Veinticuatro preciosos capítulos. Una historia triste, y a la vez cálida. Necesaria, porque a veces hace falta que nos recuerden que no todo tiene que quedarse dentro de nosotros mismos. Que hay que aprender a decir adiós, a pedir perdón, a enfrentar nuestros miedos, a abrazar las despedidas para dejar hueco a nuestro alrededor para más bienvenidas ... Y todo esto acompañado de unas ilustraciones que transmiten vida. Precioso cuento de navidad, de invierno, de vida, para la vida. Lo recomiendo con lagrimillas aún tras los ojos.
|