Muerte en el Leviatan

Boris Akunin, aunque recurre a la escritura de una novela policiaca en trayecto, y ambientada en una época previa, (finales del siglo XIX) al más puro estilo de los ingleses Agatha Christie y Connan Doyle, incluye aquí algunos giros novedosos, para su época, tras un asesinato acaecido en Francia las pistas conducen a un pasajero del trasatlántico “ Leviatan”, de tal suerte el comisario francés Gauche, se embarca e investiga a un grupo de pasajeros de primera clase, en busca del culpable, todos ellos aparentemente respetables, todos ellos aparentemente sin motivos, pero poco a poco todos van coincidiendo en haber estado en el lugar del crimen en la fecha del mismo, en una escala aparece el diplomático ruso Fandorin, que no es otro mas que un investigador privado, creación y héroe de Akunin, quien se enzarzará en un juego de esgrima mental con el comisario Gauche y el japonés Aono en el descubrimiento del criminal, quien parece tener un cómplice femenino, y que además no estaba interesado, en lo que al principio parecía el móvil, una estatuilla de gran valor, porel contrario el objetivo es un tesoro de un valor casi imposible, mostrado a travez de los ojos del fabuloso y hermoso pájaro Kalavinka, ave fantástica de la tradición budista,
Dentro de la narrativa inicial, algunos de los personajes, van develando parcialmente sus historias personales, pero sobre todo contando anécdotas e historias, medio moralizadoras, medio educativas, pero sobre todo aleccionadoramente importantes para el posterior desarrollo de la historia, ( una muy bien engrasada pistola de Chejov)
El giro en la técnica literaria, ademas del impecable lenguaje, ( creo que en el original debe ser aún más delicioso ), es el hecho de utilizar el punto de vista, en forma de monólogos , de cada uno de los participantes, creando una atmósfera de misterio, que se posa sobre las cabezas de los protagonistas como una densa neblina que oscurece todo y dirige al lector por senderos equívocos, en su intención de desvelar el misterio,
Asi mismo el monstruo maritimo, se dirige imparablemente a su destino en la India, dejando a su paso una estela de crímenes e intrigas, para desvelar finalmente no uno sino múltiples misterios que parecen intrascendentes a lo largo de la narración, pero que dan una enorme fuerza a la novela,
Fandorin...deliciosamente tartamudo
Gauche......dramáticamente astuto
Aono ...........indudablemente hierático samurai japones
Akunin, magnificamente anglo-ruso.