La música de los prodigios

 “La música de los prodigios” es la última novela del dúo Costa Alcalá publicada por Nocturna. Esta vez los autores nos llevan al Nuevo Mundo del siglo XVIII combinando de manera única elementos históricos con un mundo de fantasía.

Los colonos con sus inquisidores intentan avanzar en el mundo hostil, hasta el momento, a toda costa. Hay quienes no dudan en matar a pueblos enteros de inocentes nativos, pero también hay nativos que atacan a los asentamientos. Es una guerra que cada día gana más fuerza. A todo esto hay que añadir los prodigios: una poderosa fuerza que puede ser tan destructiva como destructiva y las criaturas por los nativos considerados espíritus y por los colonos monstruos.

Es en este fascinante mundo donde dos hermanas Woodhouse intentan enfrentarse a su destino. Las dos, con la diferencia de unos años, están enviadas al Nuevo Mundo para entrar en unos matrimonios concertados. Pero ninguna encontrará allí lo que espera ni lo que teme.

En este libro el fuerte es definitivamente el mundo construido y la ambientación, pero los personajes no se quedan nada atrás. El desarrollo de Hester y Olive Woodhouse, aunque muy distinto, está muy bien presentado y el cambio resulta lógico y creíble. Los personajes secundarios no quedan planos y despiertan curiosidad que va más allá de esta novela (quiero una novela sobre los odinianos, ¡por favor!). No quiero comentar los detalles para no hacer spoilers. Solo puedo añadir que el avance de la historia nos hace reflexionar sobre la figura del villano y sobre el hecho de que a veces estando convencido de obrar bien se puede causar mucho daño. Esto se refiere a más de una persona de esta historia.

Sería muy injusto no mencionar el efecto que causó en mí el final. El desarrollo al inicio parece tranquilo, permite adecuadamente sumergirse en la narración. Disfruté mucho este ritmo que hacía que la tensión y el hype crecieran con cada página. El final viene como un golpe, me dejó sin aliento, queriendo poder leer lo más rápido posible para absorberlo todo. Creo que es la mejor conclusión posible teniendo en cuenta la actuación de los propios personajes. Hay dolor, pero también esperanza y el futuro (más odinianos, por favor...).

Resumiendo, es una novela ambiciosa, bien pensada y que nos se olvida fácilmente. Creo que al igual que El encuadernador que os comenté hace unos meses, no llegará a todos, hay que leerlo dejando que cale en nosotros, sin prisas. Y con más que un shippeo posible.