En esta segunda parte de la trilogía Amalia, continuamos adentrándonos en los entresijos de esta familia compuesta por Amalia y sus 3 hijos: Fer, Silvia y Emma. La historia no continúa exactamente donde termina Una madre, sino que ha pasado cierto tiempo y muchas cosas han cambiado. Si en el libro anterior la familia estaba reunida en torno a la mesa de la madre, en este la mayor parte del tiempo se encuentran reunidos en la mesa de una cafetería donde Fer espera una llamada, algo muy importante. A través de los hitos que han ido marcando los perros de la familia, iremos entendiendo muchas cosas de la forma de actuar de estos entrañables personajes, sus relaciones, sus miedos y sus fortalezas. Todas las familias tienen secretos, todos los niños crecen a la sombra de unos padres que lo hicieron lo mejor que supieron pero que sin querer dejaron marcas indelebles difíciles de borrar. Alejandro Palomas tiene una sensibilidad increíble cuando escribe y una capacidad extraordinaria de sacar sonrisas en medio de la tragedia. Cuenta las cosas de tal manera que puedes llegar a sentir que formas parte de esa familia, que las cosas que pasan podrían ser las tuyas, las de tus hermanos, las de tu abuela o tu madre. Te hace sentir un amplio abanico de emociones y destaco las carcajadas que en varias ocasiones he soltado mientras leía. Solo he echado en falta algún personaje como el tío aunque a cambio me ha encantado saber más cosas de la abuela Esther y la historia de Silvia. Veremos que nos depara el cierre de la trilogía. + Leer más |