Nada causa mayor temor o angustia que no saber.
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Nada causa mayor temor o angustia que no saber.
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Los discapacitados debemos pedir disculpas por existir y, por lo tanto, estamos más obligados que los demás a decir siempre "thank you" cuando una persona tiene una atención con nosotros
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Tendemos instintivamente a ver a los discapacitados como víctimas fáciles de malos tratos porque les resulta difícil o imposible reaccionar. En ocasiones es verdad, pero no siempre: los discapacitados son seres humanos.
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El estereotipo de la «tiranía del minusválido» no se corresponde con la realidad: ni todos los minusválidos son tiranos, ni todos los «válidos» no lo son. Pero tampoco es verdad lo contrario, es decir, no todos los minusválidos son buenos e inofensivos.
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Para mejorar la vida de los discapacitados, y la de nosotros, los «capacitados», y vivir juntos afrontando las dificultades —suyas y nuestras—, ante todo debemos conocernos y aprender a aceptarnos. Buenos y malos, sanos y enfermos, inteligentes y no inteligentes.
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La enfermedad no nos había destrozado la vida [...] Era como un dique que nos hubiera forzado a desviarnos bruscamente del camino, antes cómodo y sin obstáculos. La esperanza y las ganas de vivir no nos habían abandonado.
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De la misma manera que no podemos volar, George no podría caminar, lo cual no le impediría disfrutar de la vida de otra forma [...] En la vida hay algo más que volar, y quizá también que caminar. Encontraríamos ese algo más.
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Para mí, «nacionalidad» es una palabra, una etiqueta, pero no tiene el poder de conseguir que una persona se sienta, piense o se comporte de un modo y no de otro.
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Los padres más entregados también necesitan tiempo para sí mismos, para mimarse y sentirse libres, para vivir al menos un poco su propia vida.
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No podemos volar, pero hay muchas otras cosas a nuestro alrededor de las que podemos disfrutar.
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¿Quién mata al elfo Dobby?