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Todos nos hemos sentido alguna vez como Leah: insuficientes, diferentes, anormales, aisladas. Todos alguna vez sentimos que no encajábamos, ni siquiera en el grupo de personas a los cuales decidimos llamar amigos. Sentirnos desplazados con la llegada de alguien nuevo, o asumir que la vida puede funcionar perfectamente igual sin nosotros. La bendita autoestima baja, destruyéndonos por dentro día tras día: Leah puede ser cualquiera de nosotros, una muchacha con intereses diferentes, que sólo quiere intentar comprender por qué las emociones la afectan de semejante manera. Ella es bisexual, pero la única persona que lo sabe es su madre. Leah no se anima a ‘salir del clóset' frente a sus amigos, y en gran parte es porque está perdidamente enamorada de una de ellas, Abby. Y que Abby sea la novia de Nick, uno de sus mejores amigos, no ayuda para nada. Me encanta el drama adolescente en su plenitud; problemas amorosos, la elección de universidades, las cartas de ingreso, la promoción, las invitaciones; la adrenalina y el torrente de sensaciones que todo ello produce, y el despertar de emociones desconocidas que deben asimilar rápidamente. El miedo a la exposición, a salir heridos de todo ello. ¿Podemos juzgar a Leah por no ser frontal respecto a sus emociones? Claro que no. Todos hemos tenido miedo al qué dirán. Además, tiene millones de problemas en mente: la universidad, mudarse, separarse de los que han sido sus amigos por tanto tiempo para comenzar un nuevo camino; y principalmente, el miedo al olvido. La vida de Leah está marcada por la pérdida de su padre, y eso la afecta en muchos niveles. No es emocionalmente estable y tiende a escapar cada vez que algo la sobrepasa. ¿Y acaso no es la misma reacción que muchos tenemos? Enfrentar nuestros demonios suele ser demasiado complejos para aquellos que no nos sentimos suficiente con lo que somos, por lo cual comprendo a Leah y me reflejo en ella. Además, nos resulta compleja la idea de pensar en un futuro en el cual las cosas no sean como estamos acostumbrados. Por ende, nuestras relaciones se vuelven cada vez más esporádicas y desinteresadas, viviendo detrás de una pantalla, perdiendo el contacto cara a cara y el diálogo, los gestos, la fuerza de la presencia; nos creemos eternos, en un mundo que cambia drásticamente segundo a segundo. ¿Por qué no le di puntaje perfecto? Leah en momentos me exasperaba. Sé que la adolescencia es una montaña rusa de emociones, pero sus desbordes me resultaban innecesarios en algunos puntos. Sin embargo, éso le da verosimilitud a la situación narrativa, aunque me resultara molesta; y a veces solemos ser intolerantes con quienes nos rodean. Principalmente cuando los queremos tanto, porque sabemos que están allí a pesar de todo. ¿Qué me encantó? El plot – twist de Leah enamorada de Abby. En mi caso, cuando leí Yo Soy Simón, pensé de inmediato que Leah odiaba a Abby por ser la novia de Nick. Punto a favor para la autora en no caer en lo obvio y sorprender al lector. Al igual que Yo Soy Simón, me pareció una lectura fresca y necesaria. Jovial, divertida y llena de esos clichés adolescentes que AMAMOS a pesar de hacernos los indiferentes. Si te gustó Simón, necesitás saber qué sucede con el resto de los chicos de la Creekwood High. Enlace: http://situacioncaprichosa.w.. |
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