La piedra caída del paraíso

Un camino en espiral
El descubrimiento de los cadáveres de dos aparentes monjes revolucionará a la policía de Tarrasa. ¿Quiénes son? ¿Por qué uno de ellos llevaba una cruz occitana? Es por ello por lo que el inspector Font y el intendente Martí acuden al profesor Llull, uno de los mayores expertos en catarismo, involucrando tras él a más personas de las que querrían. Por su parte, Onofre Vila, un anciano cuya fortuna es de origen más o menos desconocido, al enterarse del caso, toma una determinación en la que involucra a su nieto Sergi: tiene que desentrañar los secretos de la piedra del paraíso.
Como vemos, la novela comienza con un crimen, sí, así que pronto nos situamos como lectores en la coordenada de la novela de investigación, una investigación que se va desarrollando con cierta soltura ya que tanto Font como Martí tienen claro qué teclas tienen que ir tocando, aunque estas no sean productivas. Sin embargo, como mencionábamos más arriba, la narración tiene líneas argumentales, la parte más histórica comienza su movimiento también con dicha muerte y es a través del relato que hace Onofre Vila a su nieto Sergi mediante el cual descubrimos que la historia tiene que ver con los cátaros y con un objeto místico de esa sociedad: la piedra del paraíso.
Así, situadas las dos tramas lo primero que me llamó la atención como lectora, es que, frente a otras novelas del género donde no se sabe si el objeto existe o si sus propiedades son reales, aquí desde el minuto uno lo conocemos. La clave es otra, lo que hay que buscar es algo muy diferente.
A medida que avanzan ambas investigaciones pronto vemos su conexión y la confluencia entre ambas. No se unirán por los personajes, sino por la relación que tienen estos entre ellos, y tampoco se unirán porque se tropiecen en sus caminos, sino en las consecuencia de los actos de unos y otros. de este modo parece que estamos leyendo dos historias que suceden a la vez, que casi son independientes, pero que siempre tienen un hilo que las conecta.
Creo que justo debido a esto, ha habido momentos en los que la narración se me ha hecho un poco más cuesta arriba. La parte histórica me suele gustar en todas las novelas, pero es cierto que en este a lo mejor he notado quizá cierta sobreexposición. Desde luego, el autor se ha documentado muchísimo para hacerla la novela y se le reconoce, pero en mi particular exponer tanta información, que no es relevante para la trama, pero que satisface el gusto por la curiosidad, me ralentiza la lectura y me desengancha.
El chico bueno y el chico malo
Pero, ¿qué es el catarismo? No es necesario para poder seguir la historia, pero creo que cuando lo sabes entiendes todo un poquito mejor. Para que nos situemos y para quien no lo sepa, el catarismo es una doctrina religiosa en la que se cree en la dualidad de la creación (Dios-Satanás) y se considera que el mundo material es obra del maligno, por lo que debemos renunciar a él y aspirar a la salvación.
Esta idea la encontraremos, bajo mi punto de vista a lo largo de toda la novela, ya en un principio al tener dos tramas que se desarrollan en paralelo, claro. Sin embargo, donde más acusaremos esta idea será entre la oposición de personajes, ya sean estos individuales o grupos. Así la trama se desarrolla como una batalla entre aquellos que podemos considerar malos y los que nos parecen que son buenos hasta el final de la misma obra.
El epítome de esa batalla, o mejor el ejemplo más claro, lo encontramos con dos personajes que me han gustado por motivos distintos: Mario Luna y Sergi Vila. Sin ahondar, el primero es un ladrón de arte medieval, como dice la sinopsis, el segundo es nieto heredero del imperio Vila. Uno envuelto en la investigación policial otro en la investigación histórica, estará en manos del lector el someterlos al juicio cátaro y lo más curioso es que el lector lo hace sin darse cuenta.
Una reliquia que merece la pena
No puedo decir que la novela no me haya gustado, sobre todo en su primera parte y parte del final, pero debo reconocer que me hubiera costado un poco leerla sola. Los capítulos son muy largos y cuando hay acción (y con eso me refiero a movimiento de personajes) más o menos no se eternizan, sin embargo, cuando lo que encontramos es la explicación de la historia cátara no ves el final. Pero como decía más arriba, eso me ha pasado a mí y hay compañeras de lectura que lo han disfrutado un montón.
Por otra parte, me han gustado los personajes, exceptuando a los femeninos que se han dejado un poquito de adorno…, y he comprendido muy bien sus actuaciones, sobre todo si pensamos en la clave bueno-malo, sin embargo el final me ha dejado un poco fría. No se me ha terminado de ajustar al tono que se estaba llevando en la novela.
Entonces, ¿la recomiendo? Sí, sabiendo a lo que vas, que es una novela con un alto contenido de estudio histórico con una investigación policial muy bien llevada. Espero que en ese caso os animéis.

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