El hombre semen

Una gran lectura que realicé hace tiempo, pero es impactante y muy interesante. La autora lo dejó en un sobre, avisando de que no fuese abierto hasta el verano de 1952, ya que contiene la historia de las mujeres del pueblo de Voix . Y su hija mayor, así lo hizo.

El título elegido por la autora para su obra, es tremendamente directo sin dejar la menor duda del género del que se habla, título nada ambiguo, conciso, breve y absolutamente telegráfico.

Me acerco al contexto de la historia de la novela para señalar una guerra, otra más, todas son iguales, y en su particularidad, distintas.

Esta guerra tendrá un motivo para comenzar, todas lo tienen, todas lo portan como escudo añadido a su bandera.
Todas lo libran partiendo de algo fútil, para ir trascendiendo a una madeja enmarañada y gigante que no lo tiene.

En esta ocasión, contra Luis Napoleón Bonaparte en febrero de1852, tras haber perpetrado un golpe de estado contra la república francesa, la revolución, la constitución y su pueblo.

Un pueblo que no quiso inhibirse, que se revolvió y reveló contra la afrenta del que será, Napoleón III.
El pueblo eligió como símbolo el humilde y perfumado tomillo, el rey la bandera.

El libro señala un pueblo concreto en la Provenza francesa, su historia será perseguida para ser contada por Violette, hija de un alcalde constitucionalista que apoyó la revolución y que el destino fichó de inmediato para encabezar la mórbida lista de los que iban a morir primero.

Pasado el tiempo las mujeres y los niños quedaron como únicos pobladores de las ciudades, pueblos y aldeas.

Todo espacio habitable en su orden urbano de calles, plazas, iglesias, mercados y domicilios fueron poco a poco quedando como desiertos sin hombres. ¿Qué les ocurre a las mujeres enfrentadas a semejante coyuntura?

Las mujeres que carecían de certezas respecto a si sus hombres volverían o no, vivían y persistían en su vivir cotidiano sin hombres.

La mujeres sin sus hombres llegaban a percibir en el viento del Mistral cuando sonaba, que les traía el olor de sus cuerpos, pero solo era nostalgia y deseos arrebatados a la cordura y el pudor, porque el mistral solo traía mistral.

La vida, para ellas iba atropelladamente quedando muda de la voz de sus hombres, indecentemente muda del jaleo de los hombres, del lío hermoso de la vida del todos juntos.

En este pueblo de vencidos, ya antes de que la guerra hubiera repartido los títulos de perdedores y vencedores, la contienda había difuminado las potentes huellas de sus hombres.

Las de las mujeres, que solo soñaban con volar hacia sus esposos, novios, hijos o hermanos, no corrieron mejor suerte, se hicieron volátiles y evanescentes, que era otra forma de ir desapareciendo de su corporalidad.

En el pueblo las mujeres solas, las mujeres sin hombres, estrictamente sin ellos, pretenden sin conseguirlo, amagar, ensordecer, empequeñecer hasta hacerlo desaparecer como polvo en el camino, el terror que sienten con solo pensar que sus hombres no volverán, para hacerlas nacer mujeres cada día al despertar.

Las mujeres sin hombres se pierden en un gris oscuro y una noche negra ciega de astros.

Se hacen preguntan estas mujeres, se dan respuestas, quieren soñar y lo hacen con dificultad entrecortada.

Piensan que puede llegar un hombre y que lo reparten entre ellas a partes iguales, a la manera que se trocean y se reparten las raciones de una dulcísima tarta.

Atienden al placer carnal que les podría regalar esa presencia viril , sueñan con su fuerza estrechándolas hasta anunciarse un tic-tac del corazón desbocado y a punto de extinguirse en su propio fuego.

Y el hombre llega un día, el que ha sido tan soñado tan presentido, tan violentamente deseado, el hombre aparece como una figuración por determinar, el hombre se va haciendo carne con huesos cuando la lejanía se va perdiendo.

El hombre solo se puede transformar para las mujeres solas en todos los hombres, el hombre despierta las miradas y las dirigen a él.

La principal función de este hombre será la de engendrar hijos en el vientre de cada una de ellas. Este varón es plenamente consciente de la función que ha de desempeñar, será el semental de esta lista de mujeres.

la guerra termina, otros hombres regresan. Los hombres que irán llegando cubren con sus pisadas los caminos, los tapizan de olor y fuerza y anidan el final del crepúsculo de las mujeres sin hombres.

Marine Francen , dirigió una película titulada “La mujer que sabía leer” basándose en este libro, yo la he visto y es buena.
Por analogía se podría visionar también otra gran película cuyo título es “El seductor.

Para que la noche no se quede noche sola, hay que convocar al amor.

Hoy, viendo algunas publicaciones, me ha llamado la atención el título de este libro, he clicado encima y me he leído las reseñas de Rafa Pérez y Marenpergamino (en una red de lectores parecida a ésta). Enseguida he decidido que quería leerlo, lo he buscado y he empezado la lectura.

No he parado hasta terminarlo, es demasiado corto y sabe a poco. He hecho una segunda lectura, más calmada, mas íntima, saboreando cada palabra, cada matiz... Me he quedado con ganas de más pero más satisfecha.

Confieso que he elegido el libro por el título, me ha llamado poderosamente la atención y he querido saber más. Hay una cita de Haruki Murakami que dice así: " Si sólo lees los libros que está leyendo todo el mundo, sólo podrás pensar como lo hace todo el mundo".

Nunca deseches una lectura por el título o por una mala crítica, si tienes que hacerlo, que sea porque has empezado a leer y no te gusta y aún así, no estaría mal darle una oportunidad. A lo largo de mi vida se pueden contar con los dedos de una mano los libros que he abandonado sin terminar de leerlos, muchos otros los he terminado por no dejarlos de lado, aunque no me convencieran, pero no me arrepiento de haberles dedicado mi tiempo, de cada lectura se saca algo bueno.

Considero este libro altamente recomendable, te va a ocupar una media hora y será un tiempo bien aprovechado. No te he contado nada del argumento para dejarte con la intriga, para que lo busques y lo leas, tan segura estoy de que te va a gustar.

¡Feliz lectura!

Reseña escrita en agosto de 2021

Imagina que hubo un pueblo que se quedó sin hombres. Sea cuales sean los detalles de la desaparición de cada uno; imagina que la razón es por otra guerra absurda. Imagina que hubo una mujer que se quedó sin casar, otra sin hijos, otra sin conocer la maternidad, otra sin saborear jamás el sexo o el amor, todas sin hombres. Si vuelves a leer el título, puedes entonces imaginar que pasará en este pueblo con la aparición de un solo varón. Ahora imagina que todo eso sucedió de verdad en la Provenza,Francia a finales del siglo XIX y principios del XX.

Cortito, pero contundente, difícil y genial.
Basado en hechos reales, su escritora pidió en su testamento no abrir el manuscrito hasta una fecha determinada (todo esto debes leerlo por tu cuenta y hallarás el por qué) y así sucedió de manos de una de sus hijas.

Pero lo mejor de todo es que esta desconocida escritora (me atrevo a concederle el título) tiene una prosa maravillosa. Es una pena que solo se tenga esta cortita novela-testimonio (género que respeto mucho) de ella. Pena que se supo de su existencia muchos años después de su muerte, porque creo que nos perdimos a una señora que se le daba bien el arte de escribir. Hay párrafos para releer de tanta exquisitez.

Me quedé con ganas de más, ha dejado la escritora a nuestro "juicio" (si es que juicio es una palabra permisiva una vez leído este libro que va contra todo prejuicio) y a nuestra imaginación, con cuanta de una misma semilla se quedaron estas mujeres, la magnitud, el hasta donde, el hasta cuando, el hasta quien...habría sido genial saber la continuidad, pero sobre todo saberla de la mano de la misma prosa.

Lo he disfrutado mucho y lo recomiendo.

Cuando me obligaron a leer este libro lo único que rogué, amén de que el altísimo nos asistiera, es que la cosa no salpicara.

Con semejante título, lo lógico es que me aparte y cuanto menos, esperar un contenido frívolo.

Sobre esto último, en la Francia de Balzac, Hugo, Dumas y compañía...tal vez así lo pensaran los más eruditos que, en todo caso, no tuvieron la ocasión de juzgarlo, pues la autora solicitó que se publicara 50 años después de su muerte, vaya usted a saber la razón.

Asumo el riesgo de despejar dudas, pues lo que estoy seguro que nadie se atreve a intuir es que la prosa de esta desconocida Violette Ailhaud, está a la altura de sus contemporáneos anteriormente citados, incluso diría, mejor que primero y tercero.
Es más. En un doble o nada de mi osadía, me asombra verla tan cercana a la profundidad y desgarro de don Víctor Hugo.

La "frivolidad" producto sólo de mi imaginación e intuición versa sobre el enfoque que da la escritora a la ausencia del hombre en los pueblos durante la guerra. Ni sostento, ni protección, ni compañía.
Deseo y vientres vacíos. Que en el siglo XIX, era pecado original donde solo la mujer era declarada culpable.

Lo que sí rogaría a grandes literatos como Maxwell, la James de Grey, o creadores de títulos como átame, siempre tuya, deséame o métemela por la oreja ( este último sale en Navidad) es que leyeran el erotismo de Ailhaud y fueran conscientes de la enorme distancia que les separa. Simplemente embriaga y envenena sin sordidez, con la elegancia de la palabra bella y cristalina.

Me faltaron páginas, el relato es corto, y a poco de comenzar, verbo, conjugación, matices y suspiros me tenían subyugado. ¡Átame! ¡Cuéntame lo que quieras! ¡¡Susúrrame por la oreja!! Esos fueron mis esdrújulos aullidos ante la percepción sensorial de su divina escritura.

Que nadie se llame a engaño, no es un cuento erótico festivo, es un texto intimista, de ausencia, de espera y...el resto lo tendrás que descubrir tú.

Pues verás tú, no me puedo extender, para no correr el riesgo de hacer la reseña más larga que lo reseñado y para no cometer el error de estropearte la cita con este libro.
Maldita sea, alguien debió haberle dicho a Violette Alhiaud que era una sublime prosista. Que lastima lo que se ha perdido la humanidad. Hay párrafos que leer y releer para darse el gustazo y disfrutar de lo bello que suena...
Es que, es que... no te pierdas esta lectura, es que, es muy cortita pero está bordada.