«[...] También yo clamaría en el desorden en que hemos de sobrevivir. Cuando lo normal es la transformación y mi espíritu quiere lo permanente [...]» Este poemario es todo un acto revolucionario. En él, Pilar Adón se rebela contra los dictados, las obligaciones y las órdenes que hay que asumir en momentos concretos de la vida, como el de ser hija o madre en este caso. Los poemas que encontramos cuestionan la maternidad, la responsabilidad, la soledad o el amor, tanto el propio como el que damos y recibimos de los demás. La posición desde la que Adón plantea todo su entorno vital y familiar y la valentía con la que cuestiona sus propios actos y pensamientos me parecen increíbles. Podrían interpretarse como un acto de egoísmo si se quisiera, como consecuencia de todos los estereotipos en torno a los roles de género que tenemos asumidos. Pero, ¿qué o quién nos prepara en la vida para asumir ciertos cuidados o responsabilidades cuando realmente no es lo que se quiere? Me ha parecido una lectura muy llamativa y diferente por la forma en que se plantean todas estas cuestiones. El lenguaje de lo cotidiano construye una escena triste y desoladora desde la que solo es posible contemplar el transcurso de la vida. |