencias y llorar, como sólo una madre puede hacer. Es un libro que aún mucho tiempo después de terminarlo se queda contigo, te remueve por dentro y nos hace pensar en todo aquello que nos quedamos dentro y que no decimos; en todas esas palabras que se quedan perdidas en los pliegues del corazón y van formando montañas que a veces necesitan de una madre para escalarlas. Es un libro que recomiendo totalmente, podría poner mil motivos pero sólo lo dejo en uno; necesario. Enlace: http://susi-micorazonyyo.blo.. |