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En esta novela ingeniosa, hilarante y brutalmente sincera, Dolly nos regala anécdotas y vivencias de su adolescencia, su experiencia universitaria, y el paso de los años hasta llegar a la maravillosa cifra de los 30. A lo largo de las páginas, vemos todos esos momentos que han sido relevantes en su vida: el momento en el que le rompen el corazón por primera vez, con su posterior obsesión con perder peso tras la ruptura; sus excesos con el alcohol (al cual veía como un medio para vivir experiencias) y su tonteo con las drogas, sus períodos de ansiedad y la incertidumbre que deriva del desamor entre los 20 y los 30. También entendemos cómo se siente abrumada al cumplir esa cifra tan temida (los 30) pero sedienta de experiencias, de vivir la vida, estando agradecida cada mañana por tener la oportunidad de vivir un día más y hacer cosas buenas. El libro me ha dejado con una sensación brutal de esperanza y positividad, con la certeza de que alguien me entiende y me ha dado las respuestas a muchas preguntas que tenía escondidas dentro de mí. Ha sido totalmente catártico. Me he puesto en su lugar en muchas situaciones y me he visto a mí misma, en sus zapatos, cometiendo errores y tomando decisiones que no resultaron satisfactorias, pero dándome cuenta de que la vida es esa hoja en blanco que hay que ir llenando, siendo una misma en cualquier parte, cogiendo fuerzas tras cada derrota, acompañada por los amigos que son familia. En definitiva, una oda a la amistad, a las personas que sabes que van a formar parte de tu vida pase lo que pase. Un homenaje a la vida, a las relaciones que nos marcan y a las personas que nos acompañan en el camino. Una dosis de realidad necesaria para vivir la vida hasta que el cuerpo aguante, con el humor adecuado y los sentimientos a flor de piel. Recomendadísima para todos pues esta novela te acogerá entre sus páginas y te abrazará y, sin ninguna duda, no querrás que se acabe. |
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