La tumba

Hay pocas obras que marcan un punto y a parte en el mundo de la literatura: En estados unidos Poe fue un hito que renovó el romanticismo oscuro; Góngora alteró el curso de la poesía española barroca; Flaubert dio apertura al realismo en Francia; y José Agustín se convirtió en el adalid de "la literatura de la onda" en México.
Esta última corriente es una ruptura cultural pues, a diferencia de lo que se había escrito previamente con Rulfo (novela de la tierra y postrevolución), Yañez (la revolución narrativa en "al filo del agua"), o Fuentes (la temática urbana de los años cincuenta para atrás); José Agustín encuentra una manera de retratar a la sociedad joven influenciada por la modernidad sesentera, donde no sólo la influencia de idiomas extranjeros "modernizan" las expresiones de las personas más jóvenes, sino que también la moral adquiere nuevas percepciones: si en otras novelas el aborto y la infertilidad se veía como algo malo o un castigo, dentro de esta obra se ve como una especie de milagro: ya no estamos ante ese pueblo más católico que el Papa, sino ante una juventud que pide a gritos una revolución cultural que le permita ser diferente.
Gabriel Guía, si bien es un personaje muy estereotipado, la verdad es que también es un reflejo de una sociedad joven en crisis. Él no es el hijo de un cacique que puede obrar como se le de la gana; tampoco es un obrero que pasa por las penurias de la vida; es un joven que, a pesar de venir de la más alta aristocracia, su crisis existencial lo lleva a buscar un sentido de la vida en el hedonismo, hedonismo que lo termina asfixiando hasta el punto de no poder seguir con su vida, irónicamente, su apellido es todo lo contrario: deja de ser un "guía" a seguir; se convierte una "guía" a no seguir, pues es el claro ejemplo de que entre la libertad y el libertinaje hay una gran frontera de límites.
"La tumba" es una novela de corte existencialista que trata de abordar el tema europeo que puso en boga el filósofo Jean-Paul Sartre, desde la crisis de vivir, pasando por el reconocimiento externo que valide nuestra existencia, hasta llegar a ese modo de actuar con tendencias comunistas (Dora es el mayor ejemplo de esto). Gabriel Guía es, por decirlo así, la consecuencia de no saber a qué atenerse en la vida, razón por la cual muchos profesores siguen incluyendo la obra dentro de las lecturas obligatorias a nivel medio-superior.

Obra recomendable para chicos, pero siempre y cuando tengan una buena guía a mano y un profesor o profesora con el valor de abarcar temas como el suicidio, el comunismo o el existencialismo sin ningún atisbo de miedo y/o tabú.

Sí hay algo que caracteriza a este autor son sus finales, he leído ya algunas obras de él y me han gustado bastante por que no te esperas ese final, es parte de los grandes puntos que le doy a su narrativa. La novela se publicó en 1961 cuando tenía 17 años y es de sus novelas más conocidas, no solo por el final sorprendente, si no también por su lenguaje coloquial, con expresiones más “de chavos” y que deja de lado las descripciones extensas para abrirle paso a los diálogos. Esto último hace que la lectura sea bastante ligera y rápida, incluso hasta divertida por las expresiones que de pronto utilizan los personajes. Este libro se encuentra plagado de referencias musicales (resaltando principalmente el Rock & Roll), literarias y filosóficas, se pueden observar no solo en los pensamientos del protagonista, si no en los lugares que visita y las personas que conoce.

Todo se desarrolla en la Ciudad de México, lo que creo propicia a que el lenguaje sea más casual y los personajes tengan más cosas en que pensar. Llega un punto en la lectura en donde te identificas brevemente con el protagonista, ya que todos nos hemos cuestionado la existencia en algún momento de nuestras vidas, el qué hacer, el a dónde ir, el qué sentido tiene todo. En Gabriel encontramos varios conflictos típicos de un joven que aun está buscando su lugar en la sociedad y que además tiene que ir analizando su propia vida al verse envuelto en ciertas situaciones que solo incrementan su temor o su confusión. Los personajes de José Agustín son bastante tangibles, no solo por como se expresan, si no por las situaciones que viven y que son situaciones nosotros seguimos viviendo. Aun sigo intrigada por el título del libro, tengo una leve idea de lo que podría significar, pero no he tenido a nadie con quien conversar para ver si tengo razón o no, el caso es que cuando terminas el libro puedes empezar a divagar en el significado del nombre y eso te lleva a más sorpresas.
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