Escrito en 1936 por el salvadoreño Alberto Rivas Bonilla este libro es único en su género. Ya no sabía si seguir riendo o llorar con las aventuras del protagonista Nerón, un perro flaco, sarnoso y con alto sentido de la honorabilidad, el cual para poder comer tiene que soñar. La narración no tiene equivalente, la forma de construir alegorías es asombrosa. Retrata magistralmente ciertos pormenores de una realidad rural poco conocida, mediante el acercamiento a los costumbres, modismos, a los objetos cotidianos y de mas valor, usando como vehículo a Nerón y a su amo Toribio. Me ha encantado.
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