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Crítica de MariaT


MariaT
24 September 2020
¿Qué implicaría empezar a vivir en un lugar donde la magia es real y es perseguida por la Inquisición ya que la consideran una herejía? ¿De qué manera cambiaría tu mundo si con diecisiete años te enviaran en barco a otro continente para que inicies allí una nueva familia? ¿Cómo sería dejar todo lo que te es conocido en Inglaterra para que cumplas con tu deber casándote con un colono en las Américas? Hoy quiero recomendarles de la música de los prodigios, de Costa Alcalá, una novela de fantasía ambientada en un siglo XVIII alternativo en el que la magia existe y es conocida como prodigios.

“Los primeros en llegar un siglo atrás la llamaron tierra de milagros… pero si en esta tierra brotan los milagros, lo hacen para expulsarnos de ella”.

El libro inicia con el extracto del cuaderno de William Browne, un hombre que en 1590 era parte de la expedición que estableció la Colonia Roanoke en una isla que anteriormente había tenido otro intento de asentamiento, pero que al llegar los nuevos colonos solo encontraron ruinas y huesos. En su diario explica parte de las penurias que habían sufrido en esa tierra de prodigios y monstruos, y cómo la asistencia de los nativos y su extraña música parecía prometer la salvación de una comunidad que estaba a punto de perecer. Pero lo que debería ser una ayuda, terminó por convertirse en una condena, porque si algo aprendemos desde las primeras páginas es que los prodigios son muy poderosos y no se pueden controlar.

Ya en 1725 nos encontraremos en Virginia, más específicamente en Edenton un pueblo donde los colonos tratan de sobrevivir rodeados de monstruos y en constantes conflictos con los nativos americanos, a los cuales han ido despojando palmo a palmo de sus tierras. A este pueblo llega Olive Woodcombe, una joven de diecisiete años que viaja desde el viejo continente para convertirse en su esposa (un matrimonio concertado por su padre y del que ella quiere huir). Por ello busca la ayuda de su hermana Hester, quien lleva ya siete años viviendo allí como la esposa de un fiscal de la Inquisición, la institución más poderosa del continente.

“Era la única manera de ver un dragón en el viejo mundo: en disección. Todos los ejemplares que se habían intentado traer desde las Américas morían durante la travesía y nadie había averiguado todavía el porqué”.

Pero lejos de encontrar a una cariñosa hermana, Olive se topa con una joven viuda que, aunque no le obliga a ir a la casa de su futuro marido, tampoco le ofrece ese cariño al que estaba acostumbrada cuando eran niñas y que tanto anhelaba. Hester se encuentra inmersa en su propia lucha, está tratando de encontrar una melodía que le ayude a traer prosperidad a los colonos a los que ha visto sufrir todo tipo de penurias. Porque, aunque la Inquisición persiga a los prodigios como una herejía, ella está convencida de que puede encontrar la manera de usarlos en favor de las personas con las que ha vivido los últimos siete años y a los que ha visto sufrir constantemente en este Nuevo Mundo.

Con una narración coral que cambia de narrador en cada capítulo, iremos descubriendo los entresijos de las historias de Olive y Hester, que son mucho más complejas de lo que puedan parecer en un primer momento. Así como también de otros personajes interesantes: Hernán, Maai, Ida o el despreciable Ambros Vandel. Ese mundo alternativo lleno de magia y seres fantásticos es tan adictivo y asombroso como, por momentos, aterrador. Los prodigios pueden ser pedidos por cualquiera y estos pueden ser respondidos o no, lo que nunca se sabe con seguridad son las consecuencias de esa petición: abundancia u horrores, todo es posible.

“La música. Eso era lo que creía Hester, que la música de los prodigios se podía controlar, entender, someter a la voluntad humana”.

No quiero caer en spoilers, porque creo que la mejor manera de maravillarse es descubrir la historia por ustedes mismos, pero quizás una de las narraciones secundarias que más me intrigó pasado unos capítulos fue la de Hernán, ese joven mestizo al que conoceremos mayormente a través de sus recuerdos. Pero mis favoritas son: la historia de crecimiento personal de Olive, a la que vemos paso a paso encontrar su lugar en el mundo, y la de Maai, que es una joven nativa con una habilidad especial para encontrar cualquier cosa. Sin dejar de mencionar a Ida, esa joven doncella que aporta no solo humor sino mucha fuerza al relato. Incluso Hester, que parece tan lejana al principio, termina por robarte el corazón. Creo que es imposible que no terminen de leer el libro sin querer un poco a todos sus personajes y sin sufrir por ellos.

Magia, monstruos, guerras, amor, sacrificios… La música de los prodigios, de Costa Alcalá, es un libro fascinante que no para de sorprendernos. Con una narración coral y con un elenco de personajes que los cautivaran porque es muy fácil tomarles cariño, la novela no solo nos trae aventuras y magia, sino que también muestra el verdadero horror que implicó la colonización de América del Norte. Además, la edición cuenta con las increíbles ilustraciones interiores de Inma Moya, quien fue la encargada de transformar en imágenes las asombrosas criaturas que imaginaron Geòrgia Costa y Fernando Alcalá para ese mundo alternativo. Yo solo puedo decirles que si les gusta la fantasía tienen que darle una oportunidad para que se maravillen.

¿Han leído La música de los prodigios? ¿Les llama la atención?
Enlace: http://inthenevernever.blogs..
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