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Una visita llena de altibajos, toxicidad hacia una misma y la recompensa de volver a entenderse. Este libro pasa de lleno y a lo loco a través de la vida de Dolly Alderton: por sus años de adolescencia y de su juventud, mostrando a una chica que se sentía empoderada y con los pies en la tierra, dispuesta a arrasar con todo lo que la vida le pusiera por delante, aunque de una manera un poco… desastrosa para ella misma. No es un libro que volviese a leer, aunque, mientras avanzaba por los bandazos y las malas decisiones que Dolly ha realizado a lo largo de su vida, hay algunas lecciones entre sus páginas y sus capítulos, entre sus amores fallidos y las personas con las que se juntaba, como también con las que siguen a día de hoy junto a ella. No se relata con una prosa exquisita ni tampoco se anda con florituras: es directa y certera con sus palabras, como si le estuviese relatando a cualquier amiga sus andanzas por este mundo teniendo horas por delante para reconocerse a sí misma a través de sus capítulos. No solo es amor o, al menos, no solo es amor romántico, apenas hay de eso en este libro en verdad, sino el amor hacia las amistades que siguen cerca incluso con los años y las locuras, y también ese amor que Dolly ha ido escarbando y que ha decidido que también se merece sentir hacia ella misma. |
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