Fin de temporada

En la entrevista que realizaron a Ignacio Martínez Pisón en el programa Pagina Dos, contaba el origen de esta novela, una historia que le contaron en un camping de una madre y su hijo que habían llegado a un camping después de que ella perdiera a su pareja en un accidente de coche cuando iban a aparcar. Hasta ahí sabían de la historia. El resto lo ha puesto la imaginación del autor en esta conmovedora historia de una madre y su hijo que se quieren pero andan algo perdidos por la vida.

Se recogen en Fin de temporada los temas que aborda habitualmente en sus novelas Ignacio Martínez de Pisón, como las elaciones familiares, la pérdida del padre (aquí ni siquiera llegó a conocerlo), la búsqueda de la identidad y todo ello ambientado en la España de la transición democrática.
La novela está ambientada fundamentalmente en un camping. Nada que ver los campings de aquella época con los lujosos establecimientos que hoy quedan. Poco más que una cafetería, las duchas y los servicios. Pero que eran el lugar favorito por su precio de muchas familias españolas y la primera escapada de vacaciones lejos de los padres de muchos jóvenes.
Allí es donde va desarrollándose la compleja relación entre Rosa e Ivan. Una relación posesiva por parte de la madre que se niega a que su hijo crezca y se vaya, lo que no deja de ser una relación cada vez más tóxica.

Al mismo tiempo, Iván no deja de buscar esa identidad que le falta, un pasado familiar que vaya más allá de su madre, privado por su huida de abuelos primos o cualquier otro rastro de familia. Unas raíces, pertenecer a algún sitio, algo que en el camping, en un lugar sin más historia que el de las recientes centrales nucleares no puede encontrar.
Algo que precisamente está en la ciudad de origen de su madre y de su padre: Plasencia, un lugar cargado de historia y de relaciones entre los habitantes del lugar.

Tal cual lo estoy contando, parece una historia de dos personajes, cuando en realidad hay un tercer personaje muy importante para la historia y para el tema de las relaciones entre ellos: Mabel, la mujer que llegó al camping y se convirtió en la socia y amiga de Rosa.



OPINIÓN PERSONAL

Tal cual os he contado de qué va la novela, parece una historia un tanto anodina. Es sin embargo una de las mejores novelas que han pasado por mis manos, aunque lo correcto sería decir por mis oídos, porque es una historia que he “leído” en Audible, la nueva aplicación de Amazon.
Una historia de relaciones personales, de pérdidas, de renuncias, de paisajes, de amores perdidos, que me ha encantado. Porque lo importante es la evolución de los personajes, esos secretos que como lector presientes de antemano pero que son el motor que lleva a Iván a rebuscar lo que le falta de su pasado, a intentar descubrir esos secretos que la madre le oculta y que le han llevado a abandonar a todos aquellos amigos o familiares que pudieran dar testimonio de su pasado.

Un retrato de una época de España en la que estaba saliendo de una dictadura, en la que la moral, las relaciones sexuales, el aborto y tantas otras cosas estaban cambiando.
Una época que es la época de mis recuerdos de juventud. Tal vez por eso me gusten tanto las novelas de este autor que, aunque su punto de origen no es el mío, no es Madrid, si que comparte muchas experiencias comunes. Normal, puesto que solo le saco un par de años.
Pocos autores como él para retratar un mundo de personajes reales y mostrarnos a través de sus ojos, aquella España de la transición a través de sus novelas.
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Fin de temporada (2020) es una linda novela qua abarca un tema recurrente en el autor : la familia y en el periodo de la Transición española. Es un texto sobre los lazos familiares fuertes, los secretos. Es una novela muy realista que llega al alma porque el lenguaje está muy trabajado y suena verídico y realista. El título « Fin de temporada » se refiere al camping, que es otro personaje del libro, en la provincia de Terragona, último refugio de los dos protagonistas : Rosa la madre e Yván, su hijo sobreprotegido. El fin de la temporada en el camping, es un paisaje desolador cuando todo se cierra porque todos se van, además que este camping está rodeado por 3 centrales nucleares de las cuales una está en pleno desmantelamiento.

Según Martínez de Pisón esta historia es real y le fue contada por un amigo extremeño en un bar. El sólo cambió los lugares y armó su propia ficción a partir de esta trama.

Rosa tuvo a Yván a los 17 años cuando quedó embarazada de Juan que tenía 20 y cursaba estudios de derecho. Juan pensaba que era una locura tener un crío cuando aún no habían empezado a vivir. La pareja partirá a Portugal para que Rosa pueda abortar, pero tendrán un accidente de coche y Juan morirá.

Rosa decidirá tener su crío, pero para ello tendrá que dejar familia y pueblo y llevar una vida errante para ocultar su estado de madre soltera : Bilbao, Logroño, Gijón, Torrelavega, Jaca…siempre huyendo antes de que salga a la luz su condición de madre soltera. Hasta los 30 años de Rosa y los 13 de Yván cuando se hacen cargo de un camping en la Costa Dorada donde no les irá del todo mal. A ellos se agregará Mabel, una mujer que ha sufrido mal trato y que cree llegar a un remanso de paz.

La relación entre la madre y el hijo es anormal, es hasta tóxica porque están demasiado dependientes psíquicamente el uno del otro. Rosa no ha superado la pérdida de su primer amor, Juan, e Yván a los 18 es un retrato del padre.

El problema es que Rosa nunca le ha dado explicaciones sobre las circustancias que los hacen vagar de un lado a otro. Y cuando la familia de Juan lo busca a la muerte del abuelo, para la parte de herencia que le corresponde, Yván descubrirá todo y no lo aceptará. Tratará de vivir un amor juvenil con una francesa, pero Rosa vive mal la separación.

El drama llega a un clímax increíble y las opciones son duras para todos los protagonistas. El tema está magistralmente tratado con la acción y con el lenguaje.

El peso del pasado en esta novela es primordial, los secretos por muy bien guardados que estén pueden surgir de manera avasalladora.
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A finales de los años 70, Juan y Rosa, una pareja de novios casi adolescentes, viajan a Portugal a una clínica abortista. Sufren un accidente de tráfico y Juan muere. Saltamos a los años 90, Rosa, casi en la cuarentena, es dueña de un camping en Tarragona, donde vive con Mabel, su amiga y socia e Iván, su hijo de 19 años. Desde que Iván nació han vivido en diferentes lugares, siempre juntos, siempre solos, porque Rosa cortó de raíz con su entorno familiar. de pronto Ivan recoge una carta del abogado de la familia de su padre. Viaja al pueblo al que su madre nunca volvió; se entera de algunas cosas que alteran las vidas de madre e hijo. Iván es incapaz de perdonar y se llena de resentimiento. La historia termina cómo empezó: madre e hijo solos, los dos liados en una maraña de silencios y secretos que expulsa a los demás. La actitud de Rosa no me ha gustado aunque se puede entender; la de Iván no la he entendido desde el principio y, sobre todo al final, me ha enfadado. Había leído algunas opiniones que me habían creado otras expectativas.

La relación entre Rosa e Iván, madre e hijo, siempre fue muy especial: sólo se tenían el uno al otro y con eso era más que suficiente. Ahora, en plena adolescencia, Iván ha comenzado a hacerse preguntas sobre su pasado: ¿Quién era su padre realmente? ¿Por qué nunca ha conocido a nadie más de su familia? ¿Qué le oculta su madre y qué le llevó a abandonar a todos aquellos amigos o familiares que pudieran dar testimonio de su pasado?

La búsqueda de respuestas, de esa identidad que nota que le falta y de un pasado familiar que vaya más allá de su madre, es el ‘leitmotiv' de esta historia. Así, poco a poco, el camping que regentan madre e hijo, junto con Mabel, la socia de ésta, el lugar en el que más tiempo han permanecido, comienza a asfixiarle y buscará las respuestas en Palencia, la ciudad de origen de su madre y de su padre.

Según avanza la novela, la evolución de los personajes crece en calidad, profundidad y dramatismo. La idílica relación madre-hijo -un poco tóxica por parte de una madre que no quiere asumir que su hijo está creciendo y merece elegir el camino que seguirá su vida- se irá enturbiando. Porque, al final, la verdad se traduce en conocimiento y conocer lo que se le había ocultado hará que nada vuelva a ser como antes.
No voy a negar que es una novela que engancha desde los primeros capítulos porque tiene todos los ingredientes para funcionar -la compleja relación madre-hijo con sus altibajos, la pérdida del padre, la búsqueda de la identidad y las raíces, así como su ambientación en la España de la transición democrática-, pero que, a mi parecer, va perdiendo algo de fuelle hacia la segunda mitad y que queda algo ‘inconclusa', quizá con un final demasiado rápido, cuya conclusión que cierra la trama resulta un tanto precipitada.
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Me ha dejado un poso muy desagradable, la historia está narrada de forma impecable pero hay muchos huecos que el autor deja de la mano del lector y eso me ha sacado constantemente de la historia.
Hasta dónde los secretos de una madre tienen que ser compartidos por los hijos? Dónde termina tu privacidad como madre y comienza el derecho de tus hijos a conocer tu pasado? al principio me hice éstas preguntas pero he llegado a la conclusión de que tan solo era una relación materno- filial enfermiza.