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Conseguí este libro a través de la actividad Masa Crítica de Babelio, que pone a disposición de los usuarios de su página, previa inscripción, una serie de libros para que lean y reseñen. Reconozco que si hubiera visto este libro en una librería seguramente no me lo habría comprado, porque no es un estilo que me suela atraer, y habría sido una pena. Porque el libro es bueno, muy bueno, aunque no en el sentido comercial al uso. La autora nos muestra en distintas escenas varias personas de lo más variopintas que se encuentran en el típico hotel de vacaciones en la costa; unos de vacaciones, otros trabajando. Unos y otros, relacionados por ser familia, compañeros de trabajo o clientes y empleados, nos muestran escenas interrelacionadas pero de forma inconexa, sin hilo de unión aparente, mostrando que aunque estemos rodeados de personas, la soledad es endémica. Y es que el libro trata de eso, de la soledad más absoluta, la falta de comunicación y el dolor más íntimo que nos lleva a cometer los más terribles actos. El estilo de escritura es muy especial, mezclando sin orden aparente prosa y poesía, en frases cortas, cortantes, sin florituras ni descripciones. Recuerda a las escenas de teatro moderno, tipo performance, los micro-teatros (creo recordar que se llaman así). |
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